Aproximadamente luego de un mes y medio, Alissa finalmente comenzó a trabajar en el café. Eran más horas, todos los días de la semana a excepción de los martes pero era más dinero ingresando a la casa y sus horarios eran fijos por la mañana, justo cuando Alice estaría en la escuela asique aquello era todo lo que necesitaba por el momento.
El gerente del local no aparecía mucho por allí, y quien estaba a cargo todos los días por así decirlo, era Joe. En un comienzo le dio la impresión de que no le agradaba pero de a poco, Diana la ayudó a integrarse y a conocerlo mejor. Aprendió pequeñas cosas que jamás pensó que le interesarían como conocer los distintos tipos de granos de café que hay y el funcionamientos de las cafeteras, las múltiples convinaciones de sabores que podría llegar a crear y la satisfacción que llegaba a generarle el trabajar con el tiempo pisando sus talones, había algo cuando tenían muchos pedidos y estaban atareados que la hacía sonreír sin darse cuenta.
A veces, rara la vez, hacía más horas si se lo pedían pero normalmente las horas de la tarde las ocupaba en la casa, en estar con Alice o en ella; aunque ésto último aunque quisiera negarlo, debía de reconocer que lo hacía de una forma distinta.
Ya no gastaba dinero en cosas innecesarias como más ropa o zapatos nuevos cada mes, ni tampoco en productos de belleza que no usaba todos los días o que tenía pero en otro formato o color. En cambio usaba su tiempo de amor propio yendo cada tanto a la peluquería, no para mucho más que retocar su color rojo o cortar las puntas, o tomaba una ducha de media hora en la tina con velas encendidas y la luz apagada, mientras escuchaba música relajante y sentía el agua tibia en todo su cuerpo. Todos los primeros días de mes, se quedaba todavía con la bata de baño puerta y se sentaba a los pies de la cama con el cuaderno de cuentas a pagar, y mientras esperaba que secara la mascarilla de su cara, organizaba el dinero que dividía en lo que necesitaban para vivir.
Alice le hacía la vida muy fácil, era buena estudiante y no le mentía, si tenía algún plan siempre le avisaba y en la casa las tareas distribuidas se respetaban, quizás le costaba que mantuviera el orden en su habitación o con su ropa, pero no podría quejarse jamás.
El tiempo pasó y sin darse cuenta, ya se cumpliría un año sin tener novedades de su madre. En una de las visitas de la tía, ésta le confesó que había recibido una llamada de su madre pocos días atrás, pero no le contó a su hermana menor de ello, no quería hacerlo siendo que nada cambiaría. Su madre estaba bien, estaba viva y aparentemente sin remordimiento puesto que no preguntó cómo estaban ellas dos, sino que le dijo "Procura hacerle llegar el dinero que te enviaré en unos días a las chicas, se viene el cumpleaños de Alissa." Y nada mas.
Efectivamente le envió dinero a su hermana y ésta se los alcanzó días más tarde, luego del cumpleaños aunque claro, fue considerada y procuró entregárselo a Alissa a solas, contándole de la llamada y diciendo que no había logrado identificar de dónde venía pues al parecer, no era un teléfono celular.
Luego de eso, y sumándole el hecho de que ya había pasado un año, a Alissa se le ocurrió dejar de esperar a su madre pero claro que no se lo planteo de ese modo a su hermana cuando le comentó que quería vender algunas cosas de la casa y guardar otras, renovar un poco dentro de sus posibilidades.-Me gusta la idea, quizás lo necesitamos... - le dijo Alice durante el desayuno sin mostrar rastro de tristeza alguna. En secreto, Alice había pasado de extrañar a su madre y rogar que regresara, a rogar que su madre regresara para poder gritarle en la cara.
Al siguiente martes libre de Alissa, mientras su hermana menor estaba en la escuela, comenzó a planificar con toda su paciencia las cosas por hacer. La lista de repente se hizo larga: Quitar fotos y adornos de las paredes, quitar algunos empapelados como el de la sala y el baño, desmontar por completo la habitación que había sido de sus padres y ver qué muebles quedaban y cuáles venderían, quitar las cajas del pequeño desván que se ubicaba sobre la puerta del baño y ver uno por uno los objetos o documentos guardados para saber qué tenían bajo techo. Cambiar cortinas, pintar la cocina de un color más claro y limpiar el pequeño patio trasero.
La casa era una típica terraced house y tenía un buen mantenimiento, Alissa quería agregarle algunas macetas nuevas al frente pero lo que más deseaba renovar era el interior. La sala era pequeña, lo que le llevaría poca pintura y el baño también, en cuanto a la habitación de sus padres, Alice la convenció de que ella se mudara allí puesto que la ventana daba a la calle y ademas contaba con al menos un metro más de espacio.
Aquel primer día por la tarde averiguaron donde poder vender los muebles, tenían muchos de ellos al rededor de veinte años pero se mantenían de una manera excelente. En otra situación seguramente los dejarían para beneficencia, pero debían de aprovechar el dinero que les dejarían asique acordaron el precio y a los dos días pasó el señor Ganahann, dueño de una tienda de segunda mano del vecindario, con su camioneta a recogerlos.
Esas pequeñas remodelaciones le llevaron casi tres meses completos, pero al finalizar la casa se veía muy bien. Se la veía con más claridad, con menos recuerdos familiares por todos lados y con más energía positiva que nunca. Alice estaba contenta con el resultado, se la veía animada y es que había comenzado a pensar en que vivir sólo con su hermana era algo genial, sus amigas ya comenzaban a decirle que era algo super y que seguramente debían de ser como dos universitarias viviendo la vida en libertad. Algo de eso era cierto, pero no del todo, a veces no era tan super, pero estaba bien. Las cosas comenzaban a funcionar para las dos y Alissa de repente, era una mujer completamente responsable y centrada. No dejaba de ser su hermana divertida y cómplice pero también la veía ahora como la adulta a la que le debía respeto y explicaciones. No fue algo que a Alice le digustara, después de todo, su hermana siempre había sido buena con ella. Estando o no sus padres, se querían, tenían una relación muy buena asique para la menor de las hermanas las cosas se dieron naturalmente.
Para Alissa fue igual solo que llegó un día en el que se dio cuenta de cómo había cambiado todo, fue como si de golpe explotara la burbuja y cayera en cuenta de cómo eran las cosas y ese día fue cuando Alice le dijo durante la cena que un muchacho la había invitado a salir y que ella quería tener esa cita, que era un buen chico y que le gustaba de verdad. Un miedo repentino subió por la garganta de Alissa y su mano se detuvo a mitad de camino al llevar la taza de té a su boca. Alice le sonrió como pidiendo por favor que la deje ir con el muchacho y por dentro, la hermana mayor se preguntaba cómo era posible que realmente era responsable de aquella adolescente. ¿Y si se embarazaba? ¿Y si le rompían el corazón? ¿Qué se supone que debía de hacer? ¿Aconsejarla... o advertirle? Sin pensarlo bien, Alissa le sonrió y dejó la taza sobre la mesa nuevamente.-¡Cuéntame todo sobre él, vamos! - le animó de forma cómplice y de inmediato Alice le dijo que se llamaba Finn y que era de su misma clase, que tomaba la misma extracurricular de arte que ella los sábados por la tarde con la señora Dugle y que era el mayor de tres hermanos. Era rubio y algo más alto que ella, hacía vóley y unas esculturas con alambre magníficas. Escucharla hablar del muchacho calmó los nervios de Alissa pero por la noche cuando su hermana se durmió y recibió la llamada de su mejor amiga, sin saber cómo regresaron y con más fuerza que nunca.
-Tiene una cita este sábado después de arte - le contó Alissa por el celular con un repentino llanto brotando de lo más profundo de su pecho.
-Cariño, si ese chico no es un maldito hijo de perra machista y racista, maltratador de animales y niños o ladrón de ancianos no comprendo tu llanto... - le respondió Shawty desde el otro lado.
Shawty era amiga de Alissa desde la secundaria. Era la chica más bella que jamás había conocido, sus padres eran españoles y ella había nacido en Francia, donde vivió hasta los dos años para luego mudarse a Inglaterra. Tenía dos hermanos y una hermana más, pero ella era la menor. A los cuatro años su madre le hizo su primer sesión de fotos para su cumpleaños y su hermana mayor comenzó a pedirle que intentara suerte como modelo. Lo que comenzó como un juego para toda la familia, de repente se vio como una posible realidad cuando Shawty fue contactada para un trabajo de catálogo de ropa infantil. A los cinco años fue una de las caras de dicha marca, nada extraordinario pero era un buen comienzo y había hecho un excelente trabajo sin tener idea de lo que era modelar. Shawty amaba la atención de la cámara y se divertía mucho posando y cambiándose de ropa todo el tiempo, de ese modo, los padres a los diez la inscribieron en una escuela de belleza donde enseñaban modelaje y no se detuvo jamás. Para cuando Shawty y Alissa se conocieron a los catorce, Shawty estudiaba en un instituto privado de modelos y comenzaba de a poco a probar suerte dentro del ambiente de la moda. A los dieciséis, finalizando el año escolar, le salió una enorme oportunidad para trabajar con una agencia mundialmente conocida de Londres: la KKT Model Agency.
De ese modo, Shawty debió de finalizar sus estudios a la distancia puesto que la habían enviado a Italia, pero luego de unos meses regresó a la ciudad.
Su amistad nunca se vio afectada por la distancia, Shawty siempre estaba pendiente de las novedades de Alissa y Alissa de las novedades de Shawty que eran mucho más emocionantes, cuando volvían a verse no se despegaba jamás e inclusive los padres de Shawty adoraban que Alissa se quedara con ellos semana entera en el departamento del centro de Londres donde ahora vivían. Hasta entonces Shawty no se detuvo: campañas que en un comienzo eran pequeñas pero había llegado incluso a una de Hugo Boss; y sesiones de editoriales para revistas. Las posibilidades dentro de la agencia eran gigantes y gracias a ellos había llegado a cumplir su sueño de trabajar en la pasarela de diseñador.
Cuando hacía poco más de una año que la llamó a su amiga para gritarle la nueva noticia de trabajo ambas no paraban de gritar de felicidad, Shawty trabajaría nada más y nada menos que en el desfile de la nueva colección de Moschino.
Viajó a Italia y desde entonces continuaban comunicadas, como siempre. Aquella noche Alissa agradeció al universo seguir teniendo a su amiga a su lado por más lejos que estuvieran. Le explicó la plática que habían tenido con Alice y el miedo repentino que sentía de estar haciendo bien o mal las cosas. El peso sobre sus hombros de repente era enorme y el darse cuenta de lo que su madre le había hecho a ambas la llenaba de una rabia dolorosa, la llenaba de angustia.Shawty como siempre procuró hacerla reír y le fue lo más sincera del mundo: nadie ni nada le aseguraría el éxito siendo responsable de su hermana, pero estaba haciendo todo bien. Contaba con muchas ventajas y el que Alice sea ya grande era algo importante, sin contar la excelente relación que ambas tenían. No tenía por qué preocuparse, Alice no era tonta y tener un noviecito era algo que pasaría en cualquier momento, debería de confiar en su hermana y nada más.
Pará cuándo la llamada finalizó, Alissa pensó que quizás estaba viendo sólo las cosas que podrían salir mal y no veía la chance de que talvez una relación para su hermana con un buen chico era algo positivo en esos momentos. Finn sonaba alguien agradable, llegaría a conocerlo seguramente, Alice no tendría problema en presentárselo llegado el momento. Sin embargo, el pensar en todo lo que su madre estaba perdiendo respecto a Alice no se escapaba de su cabeza.
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SIN NOMBRES (La acompañante) +18
RomanceUna posibilidad única para la persona más importante de su vida, una agencia con algunos secretos bien guardados y un hombre dispuesto a proteger su privacidad al máximo. Alissa decide jugar duro siendo otra persona por completo para así conseguir l...