CAPÍTULO 16: Segunda entrevista II

11 0 0
                                    

La sala de juntas de ese piso aparentaba ser más grande que la del piso nueve cerca de la oficina de Verónica. Ali entró con confianza sabiendo que no había nadie allí esperando y aprovechó los minutos que tenía hasta que llegaran para chequear su semblante con la ayuda de su pequeño espejo de mano. Tenía suerte de que hiciera frío afuera, al menos no había sudado al correr pero aún así se colocó un poco más de perfume detrás de las orejas y en sus muñecas por pura precaución. Intentaba no pensar en la mirada de horror que Verónica le echaría al verla así vestida pero contaba con que no le diría nada estando frente al hombre que la entrevistaría.
Dio una vuelta sobre su propio eje lentamente para observar donde estaba parada. La mesa de de unos tres metros de largo color negro contaba con unas bases de apoyo de mármol espectaculares, las cuales combinaban a la perfección con la pared donde reposaba un televisor de aproximadamente setenta pulgadas. Ali podía imaginarse a una persona allí parada hablando para otras diez personas más mientras miraban estadísticas o novedades del mundo de la KKT. Las ventanas contaban con unas cortinas verticales flexibles que ella siempre soñó tener en su habitación, pero claro que no quedarían para nada bien en su pequeño hogar. Esas ventanas que se extendían a lo largo de toda la pared frente a la puerta de entrada, brindaban tanta luminosidad que no hacían falta las lámparas que colgaban del techo las cuales le parecieron horribles a decir verdad.
Pensó en cómo se suponía que debía de esperarlos, quizás mirar por la ventana de forma pensativa y relajada la ayudaría, pero estaba cansada y luego de una mañana a pie en el café y de una corrida del estacionamiento hasta el maldito ascensor, pues sus piernas estaban deseando relajarse y así lo hicieron. Se sentó dando la espalda a la hermosa vista de la ciudad, quedando en la mano izquierda de la silla en la cabecera de la mesa, donde suponía que se sentaría aquel señor con verónica a su lado, quedando las dos enfrentadas.
Estaba nerviosa, no sabía que pensar sobre todo aquello aún cuando estaba a un paso de concretarlo y su corazón inquieto parecía bombear más sangre de lo normal, tenía la cabeza en miles de cosas y a la vez no conseguía enfocarse en nada, sus dedos jugaban entre ellos bajo la mesa y aunque intentaba respirar con normalidad, le parecía que estaba de a poco agotando el aire que la rodeaba.
No fueron ni cinco minutos los que estuvo allí sentada cuando de golpe el picaporte de la puerta giró y entró Marco a la sala. Fue como si sus nervios dieran en pico a lo más alto de sus sistema, a punto de explotar para que luego... simplemente... nada ocurriera.
Fue como un paño cálido sobre la piel cuando tienes frío. Ese desconocido no podía ser quien buscara contratarla ¿Cómo era posible? ¡Era no sólo guapo, era increíblemente sexy! Debía de tener su edad, eso era una broma muy extraña sin duda alguna. ¿Con un metro ochenta quizás? Su cabello era castaño con una leve tonalidad rubia, se preguntó si acaso era su color natural o si era de esos que le gustaba gastar su tiempo en su imagen y la verdad que no era algo malo, ese hombre se veía espectacular. No aparentaba ser del estilo musculoso, pero sin duda estaba en forma, el traje le quedaba como pintado... ¿Era ese el supuesto cliente? Miró hacia la puerta en lo que él terminaba de adentrarse a la sala y se preguntó dónde estaría Verónica. Al no verla supuso que se había equivocado y que ese hombre no ingresaba allí para conocerla, posiblemente y lo más probable para Ali en esos momentos a decir verdad, era que aquello era una simple confusión.

-¡Lo siento! -dijo apresurándose a salir de su asiento y por no ser cuidadosa, se chocó con la mesa de la forma más estúpida posible y masculló algunas maldiciones. 

-¿Está bien? -preguntó el recién llegado dando un paso más hacia ella y Ali se intentó recomponer lo más sutilmente para quedar  frente a él, que apenas sonreía seguramente pensando lo estúpida que era.

-Lo siento, estoy bien, si por supuesto. Mucho gusto... -le respondió dejando su mano al frente para poder saludarlo formalmente y tomándola por sorpresa, en lugar de estrechársela, Marco tomó su mano con delicadeza y besó su dorso haciendo que Ali no supiera como actuar. Algo sonrojada, le sonrió buscando distender la tensión a la vez que se preguntaba si Verónica no pensaba aparecerse. Volvió a pensar que posiblemente se había equivocado y decidió quitarse la duda para saber si aquello no era una confusión. -¿Disculpe, pero Verónica no nos acompañará?

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora