Días después...
El viaje a Cartagena terminó, luego de tres días más, disfrutando de la hermosa ciudad, el cómodo hotel de Aless, y las vistas de esos atardeceres en la playa, relajándome con una corona helada en mano, o con mi esposo enseñándome a nadar en el mar. Aunque con las olas era difícil.
Todo este tiempo había sido de ensueño, como si tuviéramos nuestra Luna de miel. Jorge y Mellysa habían tenido que volar un día antes a Medellín, pero nosotros nos habíamos quedado juntos, disfrutando de estas vacaciones. Como no queríamos estar separados, pidió a los del servicio, que cambiaran todas sus cosas para mi cuarto, que era el que mejor vistas tenía, y desde entonces no hacía más que despertarme en sus brazos.
Aunque solo uno de esos días, tuvimos nuestro primer choque.
FLASHBACK:
Recién eran las siete, cuando despertamos, el sin dejar de llenarme de besos en la boca. Y todavía no me daba sus deliciosos buenos días, cuando el móvil timbró en la mesita de noche. Lo ignoró, con sus labios descendiendo por mi estómago.
—El teléfono. ¿No vas a contestar?—se lo señalé.
—Más tarde. Ya sé quién es y puede esperar—
— ¿Ah sí? ¿Quién es?—me mordisqueó la cadera.
—Nadie importante—lo miré que seguía sonando.
— ¿Y cómo sabes que es ese nadie importante, y no alguien más?—
—Porque siempre me llama a esta hora. Y puede esperar—dejó de sonar— ¿ves? Puedo llamarle luego—eché la cabeza hacia atrás, susurrándole que no se detuviera.
Y la situación habría continuado maravillosamente. Si el teléfono no timbrara otra vez. Bufó, dándole un golpe al colchón, sentándose en la cama, con los cabellos despeinados de lo mucho que yo había tirado de ellos, en mi desenfreno por lo que me hacía.
—No va a dejar de joder—se puso la bata de baño, dejándome a medias y tomando el móvil.
Alcancé a ver el nombre del contacto.
Nena. Otra vez.
Cuando se retiró fuera del cuarto a contestar, sentí que mi libido caía en picada, porque de nuevo ese numerito nos dañara el momento. ¡¿Quién carajos era Nena?! ¿Debería preguntárselo al volver? ¿No importarme? Estábamos juntos ahora, pero eso tambien era su privacidad. Aguardé boca arriba, jadeando y con mis manos detrás de la cabeza, mientras él se tardaba quizás cinco minutos. Y cuando entró, bastante serio o como si estuviera molesto, me senté en la cama.
Ahora o nunca, Damaris.
— ¿Quién era?—lo tanteé primero.
—Era... un amigo, preguntándome por algo del hotel de Medellín—afirmé fingiendo no saber la verdad.
Me había mentido. En mi propia cara. ¿Por qué? ¿Por qué no me dijo simplemente que era el mismo contacto de siempre? Y más aún. ¿Por qué no me decía quién era la condenada Nena?
—Te noto preocupado. ¿Todo bien?—afirmó, tomando la toalla del armario.
—Sí, cariño. No te preocupes—besó mi coronilla—no era nada importante—se encaminó al baño—me voy a duchar. Ve pidiendo el desayuno si quieres—
Y nada me dolió más que el que no solo me mintiera, sino que tambien me ocultara las cosas.
FIN DEL FLASHBACK
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MARIDO POR ENCARGO
RomanceDamaris y su novio Pablo acaban de romper su noviazgo de tres años, y ella no puede estar más feliz al sentirse libre del baboso de su ex. Está dispuesta a tirarlo todo por la borda y comenzar de cero. Así que toma sus maletas y se va a vivir un tie...