CAPÍTUO 34: Resaca

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"No nos quedemos aquí, salgamos..." le dijo Marco al oído a la vez que la detenía antes de que ella caminara a una de las barras. Aceptaría que bebiera todo lo que quisiera, él fingiría acompañarla pues el alcohol no era buena idea cuando estaba en una salida con sus acompañantes y lo sabía muy bien; pero se había comportado ciertamente un tanto idiota esa noche y quería compensarla. Si ella quería emborracharse, pues la llevaría a un lugar seguro donde podría hacerlo acompañada solamente por él y nadie más, además Marco ya estaba cansado de ese ambiente, no quería volver a toparse mucho menos con Patricia que desde su box no les quitaba los ojos de encima a ambos, con una sonrisa caprichosa.
Alissa la había visto, era como si la mirada de esa mujer le enviara una especie de señal que le decía "Yo llegué antes, tengo derecho de reclamarlo mío" y si bien le molestaba y la creía más bella que ella y mucho más seductora, ya no estaba muy segura de que tuviera algún poder sobre él. Su fantasma se había debilitado y después de todo, no era más que otra chica de la lista que no volvería a llamar, como ella, como cualquiera que hubiera pasado por Bruce antes que ellas dos.
Sonriendo, Ali volteó para ver a Bruce a los ojos y lentamente posó sus manos en su cuello para acercarlo a ella y besarlo. "Si tanto te gusta mirarlo..." pensó a la vez que abría disimuladamente los ojos para ver en dirección de Patricia y fue divertido notar el cambio en la cara de esa mujer. Era estúpido, demasiado básico, pero hacer eso le levantó un poco más el ánimo. Patricia podía pensar que lograría algo en algún momento o que Bruce todavía la deseaba, pero por más que eso fuera cierto, la realidad era de que hasta finales de diciembre, Bruce sólo estaría con ella y la forma en que respondía a sus besos y como se aferraba a su cintura le hacían saber que estaba a gusto con ella. Era el turno de Cat. Luego de besarlo, las luces la confundieron un poco, todo lo que había bebido estaba todavía haciendo efecto en ella y se aferró al brazo de él para caminar hacia el elevador.

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Alissa se encontró al frente de su hermana que le sonreía ampliamente, era Alice sin duda alguna, pero se veía distinta, no sabía bien por qué. Estaba hablándole animadamente pero de repente esa conversación se perdía y la mirada de Ali fue a parar hacia más atrás de su hermana, donde lo vio a Bruce parado de traje negro impecable y cabello despeinado, hablando con una mujer. No era Patricia, no. Era una mujer mayor, pero no era Verónica... La mujer volteó a verla con una sonrisa y levantó lo que parecía ser un vaso de whisky en forma de brindis, sonreía tan ampliamente, tan vivaz que le costó reconocer a su madre en ella. "¿Mamá...?" preguntó Alice justo cuando una claridad la sobrecogió a ella y todo ese lugar desconocido donde se encontraba, de repente comprendió que ya nadie estaba allí con ella y que nada de eso era real, supo que estaba despertando cuando distinguió que esa claridad era el sol pegando contra la ventana.
Abrió los ojos con pereza, le ardían demasiado. Se frotó el ojo izquierdo que le picaba y notó que todavía traía restos de maquillaje, lo que la hizo maldecir. Largó un suspiro y comenzó a distinguir la confusión mental que traía, el dolor de cabeza y el sabor asqueroso de una buena cruda post borrachera que se había instalado en su boca. ¿Había vomitado? Esperaba que no, mucho menos con Gordo cerca. Sus ojos se aclararon, enfocaron y de repente se dio cuenta de que no estaba en su casa, ese elegante cielo raso era mucho más alto que su casa y la luminosidad que entraba a la habitación era mucho más amplia que la que podría entrar en su diminuto hogar. Se incorporó rápidamente en esa cama de plaza y media con un colchón deliciosamente cómodo y edredones suaves, las almohadas estaban esparcidas por la cama y algunas en el suelo también. Con un vistazo general rápido, a la vez que intentaba recordar lo que había ocurrido la noche anterior, comprendió que era domingo y por la claridad que ingresaba por aquella enorme ventana, supo que no era precisamente temprano. El corazón casi se le sale del pecho cuando comprendió que eso significaba solamente una cosa: estaría en problemas con Joe por tremenda tardanza en el café. Salió de la cama de prisa, el cuerpo le pasó factura de su noche de sábado, de repente recordó que le había dicho a Bruce de que por esa noche, ignoraran la regla de no abusar del alcohol. "¡Bien hecho, Alissa, siempre tan lista!" se dijo en voz alta sintiendo como su cuerpo flaqueaba torpemente, debía de parecer un venado recién nacido de lo mareada y débil que se sentía. Aquella no era la habitación de Bruce, pero debía de ser sin duda alguna, juzgando por el decorado y la altura en la que se encontraba, el piso de él. ¿Dónde estaba su teléfono? ¿Dónde estaba su ropa, sus zapatos? Se detuvo un segundo en el cual el estómago le hizo ruido y sintió que todo su interior era una lavadora vieja en funcionamiento, no tenía hambre, ese malestar era meramente una resaca de los mil demonios y la estaba por matar. Se observó a sí misma en una remera enorme de Black Sabbath color negra y recién en ese instante notó que estaba desnuda bajo esa remera, pero no había despertado en la habitación de Bruce. ¿Habían estado en ese cuarto juntos? Caminó lo más rápido que pudo hacia la puerta y al salir, supo con certeza de que estaba en el piso de Bruce, solo que en la habitación más pequeña del lugar, al fondo del pasillo después de la habitación que él utilizaba como despacho. Miró dentro de la oficina y no había nadie, fue hasta la habitación de Bruce y no lo encontró, todo estaba en perfecto orden y no veía rastro de sus cosas. Tenía que encontrar su teléfono de inmediato, no el de Cat, sino el de Alissa. No sólo tenía problemas con Joe, para ese momento estaría en problemas con Alice también. En un fugaz destello recordó que había soñado con su hermana, pero no recordó qué.
En la cocina, en la sala, no había rastro de Poirot ni de su dueño. ¿La había dejado sola? ¿Por qué no la había enviado a su casa la noche anterior? ¿Dónde mierda estaba su cartera? Las ganas de ir al baño se presentaron y no corrió para llegar a él, ya estaba resignada. Después de todo, los problemas ya los tendría al salir del edificio por haber perdido la noción del tiempo, por ser tan estúpida como para emborracharse hasta no recordar nada. Sentada en el inodoro recordó que los había visto besarse a Patricia y a Bruce y el corazón se le achicó, la invadió una angustia mucho más fuerte de la que hubiera imaginado. Ahora entendía a la Alissa de la noche anterior con ganas de olvidar todo ese asunto de la fiesta de Patrick. ¿Pero qué había pasado después de que salieron del club?
En ese momento notó su ropa de noche en el suelo, al lado de la ducha y por primera vez reparó en que tenía el cabello húmedo. ¿Se había logrado duchar en tremendo estado de ebriedad? Eso era admirable ciertamente. Fue hasta donde estaba la ropa y la recogió pensando en que no podía salir de ese edificio vistiendo de esa forma, con brillos y escote tan pronunciado, y esa falda tan corta. La cartera no estaba allí y tampoco en el resto del baño pero supo de golpe dónde buscar: el minibar. Salió para ir hasta los licores de Bruce y para su enorme fortuna, allí estaba finalmente, la dichosa cartera con la que había salido donde el celular de Cat y Alissa, aguardaban ahora en silencio. Pero su teléfono personal estaba repleto de mensajes y llamadas perdidas. No era extraño, cuando tomó el celular y vio de que eran pasadas las doce del mediodía sintió que todo su mundo se derrumbaba; controlando las ganas de llorar que le producía la preocupación de no saber cómo arreglar los problemas que tenía en puerta, abrió primero la casilla de llamadas perdidas. Alice la había llamado solamente tres veces, eso era extraño pero su mejor amiga la había llamado casi veinte y entrada la madrugada. Notó que había dos llamadas perdidas de Joe. ¿Sólo dos? Y una llamada que hizo ella a las casi tres de la mañana a Shawty y por el emoticón verde, al parecer su amiga la había atendido.
Entró de inmediato a la casilla de mensajes, necesitaba saber si había arruinado más de una cosa en su vida la noche anterior. Pero primero lo primero: intentar descifrar si es que había perdido su empleo en el café.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora