Capítulo 28

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Las paredes que alguna vez me habían brindado protección, ahora no hacían más que hacerme sentir sofocada. Los agentes, o quienes demonios fueran aquellas personas, se paseaban de un lugar a otro mientras yo estaba anclada a un lado de la puerta de la habitación en la que Broc se encontraba.

Cerré mis ojos, dejando caer mi cabeza sobre la pared y, por primera vez, me permití llorar. Como si aquellas gotas saladas hubieran estado siendo retenidas por siglos, empaparon mis mejillas por completo y me hundí en mi propio mundo.

Todo había sido demasiado. Las traiciones, los engaños, las heridas, las muertes... Sin duda alguna, las peores semanas de mi vida.

Uker demostró ser el mismo hijo de puta que siempre había creído. Una de mis mejores amigas acabó siendo la mayor traicionera, mientras que la otra se encontró envuelta en una verdadera pesadilla por tres meses. Mi mejor amigo tuvo que atravesar quién sabe qué tipo de torturas que poco me interesaba saber con el fin de no provocarme náuseas. Mi ex-novio había estado traicionándome por más tiempo del que podía contar pero, a último minuto, la culpa pareció invadirle y decidió ayudarme para que escapáramos de KEK. Dos inocentes vidas se perdieron en el camino, puede que tres y eso que no estaba teniendo en cuenta a los agentes fallecidos en aquella guerra de hace una hora atrás, y dos personas se encontraban heridas.

Vaya fantasía de vida digna de escribir un bestseller como libro.

El sobresalto me fue provocado tan pronto unos dedos secaron mis mejillas y abrí mis ojos. Los nuestros volvieron a conectar y me atrajo hacia su cuerpo, envolviéndonos en un muy necesitado abrazo.

Había querido volver a verlo pero, con el pasar de los días, había dudado si aquello iba a ser posible. Me aferré a su cuerpo y permití sentirme protegida como ya muchas veces había hecho.

Sin emitir palabra alguna, se apartó cuidadosamente de mí y cogió lugar a mi lado.

—¿Sabes algo de él? —pregunté sin siquiera intentar ocultar la impaciencia en mi voz.

—¿Por cuál de los tres preguntas?

Alcé mi mirada para encontrarme con su divertida expresión, y rió por lo bajo. ¿Qué tenía todo esto de gracioso?

—Por el rubio.

—¿Cuál de los dos?

Silas comenzó a reír y, por mucho que me hubiera gustado imitar su gesto, la intranquilidad me lo prohibía.

—Debemos tener paciencia, Val —dijo. ¿Paciencia? ¿Qué es eso? ¿Acaso se come? —. Recibiremos noticias cuando sea el momento.

—Hablas como si no supieras que aquel no es mi fuerte.

—¿Recolectar intereses amorosos y traerlos a JBG lo es? —soltó sin más, volviendo a dibujar aquella misma curva en su rostro —Te has olvidado del cretino que rompió tu corazón.

Y dice eso sabiendo la mitad de la historia...

De forma inesperada, divisé a Gwendolyn aproximarse a nosotros y, pese a que siempre lucía impecable, hoy era la excepción. Llevaba unas oscuras marcas debajo de sus ojos, su cabello parecía haber sido recogido deprisa y su caminar ya no era tan seguro como el que recordaba cuando me había marchado.

Tras posar sus rasgados ojos sobre mí, me puse de pie, esperando oír algún tipo de noticias en cuanto a Broc.

Sus brazos se alargaron hacia mí y me estrechó contra su pecho, algo nunca antes visto por su parte. Su aroma floral me traía algo de calma y las lágrimas no tardaron en amenazar con salir.

—Lo siento mucho —un visible tono de pesadumbre se hizo presente en su voz. No sabía por cuál de todas las cosas estaba disculpándose, pero lo acepté sin más al recibir un primer trato de humanidad, algo que no se acostumbraba en KEK.

CODICIA [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora