¿Mentiras?
Abril, 07
Ámbar.
Salgo de la sala de juntas junto de los cinco hombres que me acompañaban y Maya. El proyecto está avanzando mejor de lo que esperaba y el convenio con los Jones y Davis mejora mucho más las cosas. Manteniendo una charla agradable me encamino con todos hacia el ascensor del piso, únicamente por cordialidad y amabilidad.
Miro el reloj en mi muñeca; 10:30 Am. Aprieto en mis manos la carpeta que sostengo, cuando al llegar al lobby el ascensor privado abre sus puertas para darles paso a Damián y Hansel que callan al vernos.
Salen del elevador saludando a todos con apretones de manos y evitando directamente alargar los respectivos saludos. Los socios abordan el ascensor prometiendo mantenerse en contacto a lo que asiento amable, hasta que las puertas se cierran y apretando los labios volteo a mirar a Damián.
—Tu hija me atrasó.— se excusa liberándose de las represalias, antes de pasarme por un lado para dirigirse a la oficina.
Hansel me mira y sonríe con los labios pegados, haciéndome fruncir el ceño cuando el gesto no dura mucho.
—Después de pasar días sin verse las personas educadas y amables saludan con un abrazo.— me dice abriendo los brazos, que bofeteo con molestia.
—Y tú deja de decirle a Mía que fueron mafiosos.— reclamo en un susurro lo que con la prisa de su viaje no pude reclamar antes.
Se ríe divertido pasando un brazo por mis hombros para insitarme a caminar.
—¿Te dijo que quería ser mafiosa?— pregunta como sí fuera una gran azaña.
Resoplo poniendo los ojos en blanco antes de apurar el paso y dejarlo atrás. Su risa resuena a mis espaldas y luego con un par de pasos vuelve a alcanzarme.
—No te enojes, supermodelo,— besa mi sien volviendo a abrazar mis hombros— Sólo los preparo para qué al entenderla, la noticia no impacte tanto.— resuelve y frunzo las cejas.
—Es una súper idea.— corto con sarcasmo.
Él vuelve a reír, pero sorpresivamente, no vuelve a decir nada en lo que nos queda de camino.
—¿Qué es esto?— pregunta el rubio hacia a mí cuando nos ve entrar.
Me acerco al escritorio y Hansel se sienta en una de las sillas frente a este, mientras que Damián me muestra una tarjeta, sentado desde el otro lado.
Frunzo los labios tomando lo que tiene entre las manos para dejarla junto al resto.
—Son las invitaciones.— contesto tranquila tratando de recoger todo el material regado sobre el cristal. — Aún no están terminadas pero al acabar la semana lo estarán.
—¿Invitaciones?— indaga y hundo las cejas cuando su duda parece ser genuina.
Me molesto; esta reacción sólo demuestra que en serio ha estado ignorando todo lo que le he dicho.
—Las malditas invitaciones del aniversario de la empresa.— le recuerdo con molestia, terminando de juntar las tarjetas que regreso a la caja de mala manera.— La celebración que me pediste organizar y de la que llevo semanas dándote razón.
Recordando nuevamente de que le estoy hablando abre los ojos y la boca para luego pestañear varias veces y recortarse del espaldar de la silla.
—Claro.— murmura bajando la vista a las invitaciones.
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Mil razones
De TodoEra imposible escapar de la bestia, era imposible amar a la bestia; todo esto ella lo rectificó. Cayó en sus agarras y amó estar allí, pero las mentiras dañan, hieren y destrozan. Las mentiras y traiciones hicieron de las paredes sólidas de su amor...