CAPÍTULO 21: Bases y condiciones para la nueva Alissa

12 0 0
                                    

Bajó del taxi con confianza. Siguiendo el consejo de Susan, se había recogido el cabello con un broche de piedras negras que tenía olvidado en uno de sus cajones y se cambió los aros por unos colgantes en forma rombo con lentejuelas pequeñas color plateadas, los cuales esperaba disimular un poco con su flequillo largo. Los zapatos eran los mismo que los que había usado para su entrevista con Verónica, era un total black a excepción de su tapado gris que no podía fallar y eso hasta ella lo sabía. Al bajar del taxi se quedó unos segundos parada en la calle de al frente, exactamente donde se había detenido por la mañana y revisó su celular. Eran las siete y cuarenta y tres minutos lo que la hizo sonreír algo nerviosa y con satisfacción, había llegado con diez minutos de ventaja para demostrar que era capaz de cumplir con puntualidad.
En la cartera que había llevado, una pequeña de correas largas con cadenas, entraba únicamente su celular, un pequeño espejo, algo de efectivo para regresar en taxi y el bendito sobre que Susan le había entregado. El sobre contenía una sola hoja impresa con las siguientes palabras.

"Ingrese al edificio y anuncie en recepción que tiene una cita de parte de la agencia KKT en el piso cuarenta y nueve. Sabrán indicarle que tome el elevador del primer piso donde la esperará la persona encargada de guiarla hasta el punto de encuentro. Procure seguir el contrato de confidencialidad a firmar."

Había leído la nota al salir del café, camino a su casa en el transporte público y la había vuelto a leer en el taxi. Si bien todo aquello era algo que le servía para mantener su vida personal a un lado, consiguiendo quizás así más comodidad en su nuevo empleo, era inevitablemente el hecho de que también le generaba dos emociones muy distintas: diversión y vacilación. Había cierta adrenalina en el secreto, esa especie de misión ultra oculta como si se tratase de una espía o una detective como también existían los escalofríos y la duda que le planteaba el estar por involucrarse con un hombre que no conocía de nada y jamás llegaría a conocer en realidad. No deseaba darle más vueltas al asunto, pero era inevitable. Quizás, pensó, de haber sido de esas chicas que se le hacen fácil las relaciones de una noche estaría en otra posición. Sería sencillo, sería como cualquier otra cita con una nueva persona, pero jamás había usado siquiera las aplicaciones de citas y estaba en terreno desconocido.
Exactamente menos cuarto entró en el edificio donde un hombre de bigote la saludó amablemente desde su lugar a un lado de la recepción. Detrás del escritorio, una joven muy guapa de su edad posiblemente, la saludó con una leve sonrisa y un tono de voz sumamente relajante, parecía la voz que tendría una locutora de radio donde solo pasan música soft o una narradora de cuentos infantiles. ¿Sería acaso siempre su voz así, o quizás sólo se trataba del efecto que generaba ese lugar? La recepción, como todo el edificio a decir verdad, contaba con un diseño minimalista. Las paredes, el escritorio y el suelo, hacían juego generando una luminosidad absoluta gracias a las enormes lámparas de alargado diseño que colgaban del techo. A la derecha del escritorio, se veía un primer ascensor y comenzaba un pasillo en el cual se podía leer un cartel indicador de "oficinas". A un lado de éste, se imponía la enorme escalera semi circular que daba al primer piso y la cual impresionó bastante a Ali con su diseño y tamaño.

-Buenas noches, vengo en nombre de la KKT agencia de modelos, tengo una reunión en el piso cuarenta y nueve.

-Oh, si por supuesto. Suba al primer piso por las escaleras y tome el elevador que se ubica inmediato al bar, señorita. -le respondió la joven tal cual Ali esperaba y tras agradecerle, caminó hasta las escaleras que debían de permitir subir con facilidad, unas cuatro personas a la vez. Notó una música instrumental suave recién cuando comenzó a subir las escaleras y se distrajo por un segundo observando las lámparas de unos cuatro o cinco metros que colgaban y luego al ver hacia adelante, se encontró con el comienzo del primer piso. Lo primero que captó su atención fue efectivamente un hombre que estaba sentado en un sillón frente al bar, tenía un vaso de whisky a penas comenzado y miraba distraído hacia un lado, pero cuando escuchó los tacones de Alissa llegando al frente del elevador, salió de su cabeza y posó la mirada en ella, levantándose de inmediato para caminar hasta el elevador.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora