Cailan.
Dichoso era el día en que había permitido que Valdine Jensen, la mejor amiga de mi mejor amigo y la hija del ex-líder de KEK, me tuviera agarrado de las pelotas. Mi cuerpo la deseaba conmigo a cada minuto, pero mi cabeza me obligaba a mantenerme apartado de ella a como diera lugar.
Basándonos en mi historial, mi cabeza nunca había jugado a mi favor, pero sabía que permitirle la entrada completa en mí era sinónimo de destrucción total.
Por momentos, sentía que ella podía ser mi salvación, la que me llevaba a lugares inhóspitos que no hacían más que darme la calma que había estado buscando por veinte años pero, por otros, sentía que era mi punto de quiebre; ella tenía suficiente poder sobre mí como para arruinarme, y lo odiaba.
¿Acaso sería odio lo que sentía por ella en realidad? Cuando detestas a alguien con todo tu ser, sueles pensar en esa persona a cada minuto. Su atractivo físico había sido el causante de muchos de mis desequilibrios e indecisiones, pero eso no significaba nada en lo absoluto.
La puerta de mi habitación fue golpeada y me observé frente al espejo por última vez. Lucir bien era fundamental para hacerle olvidar al idiota que ahora la acompañaba cada día. Era probable que me encontrara celoso pero de una forma física, no sentimental. Pensar en Wolf siquiera tocando su piel me daba tal rabia que comenzaba a devorarme por dentro.
—¿Qué quieres? —pregunté de mala gana al abrir la puerta, sin siquiera importarme quién era.
—Al parecer, estás teniendo un día de mierda... —habló Gus al adentrarse a mi habitación —como todos los días.
Torcí mis ojos y me regresé a verlo con su culo sobre mi cama. Últimamente, el objetivo de todos era llevar mi paciencia a límites inimaginables y no se me daba muy bien contenerme en ningún sentido.
—¿Has venido para hacer de terapeuta o qué? —Él rió por lo bajo.
—Podría intentarlo —soltó. Sólo perderías tu tiempo —. ¿Qué tal llevas todo?
"Todo" era una palabra muy abarcativa que me ponía de los nervios cuando no eran exactos. De cualquier forma, ¿qué no lo hacía?
—Como la mierda —respondí mientras cogía el arma y la guardaba dentro de mi saco. Esperaba hacer uso de ella hacia cierto alguien pero aún no era el momento.
—Me refería a todo el asunto de Valdine.
Clavé mi fulminante mirada sobre él y se puso de pie.
—Ya te he dicho que no la nombres en mi presencia —gruñí.
Era muy difícil que toda la central se la pasara hablando de ella, ya fuera para bien o para mal, y es por eso que intentaba salir de mi habitación tan poco como me fuera posible.
Él se aproximó a mí con una divertida sonrisa en su rostro y, sin importar lo que fuera hacer, ya sabía que recibiría un golpe por mi parte.
—Valdine, Valdine, Valdine... —comenzó a repetir él como niño pequeño que sólo pretendía burlarse de mí e impacté mi puño en su brazo. Sin dejar de reír, él me dio una mueca de dolor.
—No te comportes como un crío, ¿quieres? —espeté y me largué de mi habitación, esperando que no siguiera mi paso.
Su insistencia por hablar sobre Jensen había sido insoportable en los últimos días. Comenzaba a preguntarme si no era él quien se sentía atraído por ella y, honestamente, no podía decir que me sorprendería; ella era como un imán.
—Tú te comportas como uno —habló ahora a mi lado, sumándose a mi paso —. ¿Acaso la harás desaparecer de la faz de la tierra?
No a Valdine, pero sí a todos los que hablaban sobre ella.
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CODICIA [+18] ©
Любовные романыTRILOGÍA TENTADORA PERDICIÓN - Libro II (En proceso) Vengar el asesinato de su padre ya no es el único deseo que tiene Valdine Jensen. Las palabras que había oído en los pasillos de JBG no habían sido más que verdades; adentrarse en la lujuriosa y...