CAPITULO 44 LA HORA DE LA VERDAD:

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Como predije, el proyecto del parque fue un éxito. Y sus dueños, Juan Carlos y Jhoanna, quedaron satisfechos con él. Me felicitaron con aplausos e incluso me pidieron brindar con ellos, por tan buen proyecto. Pero si en mi mente estaba conectada con esto, y respondiendo con cortesía a todo lo que decían, en mi corazón se llevaba a cabo una lucha interna. De si esto de verdad estaba pasando, de si yo sola estaba empeliculada, malinterpreté nuestra relación, o si el de verdad me dio señales de que éramos amantes y no novios.

Planeé además como desenmascararlo, y no hallando valentía para preguntarle, preferí que cuando el durmiera, invadiría su privacidad, tomando ese número y llamando a él. Prefería saberlo todo antes de que el me lo dijera. No me quedaría con esta zozobra. Al final resultaría ser cierto todo lo que Paula me dijo y pronosticó para nuestra relación. Aunque me doliera admitirlo.

—Gracias por todo, señorita Vega—me estrecharon la mano—estaremos en contacto con usted, por si surge alguna duda o inconveniente con la publicidad—les sonreí—que creemos improbable. Su trabajo fue simplemente fantástico—

—Claro que sí. Lo que necesiten, pueden llamarme y les colaboro. Y muchas gracias a ustedes por confiar en mí y en la empresa—

Tomaron sus cosas y se retiraron de la sala de juntas, mientras yo apagaba mis equipos. Cuando estaba agachada desconectando el cable, alguien le dio dos golpecitos a la puerta.

—Hola—me sonrió.

Me quedé mirándolo fijamente, con toda la conversación que oí de él, reproduciéndose en mi cabeza como en un casete. Frunció el ceño.

— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?—volví en mí, y al final hallé el valor de sonreírle.

—Si... sí. Solo un poco cansada—entró, sin cerrar la puerta.

Y di gracias a Dios. Lo último que quería era que me atacara con mi mayor debilidad. Sus caricias.

— ¿Tienes más trabajo hoy?—negué, cerrando la computadora y doblando el cable.

—He terminado todo. Desde hoy salgo a vacaciones—me atrajo a sus brazos.

—Genial—sonreí, simulando que todo estaba bien, y le pasé los brazos por el cuello.

—Nos podremos ver más a menudo—me dio un beso.

—Claro. Aunque mañana tendré que irme temprano—ladeé la cabeza.

— ¿Y eso?—hizo una mueca.

—Trabajo y más trabajo. Estaré todo el día en la empresa—

Recordé lo que había dicho.

"¿Nos vemos mañana? Y pasamos la tarde juntos en casa".

¿A cuál de las dos le iba a mentir? ¿A ella y trabajaría en la empresa? ¿O a mí, quedándose de verdad en casa con su supuesta esposa?

—Lástima—me dio otro beso.

— ¿Podrás apañártelas sin mí?—afirmé.

—Mañana en la tarde llega mi hermana Ally, de su viaje de intercambio. Creo que nos reuniremos con mi padre para cenar—

—Fabuloso. Salúdala de mi parte, y dile que me gustará conocerla pronto—

—Por supuesto—tomó mis cosas.

— ¿Nos vamos?—moví la cabeza en una afirmación y saliendo de ultimas, cerrando la sala con llaves—me muero por estar dentro de ti—susurró en mi oído.

Y al parecer, eso era lo único que él, quería de mí.



MARIDO POR ENCARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora