Aless vino a verla antes de que se acostara y le dio su beso de buenas noches, y otro a mí, antes de marcharse a su despacho a hacer unas cuantas llamadas.
—Muy bien. ¿Qué deseas que te lea?—me puse de pie.
Me señaló el librero de toda la pared.
—Tercer estante de arriba hacia abajo, y dos estantes a la derecha, desde la pared junto a la ventana—seguí sus indicaciones, y me topé con el libro que deseaba.
— ¿El patito feo? ¿Es ese?—se lo mostré.
—Así es—me sonrió entre las mantas, abrazando una muñeca—mi libro favorito—
— ¿Por qué?—volví con el hasta la cama, acercando la silla y sentándome a su lado.
— ¿Por qué, que?—me miró confusa.
— ¿Por qué es tu libro favorito? Hay algo en especial dentro de un libro, que lo hace ser tu favorito. ¿Por qué este es tu favorito?
—Yo soy el patito feo. No me siento cómoda con muchas personas, por estar en esta silla de ruedas. Pero si con Glenda y papá. Y aunque ahora soy fea por tener esta discapacidad, sé que al final cuando sea grande y me pongan prótesis, seré hermosa como un cisne—dudé antes de hacerlo, y al final la tomé de la mano.
—Tú no eres fea, Sara. Que estés en una silla de ruedas no define tu belleza. Y nadie puede decirte lo contrario. ¿De acuerdo?—me sonrió.
—De acuerdo—abrí el libro— ¿me lees el cuento?—asentí.
Se lo leí como antaño hiciera papá conmigo, poniéndoles voces a los personajes y enseñándole los dibujos. Nunca había tenido niños a mi cuidado, además de Richie. Pero con estar aquí con Sarita ya me sentía cómoda.
Aunque Alessandro tenía que aclararme muchas preguntas.
Cuando el cuento acabó, con el final de siempre, en que el patito feo, vivía feliz con su familia cisne, ella me miró casi dormida, con una sonrisa.
—Gracias. Lees mejor que papá—me puse de pie y volví a dejarlo donde estaba— ¿Damaris?—me detuve, mirándola sorprendida.
— ¿Damaris? Nooo, Sarita. Puedes decirme solo Dam—afirmó.
—Bueno. Dam—bostezó— ¿te puedo pedir un favor?—me senté en el borde de la cama, luego de guardar el libro.
—Claro. Si está en mis capacidades—
—Yo... nunca he tenido una mamá. Mi mami biológica murió—afirmé—lo voy a decir rápido—tomó aire— ¿te gustaría ser mi mami, y te puedo pedir un abrazo?—parpadeé confusa y al final suspiré.
—El abrazo te lo puedo dar. Pero... ¿te parece si respecto a lo otro empezamos paso a paso conociéndonos?—afirmó con una sonrisa.
—De acuerdo—
Le di entonces el abrazo, besando sus cabellos, y por ultimo le acomodé las mantas, dejando solo la lamparita encendida. Ella se durmió, mientras yo salía, cerrando tras de mí.
A buscar a Aless.
Después de buscar por cuartos y cuarto, sin éxito, encontré a Aless en el tercer piso en una habitación con cama gigante, televisor pantalla plana y grandes ventanales de toda la pared, en ese momento cerrados. El daba la espalda, con una copa de whisky en la mano.
—Aquí estabas—volteó a verme—casi que no te encuentro—
—Vine aquí antes de la cena. Quería darles privacidad a las dos—me tomó de la mano cuando me acerqué a él— ¿ya se durmió?—
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MARIDO POR ENCARGO
RomanceDamaris y su novio Pablo acaban de romper su noviazgo de tres años, y ella no puede estar más feliz al sentirse libre del baboso de su ex. Está dispuesta a tirarlo todo por la borda y comenzar de cero. Así que toma sus maletas y se va a vivir un tie...