Capítulo 31

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Era egoísta. Era demasiado egoísta conmigo misma y todos siempre habían tenido razón al habérmelo dicho.

¿Por qué demonios todos siempre parecían ser más importantes que yo misma? ¿Por qué no podía haberle dicho a Broc que yo también estaba enamorada de Cailan? ¿Por qué había temido herirlo aún más? ¿Acaso yo había sufrido menos que él?

Nuestros sufrimientos habían sido distintos, pero ninguno había sido superior a otro. Ambos habíamos tenido que superar muchas mierdas, y aún lo hacíamos.

Eso es todo. Lo buscaré y me oirá.

Me puse de pie y me encaminé hacia la puerta de la habitación. Me detuve.

<<Has perdido la cabeza, Jensen.>>

Golpeé la misma, intentando que no interviniera en mi lógica pero impulsiva decisión.

Sí, definitivamente, había perdido la cabeza.

Me aparté de la salida y resoplé, frustrada.

<<¿Acaso temes que Broc logre conquistarlo?>>

Mierda. Sí.

Volví a acercarme a la puerta, cogí el pomo con firmeza para girarlo y... ¡Pum! Obstrucción.

—Valdine —habló Gwen, haciendo el intento por esbozar una convincente sonrisa.

No sabía si agradecerle por haber impedido que cometiera una locura o hacerla a un lado para acabar arrepintiéndome de por vida.

Sí, la segunda se oía más atractiva.

—Lo prometido ha llegado.

La caja que llevaba en brazos me fue entregada y, con tan sólo darle un vistazo, llevaba mi nombre pegado a simple vista.

Joder.

—¿Es esto lo de...? —la duda se instaló en mi voz sin permitir que acabara la pregunta.

Asintió.

El plan de ir a ver a Broc para decirle toda la verdad fue deshecho en mi cesto de basura mental, y clavé mi melancólica mirada sobre mi nombre escrito a mano.

—¿Sabes lo que hay dentro?

Ahora, negó —, Me informó que lo que sea que hubiera allí dentro podía darse a conocer públicamente, pero sólo después de que tú lo leyeras y con tu permiso —explicó.

Sentí mi pecho comprimirse.

¿Qué clase de tesoro estaban sosteniendo mis manos ahora mismo? ¿Qué tanto podía Mitch haberse llevado a la tumba que no supiera?

—Tómalo con calma, Val —como si fuera tan fácil... —. No te sientas presionada. Nadie en la central sabe lo que acabas de recibir. Si decidieras no compartirlo, es una decisión tuya.

Esta podía ser mi oportunidad para ser egoísta si es que decidía no compartir lo que había allí dentro.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? —quiso saber.

—¿Qué han dicho los doctores en cuanto a la recuperación de Broc y Anya? —Gwen suspiró por lo bajo, dándome a entender que no todo eran buenas noticias.

—Broc está respondiendo bien a la medicación —expresó —. Pronto tendría que ser capaz de regresar a la normalidad... Con algo de ayuda, por supuesto.

Mi mejor amiga siempre parecía ser parte del gran "pero".

—Por el otro lado, he hecho lo que me has pedido con la señorita Lane y se está trabajando en ello. De cualquier forma, creo que le haría bien verte, ya sabes, tenerte por ahí.

CODICIA [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora