CAPÍTULO 27: Secuelas de la noche anterior

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Por mucho que deseaba negarlo, no pudo. Era demasiado obvio y algo en lo cual no había dejado de pensar desde que abrió los ojos, incluso se le hizo haber soñado con fragmentos de la noche anterior ¿O era sólo que había estado recordando? De una forma u otra, estaba en su cabeza y era algo que se le notaba aunque no quisiera: La increíble noche de sexo que había tenido, la había cambiado. 
Alissa despertó a las siete de la mañana del jueves con un clima helado y amenazante a tormenta en el exterior, pero lejos estaba de lamentarse por el clima helado que la recibiría saliendo de su casa para ir hasta su trabajo. Se levantó, puso comida en el plato de Gordo y en la cocina, todavía de pijama, se dedicó a preparar el desayuno para ella y su hermana, que pronto se despertaría para la escuela. Puso el agua para el té, fritó huevos y panceta, tostó el pan y picó unos pocos champiñones para también fritarlos y colocarlos en el plato con los huevos y la panceta. Cambió el mantel de la mesa, puso las tazas y los cubiertos necesarios, fue hasta la puerta de Alice y la llamó a desayunar con una sonrisa, luego fue hasta su cuarto y se quitó el pijama para ponerse unos jeans y una camisera de cuello alto color gris, buscó el sweater negro más abrigado que tenía en su armario y se arrodilló para buscar sus zapatillas de siempre. Mientras se las colocaba, posó su mirada en el sesto de la ropa sucia que tenía en un rincón de su cuarto y recordó que debía de lavar el traje, cosa que debería de hacer a mano y sin que Alice viera que se había comprado algo tan elegante de la nada.
Recordó la forma en que Bruce le había quitado todo la noche anterior y también en como se veía él sin ropa. Se sonrió otra vez, todo aquello parecía demasiado irreal para ella, y sin embargo la sensación de las manos de ese hombre sobre su piel desnuda no se olvidaba. Buscó su cartera sobre el escritorio y revisó que tuviera todo caminando de regreso a la cocina en donde segundos después, su hermana entró con cara de dormida y su ropa de cama todavía puesta. Alice se sentó en la mesa observando el cambio del mantel y luego se quedó colgada a los movimientos de su hermana en la cocina que sirvió todo en segundos y se lo presentó frente a ella perfectamente caliente, inundando la cocina de un aroma delicioso.

-Vaya, hoy sí que te luciste... ¿Champiñones? Nunca quieres cocinar tanto tan temprano... -le dijo Alice quitándose la lagaña de la cara para luego endulzar su té a la vez que su hermana se sentaba frente a ella.

-Bueno, no siempre cuento con el tiempo, por eso. -se justificó Ali- Hoy ciertamente he madrugado y ya que ayer no cenamos juntas, quería compensarlo.

-Por cierto, ¿Cómo te fue ayer?

-Oh, excelente, realmente maravilloso -dijo sin pensarlo y recordó que debía de ser cuidadosa- El ambiente laboral es tan... cálido, no lo pareciera pero es muy... lindo trabajar así. 

-No te oí regresar, ¿Volviste muy tarde?-preguntó Alice comiendo de su plato con gusto.

-Deberían de ser la una, son pocas horas por suerte. -le respondió ella recordando la última vez que había visto su reloj, precisamente de camino a la casa.


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Marco había quedado un tanto sorprendido cuando Ali se levantó de la cama sin decir nada y tomó el bustier y su tanga del suelo para luego mirarlo y con una sonrisa, avisarle que ya se marchaba. Acababan de terminar y no hizo falta decirlo, ella tan sólo se levantó, tomó lo que tenía a mano y entró al baño para prepararse y salir.
Recostado en la cama, escuchando el agua del lavabo del baño pensó en lo sencillo que se les hacía entenderse y en lo satisfecho que estaba con su elección. El hecho de que ella sola se hubiera retirado de la cama decía mucho, recordaba el contrato y lo respetaba, eso era algo que no siempre le pasaba con sus acompañantes en esos momentos posteriores al sexo. A decir verdad, recordaba que siempre debía de al menos insinuar que ya era hora de partir para que lo hicieran pues sino buscaban quedarse "un poco más a su lado". Pero Marco no buscaba con quien descansar y dormir abrazado, sino con quien descargar su apetito sexual y Alissa lo estaba haciendo a la perfección.
Minutos después salió peinada y vestida del baño, sólo le faltaban sus zapatos, cartera y blazer. Fue hasta los pies de la cama y recogió los zapatos mientras que Marco salía de la cama para buscar los pantalones que se puso antes de que Ali pudiera decir algo.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora