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Ámbar.
Las manitas se mueven por mi cara con suavidad, y sigo fingiendo que estoy totalmente dormida. Me quita el cabello de la cara y la mirada curiosa me hace impacientarme por acabar de fingir.
Siento su respiración en mi cara y quiero sonreír cuando percibo que se saca el chupete y susurra mi nombre añadiendo antes de él, el “Tía” con el que siempre su hermano se dirige a mí. Enternecida suelto la risita que hace que me copie antes de volver a meterse el chupete a la boca y dar saltitos para que la alce.
Camille con dos años y a pesar de la poca convivencia que a lo largo de su vida hemos tenido, no deja de ser cariñosa y apegada a mí. Claro que el primer día aquí, se mostró algo tímida y recelosa, pero se la pasó al verme al siguiente día y ahora, pasadas ya dos semanas, incluso se escapa de su cuna apenas sale el sol y se despierta, para venir aquí y hacer exactamente lo mismo que hace un momento.
Hasta que como ahora; la lavanto del piso y la coloco en la cama conmigo. Le beso las mejillas y ella no para de reír sin soltar la cabeza de oso que decora la cobijita que siempre trae con ella.
No es de mucho hablar, de hecho no lo hace muy bien. A pesar de su edad, sigue emitiendo palabras que no suelen ser muy claras, pero de igual forma y aunque es poco lo que le entiendo, asiento sonriente y efusiva a todo lo que me dice mientras se mueve pegadita a mi pecho y enredada en mis brazos.
Es su lugar favorito desde hace muchos días.
Melissa dice que su apego excesivo se debe a mi embarazo, ya que la mayoría del tiempo se la pasa abrazada a mi barriga. Pero no me quejo, de hecho lo agradezco totalmente desde que salí de Seattle dos días después de que mi hija partiera del país con su padre, y horas después de qué Camerón con su colega, presentaran ante el juez que Kyle contrató, las razones de porqué yo no podía hacerme el examen que exigían hasta después del parto.
Cam apenas se fué Mía, me insistió e venir con él a New York, pues más tarde que temprano tendrían que mostrarles al juez esas pruebas ya que no quedaba de otra, y que sin nada más que hacer en Seattle le acompañese aquí con el fin de que pudiera descansar y estar mejor para luego regresarme y poder enfrentar al juez que de seguro insistiría en contactarme luego de ver lo que le dimos al juez.
Y pues sí, tenía razón; Kyle, los primeros días no paró de llamarme, sin embargo evite incluso responder algún mensaje.
Me he centrado en estar bien, como mi amigo me pidió.
Y lo estoy, a comparación de hace semanas, me siente muy bien. He estado yendo a un obstetra especialista de aquí, al cual he mantenido en contacto con el de Seattle y aunque el embarazo no dejará de tener sus riesgos, ambos han admitido el mejoramiento de ambos bebés...
«El peso se ha regulado, su desarrollo es satisfactorio y los bebés están sanos». Sonrío recordando el diagnóstico de ayer.
El problema nunca fueron ellos... Soy yo y mi poca capacidad de lograr mantener el embarazo.
Camille alude nuevamente mi atención con el chupete en la manita, y le sonrío antes de volverla a besar haciéndola reír. Me habla y esta vez la entiendo perfecto cuando menciona el nombre de mi hija.
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Mil razones
AcakEra imposible escapar de la bestia, era imposible amar a la bestia; todo esto ella lo rectificó. Cayó en sus agarras y amó estar allí, pero las mentiras dañan, hieren y destrozan. Las mentiras y traiciones hicieron de las paredes sólidas de su amor...