CAPITULO 23 PAULA DE LA TORRE:

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—Ya... ya lo sabía tambien—mentí.

No tenía ni la más remota idea. ¿Acaso lo había olvidado cuando él me lo contó en Villa Lorena? ¿O mi cabeza me jugaba malas pasadas?

Nos miramos como un par de tontos, sonriéndonos como si no nos viéramos de hace años.

Había extrañado a este idiota.

Antes de que dijéramos algo más, nos interrumpió la entrada de varias personas, una mujer entre ellas.

—Tomemos asiento. Ya hablaremos después—estuve de acuerdo con él, dejándome guiar y cambiando de sitio mis cosas, al puesto que me presentaba, cerca de él.

Esperó a que se hiciera el silencio para presentarme, mirándome solo una vez y guiñándome el ojo. Le sonreí.

—Buenos días a todos, gracias por venir con puntualidad. A solo tres meses de la inauguración de nuestro nuevo hotel en Cartagena, es momento de llevar a cabo la publicidad del mismo. Así que nos acompaña hoy la encargada de ese proyecto y delegada de la empresa publicitaria contratada. Ella es la señorita Damaris Vega. Una muy buena amiga mía, además—

¿Amiga? Ja. Ni nos habíamos divorciado.

Miré a todos los colegas de Aless que a su vez, me observaban animados y a la expectativa. Solo dos de ellos parecían aburridos con mi llegada. El señor Oswaldo de la Torre, y la única mujer dentro del conjunto. Una rubia bastante elegante. Cada uno de ellos se presentó con amabilidad. Todos socios. La última, fue la mujer, hija del señor Oswaldo, y de nombre Paula de la Torre. La ex de Alessandro.



La reunión aunque corta, fue sustanciosa. Se discutieron los pormenores del proyecto, los costos y mis propuestas iniciales para la publicidad. Todos los socios estuvieron de acuerdo en cada una de ellas, y solo el señor de la Torre se abstuvo de comentar. El aunque era socio, ayudaba más como jefe de la constructora que llevaba a cabo todos los hoteles de C&M. Su hija, no me quitó ojo de encima en ningún momento. Parecía que no le había caído del todo bien. Y si mi instinto para detectar toxicas no me fallaba, estaba molesta porque Aless aprobaba todo lo que yo sugería.

Muy de malas. Que hiciera berrinche en otro lado.

—Estando entonces todos de acuerdo en mis propuestas y en que el contrato para la publicidad se firme, creo que podemos dar por terminada esta reunión y empezar con el proyecto a partir del viernes—afirmaron de acuerdo conmigo, cerrando sus carpetas y computadoras—solo tengo una duda antes de irme. Y es, saber si cada paso a paso del proyecto y los avances, debo comentarlos con todos ustedes. Siendo así podríamos hacer una reunión cada dos viernes—Aless negó.

—Solo tendrás que presentarme el proyecto a mí. Ellos lo verán cuando quede terminado—sonreí.

—De acuerdo entonces—se levantaron de sus asientos dando las gracias, y despidiéndose tanto de Alessandro como de mí. La ultima en retirarse y casi a regañadientes, fue la señorita de la Torre. Volví a verlo a el—así que...—lo miré de soslayo—eres casi mi jefe por tres meses—

—Digamos que prefiero ser líder y no jefe. Y solo contraté los servicios de la empresa en que trabajas. No pienso darme títulos que no me corresponden—sonrió—Liliana sigue siendo tu jefa—lo miré con una media sonrisa y cruzándome de brazos.

— ¿Cómo es que yo apenas me entero que esta es tu empresa?—

— ¿A qué te refieres?—frunció el ceño.

Lo miré de arriba abajo. Los trajes elegantes le sentaban maravillosamente. Estaba más delicioso que una dona de chocolate.

 Estaba más delicioso que una dona de chocolate

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MARIDO POR ENCARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora