30 - Capítulo Treinta.

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El tiempo siempre es algo extraño para los humanos. Cuando una persona espera con impaciencia algo, más tarda en llegar. Y cuando se espera que algo demore, pasa en un abrir y cerrar de ojos. También existían esas otras ocasiones en las que verdaderamente no pasaba nada. Y aquellas, en las que pasaba de todo.

En pocas palabras, el tiempo hace lo que se le da la gana.

Y en ese momento, estaba haciendo estragos en los exorcistas.

Allen dijo: tienen veinte minutos; a esas sombras que se manifestaron de manera extraña luego de la muerte de Emilia. Para después desaparecer sin dejar rastro.

Literalmente la tierra se la había tragado.

Los dos generales, Bookman, los exorcistas y los Noé estaban peleando cada uno por su cuenta para escapar del caos que estaban causando.

Con dificultad, Kanda intentó ir hasta el lugar en donde vio por última vez a esa mujer, pero no llegó muy lejos cuando la Inocencia que era manipulada por una de esas sombras se interpuso en su camino, levantando la tierra y mandándolo bastante lejos del lugar.

Lo complicado del asunto para todos los exorcistas, era que, al ser Inocencia lo que era manipulado por esos entes, sus ataques y fuerzas no eran muy efectivos. Sumado el hecho de que además de estar usando Inocencia, se estaban valiendo de otra clase de fuerza y energía que no era rival para nadie.

Las criaturas gigantes intentaron atacar, pero de inmediato fueron desmembrados por las columnas de Inocencia y desaparecieron en la nada. Cada uno de los presentes estaba bastante abrumado por su parte, mientras que su llanto tétrico se seguía escuchando como un eco de la muerte por todos lados. Repitiendo las mismas cosas:

"El Ancla se ha roto"

"Lo siento"

"Es culpa de ellos"

"Acábenlos"

"Allen"

"Emilia"

"Lo siento"

"Allen"

"Emilia"

"Allen"

"Todo es culpa de esta cosa maldita"

Con chillidos y gritos espeluznantes que no dejaban escapar a nadie. Moviendo la Inocencia que le quitaron a Tiedoll y a Cross, más la de Allen como si fuera ella misma. Dándole forma, expandiéndola, aplastando e incendiando todo lo que estaba a su paso.

Los veinte minutos más horribles y largos para todos.

Sobre todo, para Tyki Mikk. El sujeto era por lejos el más asediado. El Conde y los demás Noé intentaban llegar hasta él, pero les era imposible dar dos pasos sin que esas sombras se interpusieran en su camino, con llamas mortales que tomaban diferentes formas para mantenerlos a raya.

Las cosas no eran muy diferentes para nadie; los dos generales estaban usando sus ataques más poderosos, mas no era suficiente en lo absoluto. Sin embargo, era uno de ellos en el que las sombras estaban más concentradas. Y el otro trataba la manera de proteger a sus alumnos y procurar que Bookman tuviera un respaldo más sólido.

La defensa de María no estaba funcionando. La barrera que tenía alrededor de su amo era fácilmente atravesada por las sombras; haciéndole daño a Cross pese a que se estaba valiendo de hechizos que no necesitaban de su vínculo con la Inocencia para funcionar. Eso parecía ser lo que más las enfurecía y hacía que estuvieran concentradas en él con ahínco.

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