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Mayo, 02


Ámbar.

Despierto con el cuerpo de Kyle a mi lado y de espaldas a mí, bajo las cobijas nos encontramos desnudos, evidenciando lo que estuvimos haciendo durante la madrugada. La cabeza me duele, y me estiro en mi lugar antes de pasar la mirada por la habitación que aguarda prendas sobre los sofás, la segunda botella de vino que abrimos ayer y la cual no está totalmente vacía.

Las copas están sobre una mesa y mientras mi mente me recuerda que bebí más de lo que debía, mi cuerpo lo afirma lanzandome alcadas que me obligan a salir de la cama en un movimiento rápido.

Cruzo la habitación sin hacer mucho ruido y paso el bloqueador de la puerta cuando estoy adentro del baño. Mis rodillas impactan contra el suelo frente al retrete cuando contener el vómito ya se hace insoportable. Son tres arcadas las cuales me dejan sin aire y con el corazón a mil, los ojos se me mojan y aún asqueada hago ademán de seguir regresando todo lo que me bebí ayer, pero ya no me sale nada más.

Me lavanto algo mareada y me apoyo del lavado un momento mientras recupero mis fuerzas y estabilidad. Me lavo la boca y los dientes después y cuando me aseguro que afuera siga sin oírse nada, me adentro a la ducha dónde no duro más de diez minutos. Salgo y me cubro con un arbornoz amarillo, antes de salir a la habitación.

Kyle sigue dormido y verifico la hora en mi celular antes de acercarme y despertarlo. Me sonríe cuando abre los ojos y regreso el gesto recalcandole que ya casi son las siete treinta. Asiente murmurando que tiene que ir a la oficina y luego se va al baño.

Yo por mi parte aprovecho vestirme rápido con algo cómodo y abrigado. Me sujeto el pelo en una coleta alta y antes de salir del armario guardo mi ordenador en la cartera que usaré hoy. Vuelvo a la habitación y dejo el bolso sobre uno de los sillones al tiempo que Kyle sale del baño metiéndose la camisa azul dentro del pantalón.

Pongo mis ojos en él y se pasa las manos por el cabello.

—Estoy retrasado.—avisa acercándose a mí para besarme los labios.—Debo irme a casa y tratar de estar en el trabajo a tiempo...

—Vas a llegar más tarde sí pierdes tanto tiempo en explicaciones.—me burlo y se ríe.

Vuelve a besarme al tiempo que coge su chaqueta del mismo sofá dónde dejé mi bolso.

—¿Nos vemos para almorzar?—pregunta y enseguida arrugo la nariz.

—No creo poder, Ky.—susurro y pone mala cara.—Estaré realmente ocupada, hoy y toda esta semana...

—¿Administras todas las empresas del mundo o qué carajos?—musculla dándome la espalda para avanzar a la puerta.

Yo suspiro y cojo las dos copas y la botella sobre la mesita de centro en el living.

—Debo despejar mucho trabajo.—explico colocándome a su par en el pasillo.—Cuanto más adelante esta semana mucho mejor. Necesito como mínimo una semana libre de...

—¿Por qué?—inquiere rascándose la mandíbula sin mirarme.

Ladeo el rostro en su dirección detallando sus facciones antes de hablar. Está un poco enojado, pero canaliza el sentimiento mostrándose hiperactivo.

—Porque la necesito.—reitero pausadamente y es entonces cuando se vuelve a mí.

—¿Para qué?—reformula y me fijo en sus ojos atentamente.

Río con su seriedad y niego retomando el camino que dejamos a medias.

«No pasará de nuevo».

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