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Ámbar.
«Es temprano». Me repito mirando la ventana que asegura que aún ni siquiera sale el sol del todo, o quizás sí, y es gracias a la leve llovizna que se siente, el que la claridad mañanera sea opaca. Suspiro bajito cerrando los ojos al llevar de manera inconsciente mis manos a mi vientre nada plano.
«Lo siento» inquiero mentalmente lo que no he parado de repetir desde que supe de esto. Pero la culpa de antes no se compara con la que siento desde ayer, pues, ya estaba avisada, sabía cuáles podrían ser las consecuencias y aún así no fuí capaz de mantenerlos a salvo.
Pero es que a veces todo me sobrepasa, me ahoga.
Sobo mi vientre de arriba abajo, con calma, en silencio, la mente ausente y los ojos en las cortinas que cerradas no me dejan ver totalmente hacia afuera. Sí descansé, pude hacerlo; sé que estoy de cuidado aún, pero me siento mejor. Ya no me duele el vientre, ni el cuerpo o la cabeza como ayer, la pesadez está, pero no es nada con lo que no pueda lidiar.
Estoy bien. Yo lo estoy... Sólo debo mantenerlos a ellos.
Sólo necesito estar en calma con mi niña... Lejos.
Y sí, me arrepiento de haber vuelto. Ahora sé que no debí, que fuí una tonta al pensar que podía lidiar con la situación cuando claramente me absorbe. Cuando no soy la única al borde, cuando parece que debo más de lo que pude sopesar alguna vez, al punto que en mi estado, me siento como un globo en un mundo de alfileres.
Tomo aire y lo suelto; Podré con esto, no dejaré que me los quiten de nuevo.
Tengo demasiados asuntos que debo atender, unos se han vuelto grandes problemas. Pero mis prioridades están fijadas.
Siento dejar el proyecto de Hansel a medias, siento haber congelado mi trabajo y contrato en Fashion Luce y que la dueña se haya enojado por lo inoportuno que resulta un embarazo múltiple en la modelo principal justo en temporada. Siento sobretodo no poder hacerle frente a Kyler.
Pero no tengo opciones. No por el momento.
—Joder...—susurra adormilado, moviéndose a mi lado y llevándose mi atención. Le sonrío apenas mientras se estira.—No me digas que no has dormido nada.—reprocha.
Niego sin saber ahora como despegar mis manos de mi barriga. Cam, sin levantarse busca mis ojos para comprobar que sea cierto lo que digo.
—Me desperté hace un momento.—aseguro y él estira la frazada para cubrirse más.
Anoche no hubo nadie que lo convenciera de dejarme sola, por lo que después de darse un baño, apareció en mi puerta con el pijamas puesto y una almohada más bajo el brazo. «Por lo menos duerme mejor que Mía, así que no puedo quejarme»
Cierra los ojos de nuevo intentado concebir el sueño una segunda vez, por lo que yo vuelvo la vista a la ventana cerrada. Ya ni se que veo, sólo escucho el aumento de la lluvia.
—Es temprano Ám.—murmura con los ojos cerrados, sintiendo quizá mi inquietud.—Es un cretino de primera, pero no creo que quiera robarse a Mía en el estado en que se encuentra.
Río entredientes sin la menor gracia.
—No tienes idea de quién es Damián Webster.—replico, no sé si molesta, agobiada o sólo por ser sincera.
Él se aclara la garganta para dejar la somnoliencia y abre los ojos buscando los míos, así que hallandome sentada, bajo la mirada hasta enfocar su iris de matices naranjas.
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Mil razones
De TodoEra imposible escapar de la bestia, era imposible amar a la bestia; todo esto ella lo rectificó. Cayó en sus agarras y amó estar allí, pero las mentiras dañan, hieren y destrozan. Las mentiras y traiciones hicieron de las paredes sólidas de su amor...