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Ámbar.
Aún recuerdo el primer viaje en familia que hicimos, fue dos meses después del coma, pero puedo recordar claramente la emoción acumulada en el estómago y pecho, en cada momento; al decidirlo, al hacer las maletas, incluso en el ajetreo del jet...
Era la primera vez, los tres solos... Y aún después de todo lo que había sucedido, mi emoción estaba intacta.
«Durante ese viaje, nos acostamos por segunda vez después del coma».
Y después de ese, se vinieron muchos más, pero nunca dejé de sentir como sí fuera la primera vez. La emoción era la misma, las ganas de estar en nuestro destino igual, siempre lo he sentido como algo especial... Deduje que era por el hecho de que empezamos muy tarde: cinco años tarde.
Porqué ni antes de tener a Mía, viajamos por mero gusto de disfrutar de unos días diferentes, relajados...
La emoción siempre era igual de intensa... Hasta hoy.
Bueno, no es que me moleste, que me agobie o me resulte desinteresante el plan, tan sólo me parece poco conveniente, considerando su situación y la mía, tampoco me convence el tiempo en carretera... O el simple ajetreo de tener que salir de la casa.
Hace seis días que Damián salió de la clínica, y aunque sigue bajo supervisor médica, está muchimo mejor. Y su mejoría se ha venido como un torbellino; no para de hacer cosas para evitar estar acostado, no para de proponer planes para salir de casa, de trabajar pese a que las empresas prácticamente están en pausa.
No para de querer hacer y hacer... Y yo sólo quiero estar en cama todo el día.
Pero con él y Mía en la casa, es poco lo que puedo dormir durante el día.
Ahora la “pobreza” a la cual lo he sometido, le ha obligado aceptar vender la casa de la playa a las afueras de la ciudad, Hansel consiguió un buen comprador, de aquí mismo, sin embargo la firma y entrega no está pautada hasta el lunes.
Por lo que al señor Webster se le ocurrió que podíamos ir desde hoy, y estar el fin de semana en la playa como “regalo de cumpleaños extra” para su hija.
Es hacia allá a dónde saldremos en pocos minutos.
He intentado hacerle desistir de la idea, pero la verdad es que quiere hacerlo. Y aunque no quiera viajar, me hace sentir más culpable negarme.
Además que Mía, también lo merece, y sólo serán dos días.
Dos días, aunque con nosostros se vendrán dos camionetas extras, dónde vienen tres enfermeras, una empleada y y cuatro escoltas.
¡Ah! y el perro.
El movimiento brusco en mi vientre me hace descruzar los brazos y abrazar mi barriga, ejerciendo algo de presión «Descubrí hace poco que hacerlo mitiga un poco el movimiento, o la rudeza de este», bueno en sí, son movimientos normales del bebé, dice el doctor, sucede sólo, qué yo los percibo demasiados bruscos por el problema del embarazo.

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Mil razones
RandomEra imposible escapar de la bestia, era imposible amar a la bestia; todo esto ella lo rectificó. Cayó en sus agarras y amó estar allí, pero las mentiras dañan, hieren y destrozan. Las mentiras y traiciones hicieron de las paredes sólidas de su amor...