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Mayo, 8

Ámbar.

En mi lugar el sentimiento que se siente como un suspiro después de días agitados no me quita la sonrisa de los labios. No sé que ha ocurrido, puede ser su situación, quizás mientras no estuve al verdero lo raptaron los extraterrestres y en su lugar dejaron este. Talvez se cayó, se golpeó la cabeza y olvidó su verdadera esencia, sea cuál sea la situación no me quejo.

No lo hago a pesar qué con este cambio parezco ser la única a la que odia, no me quejo aunque me resulta extraño. Aunque haya sido sutil con alguién que no me agrada en lo absoluto. Pero, vaya; estamos hablando de Damián, y él que le haya agradecido a su manera a alguién por la que no daría la vida, es un acto completamente nuevo.

Uno qué sí o sí me alegra.

Sin embargo; admito también que además de eso, me satisface también en sobremanera que la haya dejado. No me agrada, no puedo ni mirarla sin sentir que la saliva se me hace una bola de clavos de acero, así que sí, y por muy egoísta que suene; me hace inmensamente feliz que le haya puesto punto final un cabo suelto en todo esto.

Él se está desligando de mucho, de todo lo que le está estorbando, es difícil pensar que no está haciendo lo mismo conmigo ya que la actitud que tiene me lo deja clarísimo. Pero yo no soy Violet y aunque quiera olvidarse de ello, sabe tanto como yo que a mí no podrá borrarme ni aunque pueda.

Soy la madre de su hija, quiera o no tiene que lidiar con mi presencia porqué esté o no en una relación aparte, yo no lo voy a hacer aún lado como todos dicen. Me daré mi espacio, sí, porqué me lo merezco y porqué después de todo lo necesito. Y porqué está en mí es que seguiré a su lado hasta que todo esto acabe de una vez, no porqué él se lo merezca, no porqué la actitud de mi hija me obligué. Simple y llanamente porqué después de todo no puedo sólo darme la vuelta e ignorar que sí no luchamos se muere.

—Pienso...—la voz de Hansel me saca de mis pensamientos y subo la cara hasta encontrarme con él que se adentra a la pequeña sala de espera privada dónde lo estuve esperando.—Pienso que nos han visto cara de millonarios—bromea meciendo la hoja de papel blanca en el aire.—De muy millonarios.

Mira la cuenta que le pedí buscar y abre los ojos como sí fuera la primera vez que mira el monto. Sé qué es mucho ya qué para iniciar el tratamiento tuve que pagar un adelanto, ahora corresponde este mes y el siguiente.

No sé qué sucede con Damián ya qué personalmente puede ser él quien pague, sin embargo; siempre me contactan a mí. Prácticamente trabajo para él ya que son sus empresas las que manejo así que supongo que sólo se evita perder el tiempo en las cuentas de las que otro se puede encargar.

—A este paso, creo que la clínica promete regresarlo con una vida totalmente nueva.—sigue bromeando y me es imposible no pensar en lo rápido que se disipó su enojo conmigo al tenerme dónde quiere.

Mientras hagas lo que quieren estarán así de contentos.

«Putos»

Recibo la cuenta, firmo lo que debo firmar y en lugar de pedir a nuestro contador que haga el depósito a la cuenta de la clínica, saco la chequera que tuve que ir a buscar a la maleta que se llevaron a su casa. Hago el cheque poniendo la firma que amerita y entregó todo de nuevo a él.

Coje y se lo lleva dejándome sola una vez más. Me duele la cabeza, estoy realmente cansada y siento como que llevo dos años sin dormir.

Kyle no ha parado de enviarme mensajes y se ha enfadado cuando le dije dónde estaba. Así qué lo qué envió después no lo he leído.

Mil razones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora