Las amplias hectáreas en Kensington las había deseado conseguir desde hacía ya un par de años, cuando había conocido al señor Adkins poco antes de que éste sufriera por su salud y comenzara a dejar la empresa de a poco, en las manos de su poco experto hijo Patrick. Siempre había conseguido negativa por parte de los dueños, no había forma de que quisieran cerrar trato con él por aquel terreno para la construcción de otro edificio o hotel residencial de los que la familia de Marco sabía hacer y sabía convertir en un absoluto éxito. Aquello siempre le había parecido extraño, sin embargo sabía que eran hectáreas preciosas e impecables que habían estado desde siempre en poder de los Adkins y creía que debía de ser simple apego al lugar aunque allí solo había una casa quinta construida, no había imaginado jamás que podía ser algo más grande y con la visita de las detectives Santiago y Klapson, comenzó a preocuparse por lo que podía llegar a salir de allí.
-Estamos apenas comenzando con el trabajo que por lo que creemos, no será ni sencillo ni rápido y lamento decírselo señor Ziegler, pero su obra permanecerá parada hasta que lleguemos a resolver todo esto -le dijo Klapson, una mujer alta y de cabello largo y rubio, tenía ojos celestes y espalda ancha, debía de tener al rededor de cuarenta y no usaba maquillaje ni aros, tan sólo su placa y un buen reloj de muñeca. Ella y su compañera habían ingresado al despacho luego de saludarlo al llegar frente al escritorio de su secretaria acompañadas de Pete y no se demoró en nada para darle el parte de toda aquella situación que se había desatado en su ausencia, y de la cual Pete prefirió no darle ni pista porque sabía que sería mucho peor su viaje de regreso.
Apenas había comenzado enero, habían comenzado el trabajo de preparación del terreno y creían que para comienzos de septiembre, estaría todo concluido pero pocos días atrás, sus empleados encontraron enterradas con cierta profundidad, unas sospechosas herramientas envueltas en un plástico negro. Dos palas, un cuchillo y un hacha. Los obreros habrían dejado aquello en la basura de no ser por la forma en que estaban envueltas y por lo que aparentaba ser sangre vieja, pegada al cuchillo y al hacha. Dieron aviso a su supervisor de inmediato y éste a Pete, que decidió hacer el llamado a la policía de inmediato y luego llamó a Bruce en cuanto se había reunido con algunos oficiales en el terreno donde tenían ya la obra en sus primeros movimientos. Obviamente, aquellas herramientas serían examinadas pero ahora debían de examinar todo el lugar, pues aquello podía ser solo el pico de un iceberg.
Lo primero que las detectives hicieron, fue hacer preguntas a Marco respecto a la propiedad y su viaje a Latinoamérica aquella semana pasada. Marco les contó todo sin problema alguno: de donde conocía al terrateniente Adkins y a su hijo Patrick que ahora estaba como cabeza del negocio familiar. Les dijo que desde hacía ya mucho que había estado intentando conseguir cerrar trato con ellos para la construcción de aquel edificio ya que la zona era impecable y estaba de más decir que Kensington era un excelente punto para la clase de edificios que ellos sabían construir. Poco antes de fin de año, había finalmente conseguido hacer un trato con los Adkins para que fueran socios en tan ambicioso plan de construcción y no había tardado en poner en marcha a todo su equipo. Cuando le preguntaron sobre el viaje que había realizado, Marco supuso que solamente estarían despejando cavos sueltos y obviamente no tuvo problema alguno en explicarles sobre sus negocios en Argentina. La inauguración del hotel en Bariloche había sido poco antes de que él viajara y como dueño, quería solamente ver con sus propios ojos como todo marchaba además de arreglar otros asuntos como quién dejar a cargo de cada sector o qué cambios poner en práctica. Aquel era su primer proyecto en el extranjero y obviamente no era algo como para que él no estuviera detrás, necesitaba y era una obligación asegurarse de que todo estuviera saliendo a la perfección. Ambas mujeres tomaron algunas notas y luego de su pequeño interrogatorio, pasaron a darle las noticias necesarias respecto a la investigación.-La cosa es así, señor Ziegler: las herramientas encontradas obviamente fueron utilizadas en un homicidio y aunque todavía no tenemos identificada a la victima, estamos tras una vieja pista que conecta con el señor Adkins hijo. -le dijo Santiago, que era bajita y de cabello castaño, recogido a una alta coleta muy prolija. Santiago usaba un labial terracota y mucha máscara para pestañas, sus delgados pómulos le daban cierto aire de enfermedad pero contaba con un excelente estado físico que aún con traje y zapatos de oficinista, se podía ver. Usaba un tono mucho más gentil que su compañera pero no era más simpática, sin embargo a Marco le parecieron ambas muy profesionales y lo suficientemente cordiales como para sentirse cómodo hablando con ellas.- Debemos de poner a gente que rastree todas las hectáreas y eso llevará su tiempo, en caso de no encontrar evidencia o cuerpo alguno, pues posiblemente tenga luz verde para continuar con su proyecto de construcción, pero como ya sabrá, eso depende solamente del fiscal a cargo.
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SIN NOMBRES (La acompañante) +18
RomanceUna posibilidad única para la persona más importante de su vida, una agencia con algunos secretos bien guardados y un hombre dispuesto a proteger su privacidad al máximo. Alissa decide jugar duro siendo otra persona por completo para así conseguir l...