La cuchara reposó sobre el plato de café recibiendo toda la atención de Alissa, que buscaba distraer su vista con cualquier cosa que no fuera observar el rostro de Gustav frente a ella. Cuando había pasado a buscarla y le ofreció un café, ella aceptó sólo porque él le aseguró que seria todo muy breve, no quería importunarla y sin embargo, al sugerir ir al café de Teddy ya lo estaba haciéndolo enormemente y lo sabía muy bien. Esa cafetería había sido testigo de sus salidas más bonitas seguramente y de sus charlas más sinceras, asique Alissa le rechazó de inmediato la invitación y en su lugar, le dijo que de querer tomar un café y hacer todo eso rápido, que bien podrían ir a la cafetería cerca de la parada del autobús fingiendo de que a ella le era conveniente como si no tuviera auto pero claro, Gustav no tenía que saberlo.
Fue extraño, no se sentía nerviosa en absoluto ni dolida, ni siquiera esa vieja y lejana sensación de nostalgia la embargó, pero estaba incómoda caminando a su lado como si fueran buenos conocidos, amigos. Ya no eran ni uno, ni lo otro, mucho menos amantes. Gustav se veía muy bien, estaba guapo como siempre lo había encontrado solo que sin su barba era un tanto menos atractivo para ella o solo se debía a que ya no era la persona con la que ella quería pasear un lunes por la tarde para ir por un café. Él buscaba conversaciones banales, como si todo marchaba bien en el café o si había cambiado algo en la casa y Alissa buscaba responder lo mejor posible aunque moría de ganas de llegar y estar sentada para preguntarle a qué se debía toda esa mierda del invitarla a por un café. El clima frío la hacía desear estar en su casa más que nunca o entre los brazos de Bruno, eso sin duda alguna era mil veces mejor que su cama. No podía dejar de pensar en él y en su reacción al saber de Gustav, era difícil descifrarlo pero tampoco podía preguntar qué era realmente, si simple curiosidad, si solamente era por el asunto legal que los ataba a sus condición de exclusividad o si es que estaba celoso. Alissa quería quitarse esa idea de la cabeza, claro que no estaba celoso, era estúpido e imposible que estuviera celoso pero lo que le había dicho en el elevador y su pregunta de si es que Gustav era parte de su pasado o no... la querían hacer creer que los celos podrían ser una opción pero su cabeza le estaba gritando que no siguiera por ese sendero, debía de recordar que Bruno estaba tan sólo queriendo asegurarse de que las cosas se hicieran a su modo y debía recordar que él la había contratado con un sueldo intachable.
La mano de Gustav pasó frente a sus ojos queriendo llamar su atención y al verlo comprendió de que no estaba escuchando absolutamente nada de lo que sea que él hubiera comentado desde que les habían servido el café.-Vaya, comprendo que no quieras escucharme pero esa forma de ignorarme creo que es demasiado- le dijo él sonriendo algo molesto.
-Lo siento, estaba pensando en... Estuve mal, lo siento -le dijo Ali intentando regresar- Pero sí quiero escucharte, a decir verdad, es por lo único que vine, quiero saber qué tienes para decirme.
-Por supuesto, intentar platicar de otra cosas como el sabor de esta tarta es estúpido y admito que es mejor ir al punto. -Gustav tomó de su café y luego reposó sus manos sobre sus rodillas, estaba buscando la mejor forma de comenzar con eso- Te debo una disculpa, una sincera y profunda disculpa. No fui bueno para ti, no supe entender por todo lo que pasabas y pretendía que dejaras todos esos problemas ignorados por nuestra relación y no era algo fácil, no supe escucharte y lo lamento. Te diría mucho más, de verdad, pero creo que es en vano. Cuánto te extrañé y te pensé, lo mucho que debí de resistirme para no correr hasta ti pensando que yo estaba en lo correcto al cien por ciento. Pero sé que pasaron dos años y aunque no creo que sea suficiente para borrar lo que tuvimos, creo que es suficiente como para no querer recordar todo.
-Creo que voy a aceptar tus disculpas, la verdad es que me las debías, es una pena que llegaran tan tarde.
-¿Es muy tarde? -le preguntó mirándola fijamente a los ojos y en ese momento recién pudo comprender las intenciones de Gustav. Alissa sonrió a la vez que masajeaba su entrecejo y luego de respirar profundo, decidió que no quería lidiar con eso en ese momento ni nunca. Tomó su cartera, bajó de la banca donde estaba sentada y se colocó su abrigo mientras Gustav la observaba sorprendido y un tanto ofendido.
-Me tengo que ir, Alice debe estar por llegar a casa -le dijo ella- Gracias por el café, seguro estaba muy rico pero no voy a hacer esto.
-Espera, hablemos -la detuvo mirándola fijamente a los ojos, esperando que ella comprenda lo importante que era para él hacer eso- ¿De verdad no podemos hablar de nosotros? ¿Lo dejas así como estaba?
-Creo que así como estamos, estamos bien. Yo aquí y tú en Canterbury, ambos con nuestras vidas tranquilas y ordenadas.
-Pues te he echado de menos, mucho -le dijo Gustav deslizando su mano hasta la de ella para acariciarla suavemente y un escalofrío recorrió la espalda de Ali. Ella hubiera dado mucho por escucharlo decir eso, por tenerlo frente a ella tomando de esa forma su mano, pero eso era hacía un año atrás, cuando todavía no abría los ojos a lo que realmente había sido su relación con Gustav.
Desde que se habían conocido, para Alissa había sido sumamente sencillo imaginar una vida a su lado y sin embargo, no eran realmente planes. Ella imaginaba momentos, tan sólo eso: cenas entre amigos o familia, salidas a solas, dulces momentos de intimidad una noche de lluvia... pero eso no eran planes, no se había puesto en ningún momento a pensar qué hacer con su vida para crear y crecer junto a Gustav, no se había puesto a pensar si es que quería ser madre o cuándo sería el mejor momento, no se había puesto a pensar si es que mudarse o no era lo que quería, ni cuál era su casa ideal o si tendrían más mascotas que Gordo. En cambio Gustav sí había estado haciendo planes, pero esos planes no venían con ella, eran de unos años atrás, cuando había comenzado la universidad y realmente, siendo sincero, Gustav sabía que no era por ser Alissa, sino que había sido el hecho de que ella llegó a su vida en el momento justo cuando él estaba casi al punto de partida de todo esas cosas que quería para su vida.
Simplemente habían coincidido y de no haber sido porque Alissa no pensaba separarse de su hermana, aún cuando ésta ya estaba a poco de comenzar la universidad, pues lo más probable hubiera sido que ella lo hubiera seguido a él en sus ideas y hubiera amoldado su vida a la de él de la forma que para él era todo perfecto.
Luego de que terminaran, luego las malas noches de sueño y los reprimidos llantos guardados, de a poco, la mente de Alissa se comenzó a disipar y volvió a ser una sola. Independiente, sola y mucho más relajada, Ali pudo comprender que había estado a punto de cometer un error y que había estado en juego su felicidad por más que fuera a largo plazo. ¿Cómo hubiera sido su vida a sus cincuenta o sesenta con Gustav a su lado? Sin duda alguna no se veía en esa situación, no podía verse siendo una mujer plena y feliz con él, algo en ella le rechazaba la imagen de estar sentada viendo televisión mientras él ojeaba algún libro o periódico y se quejaba de absolutamente todo, incluso de esas cosas que no había llegado a vivir jamás o que ni siquiera comprendía o conocía. Gustav y ella habían coincidido en un momento ideal, pero no significaba que eso fuera ideal por siempre y ella supo comprender sus sentimientos, aclarar sus deseos y alegrarse al final de cómo se habían dado las cosas. Había utilizado a ese muchacho que la conquistó en una tienda de ropa como salvavidas emocional luego de tantos terremotos personales y de nada servía que lo siguiera intentando porque la única persona que podría hacerla sanar y vivir en paz con todo lo ocurrido, era solamente ella.
Y ahora él tomaba su mano como hubiera querido que lo hiciera un tiempo atrás, y decía las cosas que hubiera matado por escuchar de él. Y no sentía que fuera correcto. No era correcto pensar en rescatar algo de lo que habían tenido porque ella no quería algo así en su vida. << Lo que quieres es a tu Batman británico >> le dijo la voz en su cabeza y en aquella privacidad podía admitir que era cierto, quería a Bruce y quería conocerlo de verdad, añoraba saber quien realmente era, saber si todo lo que hacia con ella era auténtico o simplemente una especie de acto que duraba lo que duraban sus noches juntos.
Después de dos años sola y tranquila, había comenzado a sentir algo por alguien nuevamente y era mala idea, no era correcto. Supuso que debería de resignarse nada más y luego de diciembre, sanar otra vez. Con cuidado y con una leve sonrisa nostálgica, Ali quitó su mano de la de Gustav.-¿Estas con ese hombre, verdad? El del museo...
-No, estoy sola -le dijo ella guardando sus manos en los bolsillos de su abrigo- Y es por eso que estoy segura de que no podemos intentarlo otra vez, es lo mejor.
Le sonrió y se dio la media vuelta para ir hasta la puerta por donde salió sin querer mirar atrás, más decidida que nunca, después de todo, contenta de haber dicho adiós.
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SIN NOMBRES (La acompañante) +18
RomanceUna posibilidad única para la persona más importante de su vida, una agencia con algunos secretos bien guardados y un hombre dispuesto a proteger su privacidad al máximo. Alissa decide jugar duro siendo otra persona por completo para así conseguir l...