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Ámbar.
Por las ranuras de la cuna a mi lado, puedo ver a lo lejos, el pequeño rayo de sol que se cuela entre las cortinas, ha estado allí desde hace muchas horas, de hecho, pero el silencio que se maneja en toda la casa, a pesar de eso... Es raro.
Han de ser más de las ocho de la mañana, calculando que han pasado dos horas desde que desperté para ir al baño, y desde entonces no he podido volver a dormir.
«Primera vez en semanas, que los gemelos duermen hasta tarde y justo soy yo la tonta que no puede aprovecharlo».
Los niños estuvieron más activos de lo normal está madrugada, sólo durmieron por primera vez a las doce de la noche, y despertaron como cuatro veces más, después. Los dormí por última vez a eso de las 5:30 am, supongo que ahora sí están cansados.
Bufo impaciente, mirando al bebé que tiene las piernecitas sobre las de su hermano.
«Por lo menos no han llorado tanto esta madrugada» Sólo estaban inquietos, no se dormían y querían estar en brazos, y no en la cama, y por supuesto: comer.
A parte de ellos, tengo también al otro rubio, respirándome al oído, sumido en un sueño profundo, mientras me tiene presa, abrazándome desde atrás con una pierna y un brazo.
Otro que también se durmió a altas horas de la madrugada, después de despertarme a mí, durante una de las pocas siestas de los bebés, la cuál no pude aprovechar, porqué a él le dió por salir de la cama de repente.
Y no es sólo que tenga la necesidad de dormir con él al lado, sino que me espantó el sueño por minutos, y cuando no me faltaba nada, para retomarlo, los niños despertaron... Cuando volvió después de una eternidad, me dijo que había solucionado el problema con los Smith.
No le presté mucha atención «Ya era la tercera vez que afirmaba lo mismo», y yo estaba ocupada. Por eso no he dejado de pensar desde que me resigné a qué no volvería a dormir; tendré que intervenir para que esta discusión no pase a mayores.
Sé perfectamente que los Smith tienen que volver a su casa, sus negocios, y todos sus planes, no es eso lo me inquieta, pues sé que no falta demasiado para que nosotros volvamos también, lo que no quiero es que se vayan y Hansel y Damián estén enojados.
Son crueles entre ellos mismos cuando no son “amigos”, y se tratan como sí uno fuera peor basura que el otro... No es que nosotras dejaremos de hablarnos por ellos, pero sin duda no será nada cómoda la convivencia al estar con ellos es un mismo lugar, si no se llevaban bien.
Y entiendo que Damián es un hijo de puta, que estuvo y estará siempre mal, la forma en que trató a Amelie, Hansel tiene toda la razón en enojarse, no pienso negarlo. Y he hablado con Amelie un millón de veces sobre eso, incluso ayer tocamos el tema varías veces, y de forma inevitable, siempre me disculpo con ella por él.
¿Me gusta hacerlo? Claro que no, pero a estas alturas, siento que es desgastante seguir insistiendole a Damián que deje de hacer algo... La única solución que he concluido, respecto a eso, es evitar las situaciones que nos lleven a ese punto.
Suelto un suspiro ruidoso, a ver quien se despierta primero «No me conviene, pero no está demás hacerles ver lo molesto que es que no te dejen dormir», pero ninguno de los tres tiene el sueño tan ligero como yo, por lo que ni se mueven, y ya aburrida, decido mejor, salirme de la cama con un suspiro de resignación.
Quitar el brazo de Damián de mi torso es fácil, por el contrario a su pierna, que encima de ser pesada, ejerce una especie de nudo, que empieza por encima de mis muslos, y termina con su pie atrapado entre la parte inferior de mis dos piernas.
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Mil razones
RandomEra imposible escapar de la bestia, era imposible amar a la bestia; todo esto ella lo rectificó. Cayó en sus agarras y amó estar allí, pero las mentiras dañan, hieren y destrozan. Las mentiras y traiciones hicieron de las paredes sólidas de su amor...