CAPÍTULO 22: Bruce y Cat

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Una vez a solas, sentados uno frente al otro, Marco se le quedó mirando a la vez que Ali daba toquecitos con su bolígrafo contra su mano izquierda. No hacía ruido, no era nada molesto pero le hizo preguntarse si acaso esa chica estaba más incómoda o nerviosa de lo que aparentaba. Era comprensible, era la primera vez que hacía algo como eso pero se suponía que quería hacerlo, por eso estaba allí. Supuso que esperaba que él dijera algo primero, guardaba silencio pero el ambiente no era pesado o incómodo, asique Marco tomó iniciativa acostumbrado a hacerlo siempre. Salió de su asiento y fue hasta el pequeño bar que estaba a metros de la mesa del comedor; se sirvió una copa de vino y sabiendo que Ali lo seguía con la mirada, le preguntó si deseaba tomar algo que no sea agua o café.

-Se lo agradezco, pero estoy bien.

-Debo admitir que acostumbro tomar una copa por la noche casi todos los días, espero que eso no la haga sentirse incómoda... -comentó regresando a la mesa, pero esta vez se sentó en donde Pete se había sentado anteriormente, en una de las puntas de la mesa, a un lado de Ali.

-Para nada, aunque siendo sincera si hay algo que me tiene un poco incomoda -dijo ella captando aún más la atención de Marco que la invitó a que simplemente lo dijera antes de que cualquiera de los dos firmara algo.- Es algo extraño llamarnos de usted -dijo al fin ella, haciendo que Marco sonría- Comprendo que no sabemos nuestros nombres, es como le dije, lo que prefiero es sólo que... Bueno, es sólo extraño no tutearlo cuando vamos a...

-Cojer.

-Si -dijo Ali sintiendo el calor nuevamente en su rostro- Lo siento, no quiero parecer estúpida, pero se me había ocurrido quizás, no lo sé  ¿Decirnos con algún nombre inventado al menos? A menos que prefiera que lo trate de usted en todo momento, claro.

Escucharla decir aquello generó en Marco una repentina excitación, cosa que lo sorprendió. En un instante pasó por su cabeza dejar el contrato para después y tomarla sobre la mesa en ese preciso momento, pero dejó la copa sobre la mesa espantando su fantasía a la vez que tragaba saliva. ¿Notaría acaso el repentino calor que había comenzado a sentir en su entrepierna? No, no lo notaría obviamente. Sin decir una palabra, Marco tomó su bolígrafo de la mesa y se acercó el contrato que firmó en silencio las veces que las páginas lo pedían y una vez hecho, lo dejó todo frente a ella.

-Puedes llamarme como más te guste, acepto el nombre que quieras... -le dijo- ¿Tú aceptas?

Ali tomó el bolígrafo y buscó donde firmar a la vez que respondía.

-Siempre y cuando no escoja un nombre feo, lo acepto. -terminó de firmar y se quedaron mirando fijamente. Estaba hecho, la había contratado oficialmente. ¿Ahora qué? Luego de unos segundos, pasó por la cabeza de Ali una idea y sonrió a la vez que rompía el silencio- Creo que ya sé como quiero que te llames.

-Soy todo oídos 

-Te voy a decir Bruce -respondió y Marco enarcó una ceja- Lo siento, es que me das vibras de Batman. Misterioso, adinerado, solitario... Bruce es sencillamente perfecto. -aquello le hizo reír de verdad y debía de admitir que no le desagradaba el nombre ni el motivo por el cual se le había ocurrido.- Ahora dime, ¿Se te ocurre algún nombre para mi?

-Si yo soy Bruce, te llamaré entonces... Cat- le dijo al fin tomando a Ali por sorpresa. Una referencia a Gatúbela muy sutil, jamás se lo hubiera imaginado, pero le gustaba. Bruce y Cat, no quedaba nada mal y al menos al pensar en él ya no pensaría en un completo desconocido aunque el nombre sea falso, era mejor que el hecho de que no tuviera ninguno. Marco se puso nuevamente de pie- Ahora que ya estamos comenzando a ponernos de acuerdo Cat, y que ya firmamos nuestro contrato, podemos proseguir.

Por un segundo Ali pensó que se refería a la parte de tener sexo, pero cuando se alejó de ella para ir a buscar una pequeña caja pudo volver a calmarse. Marco dejó la caja frente a ella y permaneció parado a su lado, esperando que observara lo que había en su interior. Ali sin decir nada, tomó la pequeña caja negra con cuidado y la abrió para encontrar en su interior sólo dos cosas: Un celular nuevo y una tarjeta. Notando la confusión en su rostro, Marco se adelantó a explicarle.

-A partir de ahora, nos comunicaremos directamente entre nosotros y lo haremos a través de estos teléfonos exclusivamente -le dijo a la vez que le mostraba el que él había guardado en su bolsillo- Siempre procuro que sean equipos y números nuevos con mis acompañantes y son exclusivamente para poder estar en contacto. Siempre que quiera verte, te llamaré aquí. ¿De acuerdo? -Ali tan solo asintió a la vez que tomaba ambas cosas en sus manos- En cuanto a la tarjeta, es la llave de acceso a este piso. De ese modo será más fácil para ti ingresar directamente, sabrás siempre con anticipación cuando quiero que vengas y no hace falta que te anuncies en la puerta cuando llegues. Por cierto, la única cámara que existe en todo el lugar, está en el portero externo que supongo ya viste y la tengo solamente para asegurarme que vengas solo cuando te lo pido y sin nadie más.

-¿Tuviste alguna chica que te hizo eso? -preguntó Ali algo sorprendida- Lo siento, no debí preguntar, olvídalo.

-Y algo más... -dijo Marco apoyando sus manos sobre la mesa, quedando a su altura más cerca de su rostro de lo que Ali esperaba en esos momentos y en voz baja prosiguió- Desde que nos vimos por primera vez que haces eso de disculparte cada diez segundo, no tienes que hacerlo... Da la impresión de que te asusto. ¿Te causo cierto temor, acaso? -Ali negó con la cabeza prendida en sus ojos celestes, pensando en si acaso todo eso era real- Muy bien, entonces creo que eso es todo por ahora Cat.


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Habia finalmente llegado diciembre. Era lunes y debía de ir a trabajar como todos los días. El vestido que habia usado la noche anterior reposaba colgado en la percha contra la puerta de su habitación y los ojos de Alissa pasaban de él al reloj sobre el escritorio que marcaba las siete menos cinco de la mañana.
Casi no había pegado un ojos en toda la noche, había llegado antes de las diez luego de que Marco la despidiera asegurándole de que le avisaría con tiempo cuando sería su primera cita. Su hermana había estado durmiendo al momento de llegar a la casa y pudo prepararse para dormir con tranquilidad aunque su corazón parecía palpitar un poco más fuerte que de lo normal. No dejaba de pensar en lo que vendría y se preguntaba cómo es que podia parecer temerosa cuando no era ninguna virgen. ¿Era temor acaso esa inquietud que sentía o era ansiedad?
Al llegar se había desvestido, quitado el maquillaje y lavado los dientes, todo el tiempo pensando en lo atractivo que era ese hombre. Bruce... Al menos ahora tenía cómo llamarlo y se sentía un poco más cómoda aún siendo completos desconocidos. Al meterse en la cama comenzó a recordar de a poco sus últimas noches junto a Gustav y notó que cada vez recordaba menos respecto a la vida sexual que había sabido tener. ¿Había existido, acaso? Claro que sí, había existido y no era mala en absoluto, había sido muy feliz con Gustav y había estado satisfecha con lo que tenían íntimamente hablando. Pensó en lo que había leído en el contrato y volvió a sonrojarse... Bondage, Dogging, Sploshing, Striptease, Doble penetración, sexo Anal... Se tapó hasta arriba de la cabeza en un reflejo de vergüenza ¿Seria capaz? Nunca había hecho nada parecido con ninguno de sus novios, aunque en realidad con el único que había tenido más sexo había sido con Gustav, y sin embargo, él siempre había sido muy... ¿Clásico sería la palabra adecuada? Otro pensamiento había corrido por su mente: ¿Habría Gustav querido en algún momento experimentar más y nunca se lo dijo? No, no había chance, había llegado a conocerlo bien.
Estaban por ser las once y media de la noche y no lograba pegar un ojo, con la luz apagada de su cuarto se sentó en su cama y miró los dos celulares que reposaban sobre su mesa de luz. Se preguntó cuándo pensaría llamarla  y luego pensó en que ya eran años sin tener intimidad con nadie, eran años de soltera, los mismos que ocupó siendo una especie de madre para su hermana. Shawty siempre le había dicho que era sorprendente como es que no extrañaba el cuerpo de un hombre, cómo era que hacía para satisfacer sus deseos y la verdad era que no los sentía, no los tenía, no había nada que llenar. En ese tiempo sola había pensado poco en su vida sexual y había llegado a la conclusión de que tenía una livido muy baja porque realmente no sentía "necesidad" de acostarse con alguien como le decía Shawty.
En esos momentos, por muy extraño que se le hacía, era consciente de que volvería a tener sexo pronto y lo único que ocupaba su mente era el preguntarse si es que acaso sabria hacerlo. ¿Había olvidado todo? ¿Se animaría a salir de esa zona de confort a la que se había acostumbrado? ¿Podría sentirse cómoda intentando cosas nuevas? ¿Lo haría bien después de tanto tiempo?
Había caído dormida con todos esos pensamientos en la cabeza y despertó unas cuatro veces en la noche, siendo así que a las seis de la mañana ya no podía volver a pegar un ojo y se quedó mirando el vestido colgado en su puerta, todavía pensando en lo que había pasado y lo que podría pasar en sus futuras citas. A las siete y diez decidió que lo mejor era salir de la cama antes de volver a repasar la noche anterior y fue así que comenzó el primero de diciembre.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora