CAPÍTULO 35: El señor Ziegler y su doble vida.

8 0 0
                                    

Mairen Guzmán había nacido en Portugal un treinta de diciembre de 1983 dentro de una familia de ocho donde ella era la hija más pequeña. Para el año 2003 luego de haber finalizado sus estudios secundarios y abandonado a mitad de su primer año en la universidad, decide dar un vuelco a su vida y se muda con su hermana mayor a Inglaterra, convencida de que estudiar en el extranjero era lo que estaba buscando. Tras unos meses con la intervención de su hermana, se decidió por comenzar a estudiar arquitectura en su nuevo país de residencia.
Mairen era una joven brillante, muy inteligente desde temprana edad, pero tenía una fascinación por lograr que los demás hicieran esas cosas que a ella no le atraían o no le convenía hacer. Su familia de una situación económica cómoda pero no holgada, al mudarse ella con su hermana Carla, le sugirieron de inmediato a que comenzara su independencia monetaria en cuanto antes pues ellos enviarían únicamente el pago correspondiente a sus estudios y Carla, que era la mayor de los hermanos y contaba ya con una familia, no podría estar manejando los gastos extras que Mairen solía acarrear. Carla era una madre y profesional muy correcta, estaba creciendo laboralmente en la firma de abogados donde había comenzado como una simple pasante y personalmente su familia iba de maravillas, tenía dos hijos de siete y cuatro adorables y su esposo era la clase de soporte que cualquier mujer necesitaría cuando de mantener un equilibrio laboral y familiar se trataba. Llevaban diez años juntos, se habían conocido en la universidad donde Terry estaba finalizando su carrera de criminología y desde entonces no se separaron jamás. Carla no había regresado a Portugal desde que había decidido estudiar en el extranjero y si bien sus padres la visitaron en algunas ocasiones, poco podría decir de tener relación con sus hermanos menores bien por la distancia como por la diferencia de edad asique recibir a Mairen en su casa había sido algo de mucho análisis sobre todo contando ahora con una familia que siempre iba primero para ella, incluso sobre sus propios padres.
A pesar del tiempo alejadas y de prácticamente no conocer a su hermana menor, Carla supo recibir y entablar una relación muy amena con Mairen e incluso llegó a agradecer su presencia en la casa cuando se descubrió con más tiempo libre para ella misma o para su matrimonio. La ayuda que Mairen le daba con los niños entre sus estudios y trabajos mediocres, era realmente enorme asique luego de meses, tras estar de acuerdo con su esposo y coincidir en que podrían acarrear el gasto extra, le plantearon a Mairen su idea de que dejara sus empleos de pocos días en la semana  para quedarse en la casa y así poder cuidar de los niños pero también estudiar, ellos pagarían todos los gatos de la casa como siempre sin que ella deba molestarse por colaborar en ello y a parte, le brindarían una pequeña entrada de efectivo de ser necesario a lo que Mairen se mostró encantada asegurando que aceptaba siempre y cuando fuera en beneficio de ellos y los niños.
Todo marchaba de maravillas hasta que luego de tres años, Carla sorprendió a Mairen y a Terry en la cama matrimonial aprovechando la salida de los niños a un cumpleaños. Ya se imaginarán el destino de casi todo: Carla echó a Terry y a Mairen de la casa y comenzó el trabajo legal para el divorcio, se tomó también el trabajo de anunciar a toda la familia en Portugal de la maravillosa persona que Mairen era al revolcarse con su marido en la casa, en la misma cama donde ella luego dormía pensando que Terry la amaba y agradeciendo la presencia de su hermana en sus vidas. Esto hizo que sus padres tomaran cartas en el asunto y surgió una enorme disputa con Mairen respecto al pago de sus estudios finalizando en el abandono completo de la ayuda que recibía de ellos dos. Asique Mairen ahora debía de valerse por si misma en todos los aspectos.
Terry no la ayudó en lo más mínimo aunque ella intentó que lo hiciera, según él, se había dado cuenta de lo idiota que había sido por arriesgarlo todo con tal de coger con ella y ahora estaría ocupado intentando de que Carla lo dejara explicarse para conseguir su perdón.
Sin dónde vivir ni cómo comer, Mairen se puso en busca de algo de estabilidad en esa ciudad que al menos, ya no era desconocida para ella. Sus padres le habían enviado dinero luego de avisarle que sería lo último: "No dejaremos a nuestra hija en la calle, pero deberás de olvidarte en que volveremos a endosar un cheque a tu nombre." le dijo su padre con la voz llena de indignación y colgó para no volver a llamar por muchos, muchos meses más.
Gracias a ese dinero, Mairen consiguió alquilar una habitación en un departamento pequeño donde viviría con otra joven más de la universidad a unos veinte minutos del centro de la ciudad y una vez allí instalada con sus pocas cosas, buscó empleo. Lo primero que había conseguido, fue en una oficina como archivadora lo cual era sumamente aburrido pero al menos su jefa era agradable y tenía un superior que siempre le llevaba trabajo los días miércoles a primera hora, con quien luego de pocos meses, había comenzado una aventura entre oficina.
Mairen era joven y aquello fue sumamente divertido para ella. Era veinte años mayor que ella y era apuesto, demasiado libidinoso y con algo de panza pero sus rápidos encuentros en el estacionamiento o en el baño del piso donde ella trabajaba eran buenos; además, le exigía poco tiempo a solas fuera de la oficina ya que era casado y le ayudaba económicamente muchas veces. Luego de un año trabajando en esa aburrida oficina sin entrada de luz solar, encontró un aviso para mujeres de entre veintitrés y treinta años con experiencia en secretariado. Ella no tenía idea pero se animó a probar suerte y bien que hizo cuando la llamaron para avisarle que había obtenido el empleo.
De ese modo, Mairen se hizo secretaria de presidencia en una empresa hotelera sumamente importante en todo el país y podemos decir que nuevamente, su vida dio un giro rotundo. Su nuevo empleo le permitió mudarse sola al centro, bastante cerca de las oficinas lo cual facilitaba su vida y le brindaba una comodidad absoluta. La satisfacción de ya no verse dependiendo de nadie y de incluso estar pasándola mucho mejor de lo que esperaba le daban ganas de llamar a sus padres solamente para darles las nuevas noticias y demostrárselo; pero en lugar de eso, procuró desaparecer por completo pero sin dejar de subir contenido a sus redes sociales y sabía bien que todos veían eso, estaban al tanto de todo: qué compraba y comía, la altura de su departamento y la vista que tenía de la ciudad, sus ejercicios en el gimnasio y las nuevas amistades. Y si bien todo en su vida iba en perfecto equilibrio y romances no le faltaban fuera del trabajo, no pudo evitar buscar a alguien dentro de la oficina y no se sintió jamás tan afortunada y emocionada como cuando el mismísimo señor Ziegler, su jefe, la ofreció una copa para "relajarse" con tanto trabajo que tenían que hacer después de horas.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora