CAPÍTULO 43: Un amanecer juntos

10 1 0
                                    

Le dejó un mensaje de texto a Alice, sabiendo que no lo leería hasta que despertara a la mañana siguiente. Estaban por ser las dos y media, seguramente ya estaba dormida. Luego de guardar su teléfono en la cartera se miró al espejo y sacó su brillo labial deteniéndose justamente antes de aplicarlo. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? Bruce le había dicho que se quedara así dormía tranquila mientras pasaba el temporal que todavía golpeaba la ciudad, era una tormenta fuerte y a Alissa le habría entrado pánico por eso de no ser que estaba feliz de dormir bajo el mismo techo que Bruce. No dormirían juntos, pero al menos lo vería temprano por la mañana cuando despertaran, quizás desayunarían juntos y luego regresaría a su casa sana y salva. Salió del baño para ir hasta la habitación de invitados donde había pasado la noche luego de la fatídica fiesta de Patrick  y allí la esperaba Bruce que revisaba el armario. Al notar su presencia, volteó a verla y Alissa supo de inmediato que estaba algo incómodo ante aquella situación pero sin embargo había sido él quien la había invitado a quedarse asique Ali lo ignoraría y le haría las cosas muy sencillas.
"Gracias por dejar que me quede, prometo que ni notarás mi presencia" le dijo ella sonriendo a la vez que dejaba su cartera sobre la silla de un pequeño pero hermoso escritorio donde reposaba un velador de luz cálida. Y pensando que eso era imposible, Bruce le aseguró que no había problema alguno en que se quedara por esa noche, respecto al contrato, no se estaba pasando por alto ninguna cláusula pues dicho contrato decía que ellos no debían de dormir juntos porque así lo prefería Bruce. Siempre luego de cumplir con la cita pactada, la acompañante se marchaba del piso, siempre había sido así por más que algunas había intentado quedarse pero no cambiaba las cosas en esa ocasión siendo que dormirían alejados, cada uno en una habitación diferente.
Bruce le había dejado una camiseta y unos short deportivos sobre la cama, le dijo que cualquier cosa podría buscar en el armario si necesitaba otra almohada o cobertor para la cama y le había llevado una jarra de agua y un vaso hasta su mesa de luz por si tenía sed por la noche aclarando que en caso de querer beber otra cosa, que simplemente buscara en la cocina. Alissa le agradeció nuevamente y luego Bruce salió de la habitación deseándole buenas noches, dejándola con cierta sensación en su pecho que procuró quitársela de encima pronto. "¿Qué esperabas? ¿Un beso de buenas noches?" le preguntó la voz de su cabeza y procurando no escuchar esa parte suya que pretendía tener todo controlado y bien claro, fue hasta la ropa que le había dejado como pijama para cambiarse. Los short le quedaban un poco grande, pero eran cómodos y mucho mejores que su pantalón de vestir para meterse a la cama. Una vez que dejó su ropa bien doblada y cerca de su cartera, abrió la cama y se metió pensando que sería difícil conciliar el sueño estando tan cerca y tan lejos de él aquella noche, deseando todavía tenerlo cerca, repetir lo que habían estado haciendo hasta hacía menos de una hora. Sin embargo, para su sorpresa, acabó dormida mucho antes de lo que había imaginado y ni siquiera la tormenta que golpeaba los ventanales enormes al frente de la cama la habían hecho difícil la tarea de conciliar el sueño.
Por su lado, Marco salió de la habitación y se quedó parado dos segundos pensando si entrar y darle un beso antes de dormir pero de inmediato se quitó esa idea de la cabeza. ¿Qué clase de cursilería era esa? Ya había tenido de ella lo que había buscado aquella noche y el hecho de pedirle que se quedara era simplemente precaución por la tormenta que estaba siendo. Cat le había dicho que no manejaba hacía mucho y que incluso le había costado demasiado obtener el permiso porque de una forma u otra, siempre fallaba en algo al momento de dar el examen práctico asique podría ser complicado para ella manejar con ese temporal y él no permitiría que le pasara nada mientras trabajara para él, además, estaban lejos uno del otro y todavía estaban cumpliendo con su condición de no dormir juntos. Pensando en ello, todavía convenciéndose de que estaba haciendo lo correcto e ignorando por completo la idea de que estaba cediendo a un impulso solo para seguir cerca de ella, fue hasta el minibar y se sirvió un poco de coñac para luego de tomarlo de un solo trago, ir hasta su habitación seguido de Poirot que estaba algo inquieto por el temporal. El cachorro se acomodó a los pies de la cama y luego de ponerse un jogger y una vieja remera como pijama, Marco se acomodó bajo las nuevas sábanas fría y completamente ajenas al aroma de Cat. Inevitablemente recordó lo bien que la habían pasado juntos y aunque quería cerrar los ojos para dormir, al cerrar los ojos recordaba la textura de la piel de ella, el perfume de ella, los gritos de ella repletos de lujuria y tenía que volver a abrir los ojos para calmarse. Daba vuelta, se acomodaba más al centro de la cama y regresaba a intentar dormir, nuevamente su mente divagaba en lo que habían estado haciendo allí mismo, en esa amplia cama y sentía que esa inquietud se debía a que sabía que ella estaba allí cerca, durmiendo sola.
Habían pasado un poco más de treinta minutos, había estado buscando distraerse con el celular revisando noticias y mensajes que le habían dejado en su correo pero nada que necesitara realmente su atención personal asique acabó sentándose en la cama para buscar en su mesa de luz el libro que había comenzado a leer una semana atrás. Luego de unas veinte páginas, Marco sabía que no le estaba prestando atención aunque había servido para alejar sus pensamientos de Cat asique lo guardó y volvió a recostarse, esta vez de costado con Poirot quejándose de lo mucho que se movía. Cerró sus ojos y largo un suspiro, deseando finalmente dormir y luego abrió los ojos para ver la hora: eran las tres y cuarto de la madrugada. Posó su vista en las paredes de enormes vidrios que lo enfrentaban y notó que las pantallas no estaban del todo bajas asique buscó el control remoto en la mesa de luz y las bajó hasta el piso para evitar la claridad de la mañana si es que llegaba a haber un poco de sol al día siguiente, aunque lo cierto era que pronosticaban más lluvias.
Luego de acomodarse nuevamente, antes de cerrar los ojos, observó la pequeña pila que formaban dos edredones sobre el sillón no muy lejos de los ventanales y se preguntó si haberlos sacado del cuarto de invitados funcionaría. Cuando Cat estaba en el baño se dispuso a ver que estuviera todo en su sitio y que contara con todo lo necesario, pero luego vio los edredones junto a las almohadas en el armario y se le ocurrió que si ella llegaba a necesitarlos pero no los encontrara en donde se suponía que debían de estar, pues seguramente lo buscaría a él. Sin pensarlo bien, se llevó los abrigos de cama hasta su cuarto antes de que ella saliera y ahora los tenía allí, esperando por si ella lo buscaba para pedírselos y se sintió un estúpido en ese instante. Parecía un adolescente estúpido, si quería tener un poco más de intimidad con ella tan sólo debería de ir y buscarla, pedirle que se metiera en su cama desnuda y nada más, luego agregaría más dinero a su cuenta. Sin embargo no estaba seguro de querer tener sexo nuevamente, debía de admitir que se sentía cansado ¿Pero entonces qué?
Sin concentrarse en eso, ignorando nuevamente ciertas cosas que estaban pasando, Marco simplemente salió de la cama de un salto.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora