—Y yo dije todo eso... Jesús Sacramentado—se cubrió los ojos con una mano— ¡qué vergüenza!—comencé a reírme como si no hubiera mañana—tú no te burles, pendeja. Deberías haberme avisado antes de embarrarla—me reí más.
—Lo habría hecho, si tú no dijeras las cosas rápido y cuando se te vienen a la cabeza, babosa—
—Alessandro... de verdad perdóname. No era mi intención que oyeras todo eso. Estaba molesta... contigo. Y tambien con Damaris—me fulminó con la mirada.
—No te disculpes... ¿Ally?—ella afirmó—antes te agradezco que le dijeras a mi esposa que no puede salir con nadie mientras los dos estábamos peleados—sonreí, dejándome estrechar en sus brazos—pero como ya no estamos peleados, es una buena forma de conocerte—
—Sí, claro. Bonita impresión. Conmigo embarrándola—bufó, tomando la tostada del suelo.
—Ahora estamos en paz—la limpió y empezó a comerla.
— ¿Puedo preguntar qué hace el aquí?—afirmé.
—Anoche cuando estaba coloreando con Richie, él se apareció con un ramo de flores y después de obligarme a cumplir mi promesa de Villa Lorena, tuve que escuchar su versión, y todo fue un malentendido—
— ¿Un malentendido?—preguntó contrariada.
—Yo no soy infiel. No tengo esposa, más que a Alejandra, y mi hija es adoptiva. Mi hermana Emily me la encargó cuando ella murió—abrió la boca, moviendo la cabeza hacia arriba y abajo como un perro bobo.
—Bien. Me alegra que las cosas entre ambos se arreglaran—sirvió el café, y lo puso en un platito quizás para llevárselo a su novio—pero si tú le vuelves a hacer daño a mi hermana, te mando a Eugenia—el rió.
—Ni me lo plantearía, con lo que me costó recuperarla—me dio un beso en los labios.
—Eso está mejor. Los dejo en su sesión de cariños. Iré a llevarle esto a David, amaneció con jaqueca—nos dejó a solas.
—Me cayó bien tu hermana—sonreí—aunque sea igualita a ti para meter las patas—me reí, peinándole los cabellos.
—Así es ella. Y así somos todas. Herencia de papá—rodé los ojos—nos damos cuenta que metimos las patas cuando ya están bien hondas en el lodo—rió.
— ¿Cómo dormiste?—alcé mis hombros.
—Después de tu grito afeminado casi a las cuatro de la mañana, bastante bien—me miró enfurruscado y yo no pude por menos que reírme.
Se le hacía una v muy tierna en el ceño cuando se enojaba.
—No es mi culpa. Es la tuya como dueña de la casa, por no llevar control de plagas—reí.
—Al único que lo asustan los cucarrones es a ti, no tenía problemas con ellos hasta que apareciste tú. Pero la próxima vez, me cercioraré de que no hayan en el cuarto antes de irnos a dormir—me dio otro beso, más dulce que el anterior.
—Buen día—sonreí en sus labios.
—Buenos días, mi amor—susurré.
—Me encanta que me digas así—me dio un pellizquito en la barbilla.
—Y es que eso es lo que eres. ¿O no?—
—Volví a serlo después de la embarrada—afirmé.
—Y ahora no importa lo que pase o me enseñes, seguirás siéndolo—lo abracé, dándole un beso en el cuello.
Estábamos juntos en esto, fuera cual fuera el secreto.
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MARIDO POR ENCARGO
RomantikDamaris y su novio Pablo acaban de romper su noviazgo de tres años, y ella no puede estar más feliz al sentirse libre del baboso de su ex. Está dispuesta a tirarlo todo por la borda y comenzar de cero. Así que toma sus maletas y se va a vivir un tie...