CAPÍTULO 49: Buscando la paz

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Había llegado el viernes. Aquella mañana madrugaron luego de un jueves de descanso y relajación en el hotel y junto con Matías, viajaron hasta Circuito Chico, en donde almorzaron y disfrutaron del punto panorámico por varias horas. Alissa había subido por unas escaleras que daban al techo de la cafetería que había en la cima como algunas personas más y se había quedado admirando el paisaje atónita por tanta belleza y tranquilidad. Bruce no tardó en ir hasta donde estaba y permaneció a su lado en silencio, con las manos en los bolsillos y sus anteojos de sol puestos. Habían platicado muy poco aquella mañana, el jueves habían pasado la mayor parte del día juntos pero él había estado leyendo algunos papeles y había hablado con Pete en el balcón por unas dos horas aproximadamente. En esos momentos, la paz reinaba entre ambos y estando tan cerca de ella, Ali tuvo el deseo de tomar su mano o quizás buscar su atención para besarlo como hacía ya demasiado que no lo hacía. Extrañaba demasiado el contacto, la intimidad con él pero no quería arruinar todo con sus sentimientos y debía de seguir en su lugar, así como estaba, a un lado del camino.
Marco observaba el lugar al igual que ella y recordó la primera vez que había visitado el sur de aquel país, desde el primer momento había sentido que podía lograr algo grande en ese lugar y se había enamorado ciertamente de sus paisajes al igual que lo estaba haciendo Cat en esos momentos. Reconocía todavía esa sensación de no querer abandonar el lugar, de querer fundirse con las montañas, los lagos y los bosques, de simplemente mantener por siempre aquella fascinación ante sus ojos. La inversión en la construcción del hotel había sido ciertamente enorme, pero no creyó en ningún momento que podía llegar a ser arriesgada. Para nada, no lo era y aquellos números presentados en su primer semana de inauguración se lo habían demostrado, ya casi llegando al mes de estar con sus puertas abiertas, el hotel estaba ganando muchísimo más de lo esperado y podía sentir que sería un éxito más aún en invierno, cuando todo el mundo quisiera ir a esquiar allí a Bariloche.
Volteó a ver a Ali y sonriendo con amabilidad, le dijo que podía sacar fotografías si lo quería sin importar el contrato, donde se especificaba lo contrario al igual que en el primero. Le dijo que era tonto no hacerlo en un lugar como ese y que estaba seguro que había querido hacerlo desde que estaban subiendo en la aerosilla puesto que la altura superaba los mil metros sobre el mar y las vistas eran espectaculares en todas las direcciones. Durante las  excursiones anteriores Ali había podido fotografiar gracias a que había momentos en los que se apartaba, pero no había usado su teléfono en frente de Bruce por la condición del contrato y fue por eso que le extrañó escucharlo decir aquello.

-Juro que voy a recordar este lugar toda mi vida, es bellísimo, no es necesario una foto si no te parece. -le dijo ella sonriendo, pensando a la vez que era triste no poder compartir de todas formas esas fotografías con su hermana cuando se vieran otra vez pues obviamente había mentido respecto a su ausencia de una semana en la casa y debería de mantener esa mentira por siempre para no delatar su "otra vida".

-Hagamos una foto, vamos -le animó él quitándose las gafas de sol y sacó su celular para abrir la cámara a la vez que se acercaba a ella y por lo bajo, todavía con Ali estupefacta ante su relajada cercanía, agregó "Esta será para mí... " y luego de unos segundos, Ali miró la cámara y sonrió algo tímida y sonrojada pero saltando de felicidad por dentro. Miraron la foto uno pegado al otro y Ali no pudo evitar reír al ver el desastre que era su cabello pero Bruce la contradijo sin pensarlo asegurándole que estaba bellísima, despertando dentro de ella un ruido enorme acompañado de temblores internos poderosos. Estaba sintiendo derrumbarse por dentro y a su vez, se sentía mejor que nunca porque tenerlo de ese modo era todo lo que necesitaba, lo quería así siempre y lamentaba ser consiente de que todo aquello tenía fecha de caducidad en cuanto a él se le ocurriera dejar de jugar, cuando quisiera nuevamente escapar del mundo y permanecer solo hasta que en otro momento, contratara a otra chica. Pensaba en eso cuando Bruce comenzó a acercarse lentamente a ella, buscando sus labios y la hubiera besado de ella no haber reaccionado a tiempo para esquivarlo con cuidado, procurando no arruinar el momento.

SIN NOMBRES (La acompañante) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora