Capítulo 9

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Despertar era de las cosas que más odiaba en el mundo entero. Si pudiera elegir una habilidad, aquella sería nunca tener que descansar para así no tener que despertar.

Me removí un poco en mi lugar y los problemas aún por resolver me exigían tener que abrir mis ojos para enfrentar el día. La luz entrante de la ventana me encegueció un poco y me sobresalté al ver a Anya con su mirada posada sobre mí. Ya que no me hablaba, me había decidido a dormir con ella y no apartármele en tanto me fuera posible.

—Hola —hablé somnolienta y le dediqué una somnolienta sonrisa.

Nuevamente, y como siempre, ella no emitió palabra alguna. Llevé mi mano a su mejilla y, teniendo en cuenta cómo era que había reaccionado la última vez, la acaricié con extremo cuidado. Anya sólo cerró sus ojos y admiré su exótica belleza. Ella era tan preciosa y tan poco apreciada, y sabía que aquello siempre le había afectado aunque lo negara.

En un acto repentino, su cabeza se escondió en mi pecho y no pude evitar encontrarme sorprendida. Ella estaba asustada y en busca de algún tipo de protección... Yo no sé si podía serlo, pero valía la pena intentarlo.

—Está bien... —solté mientras acariciaba su cabeza —, yo te cuidaré.

El silencio de la habitación era sereno, para nada incómodo, y podría quedarme así para siempre. Anya había sido la persona que me había proporcionado tranquilidad muchas veces, y ahora era mi oportunidad de hacer lo mismo por ella a como diera lugar.

—No puedes —su voz sonó casi inaudible —. Nadie puede.

Mi cuerpo se tensó por completo ante sus palabras pero, aún así, continuaba acariciando su cabeza con dulzura para que no creyera que lo que había dicho había tenido un gran impacto en mí.

Yo debía poder... Sin importar qué, todo siempre parecía dirigirse a mí; Valdine Jensen parece ser la respuesta a todo y no podía darle la espalda a mi mejor amiga.

—¿Recuerdas lo que sucedía cuando alguien me desafiaba? —Ella se tomó algunos segundos antes de asentir con la cabeza —. Prometo cuidar de ti, Anya.

Su problema debía estar relacionado con KEK, de eso estaba segura, y las ansias por contarle que haría hasta lo imposible para llevármela de aquí me estaban devorando viva. Sin embargo, ya la había cagado muchas veces y no podía continuar haciéndolo. Esta vez, seguiría el plan de Gwendolyn paso a paso y lo más próximo era encargarme de Mitch y Broc.

*

Al llegar a la cafetería, busqué a Yuna con la mirada y la encontré junto a las dos mismas personas de siempre. La presencia de Jayce no solía molestarme, pero ayer me había tocado los cojones con su escena de celos. Poco sabía que de quien debía estarlo era de la persona con quien había tenido sexo minutos después en un callejón... La misma persona que se había hecho cargo de que mis sentimientos por mi ex-novio desaparecieran por completo.

Caminé hacia ellos y detuve mi paso al lado de mi amiga, notando cómo los tres alzaban su mirada para observarme. No podía decir que todos se encontraban encantados de verme, pero tampoco yo lo estaba.

—¿Puedo hablar contigo? —pregunté con seriedad ante la mirada rabiosa de Uker y la de enfado de Jayce.

Yuna asintió —, ¿Ocurre algo? —su expresión se tornó algo confusa.

—Es sobre Anya —solté y mi amiga se puso de pie como si su asiento tuviera un resorte. La preocupación se instaló en su rostro y se acercó a mí. Ambos hombres restantes también mostraron cierta atención en la situación, pero esto no les incumbía. En nuestro grupo siempre habíamos sido los cuatro de siempre y eso no cambiaría ahora.

CODICIA [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora