Abajo ya se escuchaba la música sonando a todo volumen. Cuidé no caerme en los tacones, y bajé con mi espalda recta, mirando la sala atiborrada de gente. En una esquina estaba mi ex, con su nueva pareja. En la otra, acompañado de Jorge y Melly, mi novio de mentiras. Me observaron los dos. De fondo, sonaba una canción que reconocí como: "La modelo" de Ozuna.
El tiempo pareció detenerse, mientras yo caminaba a donde estaba Aless, con una copa en la mano. Sentí como si todos me siguieran con la mirada, mi ex novio incluido. Cuando estuve a la altura de mis amigos, Alessandro me sonrió, rodeándome con el brazo y plantándome un beso en la sien, como parte del engaño. Mi amiga nos sonrió, antes de llevarse la copa a la boca.
—Estás preciosa—me susurró al oído, lo bastante cerca como para ponerme la piel de gallina.
Lo miré confusa con mi rostro muy cerca del suyo.
—Disimula. Todos nos están mirando—me dijo entre dientes.
Sonreí lo más auténtica que pude, rodeándolo con el brazo tambien.
—Tu tambien estás muy guapo—
— ¿Te parece?—sonrió de forma socarrona.
—No—susurré, provocando que me mirara de malas formas.
Escondí la risa en su brazo.
—Los malos tratos van como indemnización dentro del pago, que te quede claro—a pesar de eso, el parecía tambien divertido y luchaba por no sonreír.
—No se me dijo nada de eso—un camarero pasó por mi lado con una charola de más champagne.
A estas alturas ya estaba solo un poquitín achispada, lo que me daba más ánimo para este engaño. Le di un sorbo y vi llegar a Nat acompañada de su novia, despampanante como siempre, saludando a todos brevemente. Se acercó a donde estábamos.
—Bonitos y gorditos, así los quería—citó a los pingüinos de Madagascar, con Verónica a su lado, igual de arreglada—me encanta ese vestido rojo—me saludó de beso en la mejilla—nadie te quita los ojos de encima—
—No exageres—negó.
—No lo hago. Es así, ¿o no, Melly?—mi otra amiga afirmó.
—De verdad. No digas tonterías, Natalie. Aquí todos te miran a ti y parece que me miraran a mí, porque estas a mi lado—Aless se alejó un poco, hablando con unos chicos.
Las chicas negaron.
—Nat tiene razón, Dam—susurró Mellysa—ni Pablo ni los demás chicos te quitan los ojos de encima. Deberías haberle visto la cara a Alessandro cuando bajaste las escalas—puse mis ojos en blanco.
—Estaba fingiendo, Melly. Eso es lo que debe hacer. Raro sería que fingiendo ser mi novio, no me mirara—susurré igual.
—Créeme, Dam. Nunca lo había visto mirar así a una mujer. Ni siquiera a la liendruda de Paula—me crucé de brazos.
—Le sale muy bien la actuación. ¿Según tú, como me estaba mirando?—
—Con deseo. Era como si... quisiera... no sé. ¿Desnudarte con la mirada?—comencé a reírme.
—Estás loca. Las tres lo están. Esa mirada no era real—sentí un brazo rodearme desde atrás.
Aunque me tensé al comienzo, después inhalé hondo, recordando que esto era un engaño, y fingí enamoramiento, abrazándolo tambien y recostándome en él.
— ¿De que hablaban las chicas?—Jorge tambien abrazó a su novia.
—De...—empecé.
—De que es momento de cantarle a Nat en su gran día—interrumpió Melly, haciéndole señas a alguien.
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MARIDO POR ENCARGO
RomanceDamaris y su novio Pablo acaban de romper su noviazgo de tres años, y ella no puede estar más feliz al sentirse libre del baboso de su ex. Está dispuesta a tirarlo todo por la borda y comenzar de cero. Así que toma sus maletas y se va a vivir un tie...