Capítulo 16

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Mi celular no registraba ningún mensaje nuevo. Observé la pantalla por algunos minutos como una idiota, pero no había obtenido respuesta alguna de su parte. ¿Acaso yo no tendría señal aquí dentro? ¿O él estaría ignorándome?

Me dejé caer pesadamente sobre la cama y sentía mi cabeza dar vueltas como si estuviera ebria. Debería de haberme bebido aquella copa de champaña, joder. Llené mis pulmones de aire y volví a coger el móvil entre mis manos. Le di a 'llamar' y lo llevé a mi oreja.

Sonó el primer pitido... el segundo... el tercero... el cuarto, y finalicé la llamada. Ahora sí que estaba quedando como una maldita desesperada y no le daría el gusto.

Lo apagué de una vez por todas y lo regresé sobre la mesa de noche lo suficientemente molesta como para posiblemente haber dañado la pantalla de mi nuevo móvil.

La idea de imaginarlo con otra mujer me revolvía el estómago, pero no podía pretender que no estuviera con nadie más por el simple hecho que yo estuviera enamorada de él; Cailan Vaughan no era tan bondadoso.

¿Cuál había sido el objetivo de provocarme en frente de todos, especialmente, de Branko? ¿Querría apartarlo de mí porque así era Vaughan, codicioso y que todo lo quería para él mismo? Era muy probable. Había calentado mis bragas sin siquiera tocarme y me había abandonado en medio de los disparos. Al menos, la última vez que aquello había sucedido, sí había recibido algo por su parte.

La puerta de la habitación sonó y me volteé hacia la misma. Por fortuna, sólo había una sola persona en esta casa y que sí tenía la decencia de golpearla como una persona normal.

—Pasa —le autoricé y aquella se abrió con cuidado —. ¿Todo en orden? —pregunté tras divisarlo bajo la tenue luz de la luna. No sabía qué hora era con exactitud pero, a menos que se hubieran adentrado a su hogar y estuvieran a punto de asesinarnos, no comprendía qué hacía aquí.

Él arrastró su paso hacia mí con firmeza pero, al mismo tiempo, con lentitud.

—¿Por qué eres tan dura contigo misma? —soltó, de repente.

Sus palabras impactaron contra mi coraza, dejándole una notable abolladura.

Fruncí mi ceño, largando una risa de confusión. ¿Qué bicho le había picado como para aparecerse con aquella pregunta?

—¿Disculpa?

Él se mantuvo en silencio por algunos pocos segundos, como si estuviera preparando su respuesta con prudencia, y tomó asiento sobre la cama.

No me preocupaba tanto lo que fuera a decirme porque sabía que él era cuidadoso a la hora de ser serios, pero una sola palabra que saliera de su boca y podría derrumbarme como un muro. El efecto que ellas tuvieran en mí no dependía de él, lamentablemente.

—No lo expresas —comenzó a decir y alzó su mirada hacia mí —, pero puedo notarlo.

Maldito Branko. No sólo sabe mi vida completa, sino que también sabe cómo me siento.

¿Sabes por qué estoy arriesgando mi vida por ti? —Entrecerré mis ojos ante aquello. ¿Estaría jugando conmigo?

—Has dejado tus deseos por mí muy en claro desde el primer día, por lo que sí lo sé.

Él no logró reprimir la sonrisa que se apareció en sus labios y se acercó un poco más a mí. Su olor corporal invadió mis fosas nasales ante su cercanía y sólo quise apartarme de él para que no se volviera algún tipo de adicción para mí.

Sus brillantes ojos me admiraron y no logré más que permanecer inmóvil en mi lugar. Él ya había logrado hipnotizarme con tal facilidad que me preocupaba.

CODICIA [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora