CAPÍTULO 30: Visitante inesperado

9 0 0
                                    

Alice había entrado a ducharse cuando escuchó el sonido del celular en la habitación de su hermana. Algo le llamó la atención y no pudo reconocer qué era aquello que la había hecho detenerse dos segundos en la puerta hasta escuchar que su hermana atendió el móvil. Mientras se bañaba y pensaba en la hermosa salida que había hecho con Finn por la tarde, nuevamente el sonido del celular de su hermana le vino como un fugaz recuerdo sonoro a la cabeza y se dio cuenta de que lo que había captado su atención, era que el sonido de llamada era distinto al que había escuchado más temprano cuando Shawty las llamó para avisarles que ya estaba instalada en su departamento en Paris.
Alice dedujo que debía de tener distinguido por tono de llamada cuando la llamaban del hotel para trabajar, pues fue durante la cena que su hermana mayor le avisó que debería de cubrir un turno al día siguiente. Estaban sentadas en el sofá, las dos en sus pijamas y con el cabello todavía húmedo por las duchas que se habían dado cuando Alissa aprovechó la pausa publicitaria del documental que estaban viendo para avisarle que al día siguiente, debería de cenar sola ya que trabajaría. Alice notaba a su hermana contenta con ese nuevo empleo, bueno, no es que hablara mucho de él a decir verdad pero al menos no se quejaba durante los desayunos o las cenas que disfrutaban juntas. Sin embargo, Alice no podía evitar pensar, que talvez era un esfuerzo demasiado grande el que su hermana estaba haciendo para pagar sus estudios. Trabajar tantas horas, en dos lugares distintos y cambiando tanto las horas de sueño no podían ser buenos para Alissa; aquello llenaba a la más pequeña de las hermanas con cierta incomodidad, cierta culpa por no estar ayudando con todo eso.
Pensó en su madre, en la manera en que desapareció sin sentirse mal al menos por la adolescente que estaba dejando sola y se preguntó si es que Alissa sabría donde estaba después de tanto tiempo, si sabía dónde encontrarla o si acaso su tía sabría donde ubicarla. Luego pensó en si acaso saber aquello, serviría de algo... Su madre estaba bien, estaba feliz y viviendo la vida que creía que desperdiciaba en Londres en aquella pequeña casa junto con sus dos hijas. Sabía que sabrían de ella en caso de que no fuera así, o en caso de extrañarlas realmente. Dedujo que era en vano preguntar por ella o intentar comunicarse para pedirle algo de dinero, seguramente no las podría ayudar y a decir verdad, tampoco era que Alice quisiera que pensara que la necesitaban. Lo único que ayudaría a Alice para sentirse mejor con ella misma y demostrarle gratitud a su hermana por todo el sacrificio que estaba haciendo, era conseguir algún empleo de medio tiempo para cubrir algunos gastos, así sea ayudar con el pago de gas o de luz, o al menos comprarle algo bonito.
Habían estado hablando con Finn al respecto por la tarde, su novio era acomodador en el cine los viernes y sábados luego de la clase de la señora Dugle; y le había dicho que podría hablar por ella para algún puesto en boletería o quizás en el candy bar. La idea le gustó mucho a Alice, eso le dejaba la semana libre para la escuela y los talleres que había comenzado a tomar de la Hattaway antes de comenzar su primer año de carrera. Además, serían pocas horas ya que según le comentó Finn, en el cine estaban necesitando cubrir refuerzos de cuatro o cinco horas los fines de semana que eran los días más agitados y siempre podría él llevarla o traerla en caso de salir muy tarde. Si llegaba a ser posible conseguir ese empleo, por más mínimo que fuera el sueldo, le serviría para no sentirse una molestia como se sentía muchas veces desde que vivían ella y su hermana mayor solas. Alissa jamás le hizo o dijo nada que así lo demostrara, pero esos años juntas, madurando las dos de golpe y viendo la vida de una forma completamente distinta a como la veían antes, le habían hecho pensar a Alice algunas veces que si no fuera por ella, su hermana mayor posiblemente ya estaría disfrutando de su vida con otro enfoque. Viviendo con Gustav, posiblemente casada incluso o pensando en una familia propia, estudiando o buscando un mejor empleo sin preocuparse en mantener el que tiene por obligación...
Estaban por ser las diez de la noche, ambas querían ya acostarse para comenzar la semana y el documental acababa de finalizar. Alice levantó su plato de la mesa baja del living y el de su hermana justo cuando a ésta le llegó un mensaje de Joe.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora