Prólogo.

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Abril, 01


Ámbar.


Las puertas del ascensor se abren, el salón principal del quincuagésimo piso, de una de las torres más altas de Seattle me recibe y Maya, se aproxima a mi lugar casi corriendo y con un vaso de café con el logo de Starbucks.

Acaba de llegar, lo sé porqué de lo contrario el café que me estuviera ofreciendo estaría en una de las tazas blancas de la cocina del lugar. Con una sonrisa y un “gracias” recibo el vaso que me ofrece.

Vengo cansada, son las siete de la mañana y mi cuerpo se siente como sí fueran las diez de la noche de un día de ejercicio matutino, horas extensas de trabajo, cuidado intensivo a una inquieta niña de casi siete años, y como cereza del pastel; una acalorada riña con el padre de dicha niña.

¿Lo peor? Que hace tres días que no los veo a ninguno, y no peleo con Damián Webster.

Mi cansancio, quizás se deba a las sesiones imparables de fotografías en las que estuve sumida todo el fin de semana, a qué tan pronto desperté, subí a un avión y ni siquiera me dió tiempo de pasar por casa, ya que a la junta que me espera hoy, no puedo llegar tarde.

Camino en dirección a la oficina, con maya a la par mía, leyendo en su iPad, mis tareas de un lunes que parece mil veces más ajetreado que mi fin de semana.

Fashion Luce, está en la cima de las marcas más representativas de la moda, el año pasado y este, han sido cruciales en su crecimiento, y sí antes ya era reconocida y renombrada, hoy en día su fama sobrepasa los límites continentales de cada nación, haciéndose notar con surcursales, boutiques y casas de modas en cada ciudad del mundo.

Así mismo, el crecimiento de las empresas y negocios Webster/Murat, están tocando el cielo. Hoy en día, cualquiera podría decir que cada empresa a nuestro nombre camina sola y sin ayuda, qué mi trabajo, tanto de modelo, como de ejecutiva, están tan elevados, que ni siquiera me hace falta levantarme de la cama para seguir generando ingresos.

El problema está en que las personas creen, que mientras más crece tu trabajo, menos tienes que trabajar, cuando realmente es todo lo contrario, ya que la empresa crece tanto, que las propuestas son eminentes al igual que los socios, y proyectos, y ante esto, tu presencia es obligatoria.

Y ni hablar de mi carrera como modelo, siendo la imágen principal de una de las marcas más grandes y famosas del mundo. El trabajo se duplica, aquí, con juntas, exposiciones, contratos y documentos. Allá con sesiones fotográficas, pasarelas, eventos y viajes contínuos.

Esto último, ha sido una de las mil razones que tiene Damián para discutir.

La última vez que hablamos, terminamos molestos. Lucía Evans, me pidió adelantar el viaje del viernes para el jueves, por lo que tuvimos que atrasar la junta del viernes en la tarde, para el lunes en la mañana «hoy» y recurrí a él para que cuidará de su hija desde el jueves.

Alegó estar desentendiendome de mis obligaciones como madre y directora ejecutiva de la empresa. Me defendí diciendo que era sólo una junta aplazada y tan sólo un día más de los que le correspondía con la niña, pero por supuesto, no entendió más razón que la suya, y terminamos enojados.

Desde el jueves no me ha hablado, ni siquiera cuando le he marcado para hablar con mi hija, simplemente hacía que la niña me respondiera. Pero hoy debemos encontrarnos, aquí, para entrar juntos a la reunión.

Actualmente, soy yo la dueña y directora ejecutiva de esta y otras tantas empresas, pero la imágen, credibilidad y acciones empresariales de Damián, lo siguen dejando como el más capacitado después de mí, por lo qué hemos sabido organizarnos para mantener el patrimonio de nuestra hija por lo alto.

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