Mil razones

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Damián.

El folder asegurado cae al piso, cuando ella me pasa por un lado después de pegarmelo en el pecho. La situación me frustra, me cala, y termino pasandome las manos por la cabeza, quitándome en el acto el gorro de lana que traigo puesto.

Siento rabia más que nada... Con la vida o lo que sea que nos haya puesto en esta situación.

Donovan luchó con todas sus fuerzas, por curarse, más de lo que seguramente lo he hecho yo, y aún así termino muerto.

¡Es una maldita mierda!

Y me cuesta encontrar mis ganas de seguir... No quiero que todo sea en vano, ni agotar las esperanzas de la gente que espera que lo consiga...

Cuando llegué hace menos de seis meses, éramos tres en esa sala... Ahora sólo quedo yo, y...

El grito de impotencia me lo guardo, tratando de descargarlo en la patada que le doy a la carpeta que sigue en el piso, y termina más allá. Se mantiene cerrada por los broches y nada sale fuera de ella, y lo agradezco, porque lo último que quiero es volver a ver algo sobre la puta enfermedad que tengo.

No quiero que los mismo avances de hace semanas, señalados ahora en papel, me recuerden una puta mierda de lo que tengo en la cabeza, de lo que mató a Donovan, y que puede matarme a mí.

No obstante la pequeña liberación, me hace pensar un segundo en Ámbar, en la discusión, su estado, y... No tiene culpa de como me hace sentir toda esta mierda, y aunque me jode que no logre entender, sé que no le va bien.

«Yo tampoco aceptaría perderla sabiendo que pueden haber opciones...»

Con los dientes apretados, y los ojos cerrados, ladeo la cabeza haciendo sonar mi cuello, mientras me convenzo de que aunque parezca que sí, no soy el único jodido con esta mierda. Así que con un suspiro, empiezo a caminar por dónde ella lo hizo hace un momento.

No quiero volver a la misma porquería «Estoy cansado de pasarme la vida molesto, de estar discutiendo con ella».

Pero aunque quiero hacerlo, mis pies se detienen al pie de las escaleras, al oír desde arriba como una de las puertas es azotada «No estoy para rogar que abra», dejaré que pase un rato.

Vuelvo sobre mis pies «Yo también quiero estar solo».

Toda esta mierda me absorbe, pensar en el anciano me enfurece, y siento que el montón de conversaciones que tuvimos a lo largo de estos meses me marean, chocan entre sí.

«No se lo merecía» y decírmelo a mí mismo hace que me duela el estómago.

Siento que la vida nos ha estado vacilando, que se ha estado burlando de nosotros como ha querido, ¡El maldito viejo, estaba mucho mejor...! ¿Cómo iba a morir de pronto?

Su familia estaba contenta, él lo estaba.

Pero de pronto ha muerto, y todo lo que durante dos años luchó, no valió para nada. Perdió demasiado tiempo internado en un hospital, se perdió de cosas por estar allí, su familia lo vió jodido y lamentó cada momento con la fé de que sólo era una etapa del proceso, que al final de él, su padre volvería a estar bien.

Y todo el sacrificio fue en vano; Donovan dejó sus últimos días en un hospital, y su familia la última imágen que tuvo de él, fue esa.

No es lo que quiero para mí... Para ellas.