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Ámbar.
Los niños pasan sonrientes y saludándome con simpatía, ignorando la tensión y negandome la posibilidad de cerrarle la puerta en la cara a Kyle, quién entra a pasos cortos después de sus hijos. Tomo aire para recordarme que no vale la pena que mi estado vuelva a ser el mismo que hace unas semanas por culpa de él, y resignada termino cerrando la puerta.
Sheryl trae en los brazos un pequeño gato blanco el cual me muestra alzandolo para que lo acaricie.
—¿Dónde está Mía?—me pregunta mientras acaricio la cabeza del animalito.—Lo traje para enseñárselo y para que Bestia tenga un amiguito.
—Mía está con su padre en Australia.—le responde Jess por mí haciendo que la niña enseguida disminuya su emoción.—Pero puedes mostrarmelo a mí y cuando llame le diré.
No se convence pero tampoco rechaza la idea de Jesserd de ir a la casa de jardín de Bestia, y Masson, un poco más serio y aburrido los sigue cuando su padre le pide que lo haga.
—Kyle...
—Me enteré por la jueza la condición de tu embarazo.—me acalla con voz calmada.
Alzo la mirada para encontrarme con sus ojos, y cuando aprieto los labios bajo su mirada, es él, quién entonces le huye a la mía.
—Acabo de llegar y lo menos que quiero es discutir...
—Llevo dos semanas buscándote.—vuelve a cortarme decidido a hacerse oír.—Una entera viniendo día y noche aquí sin encontrar razones hasta que yo mismo deducí que no estabas en casa, le pagué al vigilante para que me avisara sobre tu llegada; no voy a irme hasta que me escuches.
Suspiro rascándome la frente.
—Tampoco vine a discutir.—se acerca un paso y reacciono alejándome otro.
El acto le obliga a no avanzar más, y con los labios levemente apretados asiente.
—Quieras o no Ám, sabes que me debes esto.—puntualiza.—No requiero más de veinte minutos.
De pensarlo no tengo opción, pedirle que se vaya me parece cansino porque sé que insistirá y agotará todas sus formas hasta que enserio se quede sin opciones. Así que considerando por lo menos su actitud, doy un pequeño asentimiento, desviando la mirada antes de pedirle con un murmullo que me siga.
Y lo hace hasta la mesa de exterior dónde le pido que se siente y hago lo mismo, mientras le doy una mirada a los niños que hablan metros más adelante.
Cuando volteo a verlo, se haya con la mirada en sus manos, notoriamente no sabe por dónde empezar y la incomodidad empeora la situación. Después de la última vez, tampoco me hallo a gusto con su presencia, pero efectivamente reconozco que no he sido la más justa, y por ello es que tomo la iniciativa tratando de dejar de lado mi molestia.
—Escucha Kyle...
—Sé...—me corta enseguida. No quiere que hable.—Que fuí un bastardo.—alza la mirada bajando la mano que utilizo para expresarse.—Y dejando de lado absolutamente todos los temas que nos engloban, he venido principalmente ha pedirte una disculpa.—determina serio.
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Mil razones
РазноеEra imposible escapar de la bestia, era imposible amar a la bestia; todo esto ella lo rectificó. Cayó en sus agarras y amó estar allí, pero las mentiras dañan, hieren y destrozan. Las mentiras y traiciones hicieron de las paredes sólidas de su amor...