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Cadenas, libertad.


Ámbar.

—No es alarmante.—habla Street entrando a la habitación y por su tranquilidad y tono, sé que ha visto y escuchando lo suficiente. Respiro contra su rostro y beso su frente antes de separarme y abrir los ojos. Me limpio la cara y vuelvo al médico.—Acaba de salir de una radioterapia, su cerebro y él mismo están vulnerables...

—Está confundiendo el tiempo—susurro con la voz aterciopelada.

Aprieta los labios con empatía y asiente.

—Cuando descanse estará mejor, estos episodios no duran mucho.—me limpio la cara y asiento intentando convencerme a mí misma.—Y usted no debería estar aquí.—concilia con una sonrisa y vuelvo a asentir.

—Lo siento.—intento irme pero me toma el brazo buscando mi mirada.

—El señor Webster está en las mejores manos, se lo prometo.—la garganta me pica al igual que los ojos con la afirmación que lo que me da es más miedo.—Sigame.

Pide soltandome y encaminandose hacia la salida.

—Le ha pasado esto dos veces—digo caminando a sus espaldas y recordando la amnesia del rubio el día que me enteré de su enfermedad.—¿Por qué?

Se gira a penas para dedicarme una mirada por encima de su hombro y seguir caminando. Me coloco a su par.

—Son tres tumores señorita Murat—su voz es calma y su tono intenta ser lo más claro posible con el fin de hacerme entender algo de lo que sólo quiero saber que ya no está.—Estos afectan el lado izquierdo del lóbulo frontal y su posición afecta no sólo la memoria ya sea confundiendo recuerdos, teniendo lagunas o amnesia efímera.—subo con él casi por inercia al ascensor que manda al nivel once de la torre.—Los tumores afectan también el movimiento, el raciocinio, personalidad, comportamiento, inteligencia, planeamiento, toma de decisiones.

Frunzo el ceño sin saber que pensar, que decir o como razonar. Street nota mi estado y coloca una mano en mi hombro, sonriendome con empatía antes de hacerme avanzar cuando el elevador se detiene y se abre.

—Afectan también su juicio, inhibición, iniciativa. Su humor.—prosigue, y es tanto que el remolino que llevo dentro no busca otra forma de apaciguarse más que poniéndome la mirada cristalizada.—Tú personalmente has tenido la suerte de no verle en la peor fase de su enfermedad.—las lágrimas se desbordan y él se detiene para mirarme.—Y esto señorita Murat, no es algo que será rápido; es un proceso, es difícil teniendo en cuenta qué el órgano afectado es el primordial.

Aprieta los labios y asiente una sola vez antes de colocar una mano en mi espalda y ponerme nuevamente con él en el camino.

—Sabiendo su puesto en esta familia y teniendo en cuenta su nombre como remitente en el pago que recibe la torre—alega—Creí que estaba en su derecho de saber todo lo que conlleva el tratamiento, y por supuesto; en esclarecer dudas sobre la independencia de su ex esposo.

Mis pies se detienen, haciendo que haga lo mismo y es que después de escuchar el efecto de los tumores debido al área.

Efectivamente esta duda me llenó, pĺero temía a preguntar claramente y que la respuesta fuera la que imaginaba, sin embargo, lo ha dicho y duele.

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