ALESS EN MULTIMEDIA.
DISFRUTEN
***
—Muy bien, no te traje aquí a las playas de Cartagena, con esta tarde tan preciosa y el agua del mar tan buena, para que tú te quedes aquí acostada, por miedo al océano—abrí los ojos de lo relajada que estaba, viendo a Aless a mi lado estilando agua por todo el cuerpo, y con los brazos cruzados y la mirada burlona.
Se me aceleró el corazón.
Si el despertar iba a ser así todos los días, con un galán mojado al lado, sí que quería levantarme
—Arriba, Alejandra. Vamos a entrar al mar—se apartó los cabellos del rostro.
—Ni lo pienses—me tomó de la mano, levantándome—no voy a entrar al mar—
La tarde había caído del todo y el sol estaba por ocultarse, dando una imagen de postal bellísima. Le había hecho unas cuantas fotos. Pero ahora el momento terrorífico había llegado.
—Deja el miedo, estaré contigo—traté de frenar mis pies pero el suelo húmedo no me dejó.
—No—se detuvo.
—Cuando estábamos grabando en el hotel de Medellín, no te dio miedo caerte al agua—
—Porque en ese momento fue de sorpresa. No tuve tiempo a reaccionar a la caída, y tú me sacaste rápido—
—Ah, fue porque se hizo de sorpresa. Haberlo dicho antes—me levantó en brazos caminando al mar conmigo.
Solté un gritito, aferrándome de su cuello, ordenándole que se detuviera y no lo hiciera. No obedeció, entrando conmigo al agua un poco fría. Escondí el rostro en su cuello, sintiendo verdadero miedo del mar.
—Tranquila. No va a pasarte nada—mi cuerpo quedó metido en el agua, y él me soltó, para que me pusiera de pie— ¿lo ves?—
Me llegaba al pecho.
—No te pasará nada. No es profundo en este punto—vi venir una ola a nosotros y volví a aferrarme de él, casi cagándome del miedo, literal. Rió—si una ola te tumbara, yo te levantaría en nada y no te ahogarías—miré a las personas a mi alrededor, que estaban como si nada en el agua— ¿confías en mí?—como no respondí, me hizo verlo a los ojos, sujetándome de la mejilla—ey, ¿confías en mí?—
—Sí—me soltó otra vez, sujetándome solo de las manos.
—Entonces vamos a hacer que pierdas el miedo y te diviertas por un rato. Tienes que ponerte de lado al mar, con los pies separados, para tener equilibrio. Y cuando venga la ola, saltas para que no te tape y la puedas sortear. ¿Lo intentamos?—afirmé.
Miré a lo más profundo, y venía una ola solo un poco alta.
—Aquí viene. Cuando yo te diga, saltas—esperé y a su orden, hice lo que me hizo, sin que siquiera me tapara la cabeza— ¿lo ves?—me sentí más tranquila que antes.
—No estuvo tan difícil—afirmó.
—No lo es. Si sorteaste el trabajo, teniendo encima a... ¿Cómo la llamabas? ¿La liendruda de Paula?—me reí.
—Apelativo inventado por Mellysa, no fui yo—rodó los ojos.
—Me lo supuse de ella. Si hiciste tu trabajo, alejando a Paula, ¿Qué le vas a temer al mar?—miró hacia un lado— ¡cuidado!—
Una ola más grande vino y nos empujó, el agua mojándome hasta la cabeza. Pero como estaba agarrada de Alessandro, no me hundí. Me estabilicé en la superficie, escupiendo agua y apartándome los cabellos húmedos del rostro, hacia atrás. Lo miré y él se reía de mi cara. Me uní a sus risas.
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MARIDO POR ENCARGO
RomanceDamaris y su novio Pablo acaban de romper su noviazgo de tres años, y ella no puede estar más feliz al sentirse libre del baboso de su ex. Está dispuesta a tirarlo todo por la borda y comenzar de cero. Así que toma sus maletas y se va a vivir un tie...