Capítulo 25

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Ver el desastre en el que se habían convertido mis nudillos no había pasado desapercibido para mí... Y mucho menos para Branko. La insistencia o intento por convencerme de ir a la enfermería había sido nula, él sólo me obligó y me llevó allí sin más. Sin embargo, no es como si no lo hubiese necesitado...

—Requerirás sutura —me informó Maggie tras limpiarla e inspeccionarla, y bufé por lo bajo.

Más y más cicatrices...

—¿Cuántos puntos?

—Cuatro —dijo, preparando la anestesia, y aparté mi mirada —. Cinco, quizás.

Ella se acercó a mí y cerré mis ojos con fuerza. Al menos, esperaba que aquella escena hubiera servido para distraer a Irene o a quien demonios fuera necesario tanto de Broc como de Cailan.

Extrañaba JBG. Echaba de menos a Thea sosteniendo mi mano en un momento como este, o a Silas sacándome una sonrisa o cuidándome como él lo había hecho ya tantas veces.

Sentí la aguja enterrarse en mi piel y preferí regresar a aquel recuerdo de la primera anestesia que Cailan me había dado. Además de no haber dolido, con él ya me sentía en calma para ese entonces, por mucho que hubiese intentado negarlo, combatir el cariño con amenazas parecía ser un rasgo algo característico que él parecía haber provocado en mí... O descubierto, tal vez.

—¿Cómo te lo has hecho? —quiso saber ella, quitándome de mis pensamientos.

—Tres golpes en el rostro. —Ella hizo una mueca de dolor, seguida de un resople.

—¿Quiénes han sido los afortunados?

Me eché a reír.

Suerte que ya no sentía dolor en mis nudillos o ahora mismo estaría llorando, y no riendo.

—Quienes menos te imaginas... —hablé, aún con algo de dolor. Lo superaría, sé que algún día lo haría, pero es que la traición por parte de Yuna no había sido poca cosa —. Bueno, sólo dos de ellos. Supongo que sabrás quién es la otra persona.

—Tú y Pikes tienen un historial de golpizas y fracturas. —Nadie podía negar aquello —. En realidad, él tiene el historial y tú eres la culpable de cada una de sus visitas aquí.

Hace unos días atrás, aquello podría haber sido muy diferente...

Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero de tan sólo recordarlo y, tras acabar con las suturas, Maggie comenzó a vendar mi mano.

—Tienes varias cicatrices en tu cuerpo —soltó ella y me volteé a verla.

Las cicatrices que mostraba mi piel no eran ni tan profundas o dolorosas como las que llevaba en mi pecho.

Su mirada se posó sobre mi barriga y sabía exactamente en lo que estaba pensando. Sin duda alguna, la que Cailan me había provocado fue la peor de todas en cuanto a cómo se veía.

—Ya ha sanado por completo, no debes continuar preocupándote —le dije, y la vi esbozar una sonrisa poco convencida.

—Es sólo que me preocupo demasiado por mis pacientes. —Asentí, pero incluso su tono de voz era dudoso y poco seguro —. A veces, incluso más de la cuenta.

Se apartó un poco de mí y comencé a cuestionarme cuántas de todas las atrocidades cometidas por Irene sabría ella. ¿Acaso habría formado parte de alguna? De haberlo hecho, ¿cargaría con algún tipo de culpa?

No hagas preguntas cuyas respuestas no quieres saber.

Era verdad. Cuanto más sabía, más sola me sentía al darme cuenta que no podía confiar en nadie.

CODICIA [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora