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«No es lo que sentimos, es lo que logremos impulsar por ello»

Alexander.

Mis manos estaban a mis costados vueltas puños, mi cabeza estaba trabajando a mil por horas y por más que lo intentaba no lograba dejar de pensar en las manos de ese hijo de puta en lo que era mío. A ella disfrutándolo y gimiendo su nombre de forma sonora como lo hacia para mi.

Por el rabillo del ojo observo como se limpia las lagrimas que no había dejado de soltar desde que arrancamos el coche, sus manos vuelven a su vientre intentando tranquilizarse, Alonso la observa preocupado desde el espejo retrovisor y me mira esperando que haga algo, mi mirada gélida lo hace mirar a la carretera nuevamente y dejar de observa.

El que ella se haya acostado con ese infeliz con mi hijo dentro hace que quiera arrancarme cualquier sentimiento que tenga por ella y dejarme de estupideces, yo no necesitaba alguien que dijera amarme y en cualquier oportunidad o problema se revuelca con otro.

-Alex...-dice en el momento que Alonso estaciona el auto frente a la mansión y no replico ni hago ningún tipo de sonido, solo abandono el vehículo para rodearlo e indicarle que baje.

No la tomo de la mano a la hora de encaminarnos a la entrada, solo observo como camina delante de mi sin emitir sonido alguno, mis empleados observan como ella entra a la casa, mi rostro parece indicarle que nada estaba en orden y solo asiente a mi dirección con sumo respeto.

Ella se dirige al estudio de la mansión si que le indique absolutamente nada, le sigo mientras me saco la chaqueta y aflojo el nudo de mi corbata.

Entra y camina hacia el escritorio. Se queda de espaldas a mi, y yo solo me limito a cerrar y observarla mientras busco las palabras adecuadas para hablar. Un suspiro audible sale de ella y se da la vuelta, mirándose afligida y triste.

-Cuando me dejaste estaba triste e infeliz y no dejaba de preguntarme ¿Qué había hecho mal para que me tratase de aquella forma?- empieza, -Te lloré, deje de comer y me encerré en mi habitación al menos por una semana, no dejaba que nadie se me acercara a excepción de papá que era el que intentaba que consumiera alimentos. -Suelta otro suspiro, vuelve sus manos puños y sus ojos se llenan de lagrimas.

Me quedo en silencio y ella continua.

-Cansada de darle vueltas al asunto decidí salir a enfrentar el mundo.- ríe con amargura y en mi garganta se forma un nudo. -El mundo no se iba a detener solo porque me habías dejado- reconoce. -Comencé a buscar trabajo desde el estudio de papá y me pasaba horas y horas leyendo.

«Papá me informó que había comprado más de la mitad de las empresa de la familia de mi madre y me pidió que me hiciera cargo de ello. Acepte, necesitaba cumplir la promesa que le había jurado antes de partir de Madrid.-Menciona aquello de cual ya tenia conocimiento y me impaciento esperando que me cuento lo que quiero escuchar. - De un momento a otro estaba en el hospital, me había desmayado y me indicaron que tenia cuatro semanas de gestación.

Mis ojos viajan a su vientre de forma inmediata y me deteste aun más por dejar que David me impidiera disfrutar de aquello con ella.

-No te lo voy a negar, me asuste, pero me alegre porque al fin iba a tener a alguien que estuviese conmigo siempre. -Sonríe a su vientre y lo acaricia. -Me indicaron que por el asunto de mi anemia mi embarazo iba hacer monitoreado y riesgoso, no me importo, el bebé era mío y me iba aferrar a ello. -Se recuesta en el escritorio -No necesito que te hagas cargo de nada.-Musita -No te necesitamos.

¿No me necesitan? me río y ella me observa confundida. Me acerco despacio a su encuentro y la encaro, mientras tomo de un puñado su cabello y la acerco a mi rostro cabreado.

POSESIVO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora