EPÍLOGO

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ALEXANDER JAMES GRIMES.

3 años después...

-No lo puedo creer,- se queja Lauren mirándome disgustada mientras nuestras hija nos repara con un helado de chocolate entre los dedos. - ¿En serio, Alex?

-Mamá... Estamos de vacaciones.-Repite Sofia nuevamente, acercándose a votar la servilleta de papel que tiene en los dedos dejando rastro del helado en su rostro.

-Dije que no, -se cruza de brazos renegando.

Sofia se me acerca con la intención de que la alce, lo hago mientras mi hija de cinco años y yo miramos a su madre intentando causarle lastima.

-Esos rostros no van a convencerme...-Se pone los lentes de sol tumbándose nuevamente en la tumbona.

45 minutos mas tarde.

-¡BAJENMEEEE!-Chilla mientras se despliega el paracaídas mientras mi hija se acuesta de espaldas tocándose el estomago sin parar de reír.

Lauren se va alejando y el señor que contractamos la mira con una leve sonrisa.

-Ya casi va a descender-Nos informa, mi hija y yo detenemos las risa cuando toca el agua y nada hacia el barco.

-Oh, oh.. - agrega Maddie Sofia tocándome las bermudas que tengo puesta, la tomo cuando su madre comienza a subir los escalones del barco y casi corriendo nos escondemos en el camarote.

-¡ME VOY A DIVORCIAR DE TI!-dice cerrando fuerte la puerta a sus espaldas consiguiendo que nos partamos de la risa.

Sofia nos observa desde la cama mientras tomo a su madre de la cintura y la alzo intentando no reír, le lleno la cara de beso y en los últimos es que comienza a relajarse.

-No paso nada, bebé.-le calmo, -Reconoce que te divertiste.-le puyo a un costado consiguiendo que se queje y me señale con el dedo.

-No puedo creer que la alcahuetes sabiendo como es.-Se queja de nuestra hija, y es que muchas veces la nena insistía en que su madre hiciese cosas arriegaras. «Como si tenerla a ella no fue lo suficientemente riesgoso»

-¿Te enojaste, mami?- le pregunta mientras frunce los labios y se le aguan los ojos. -Papi y yo solo intentábamos que te divirtieras.-Lauren no lo puede evitar y la toma en brazos mientras le dice que solo bromeaba, Sofia me intenta guiñar un ojo y me rio entre dientes sabiendo sus intenciones.

-Tengo hambre,- se queja Sofía.

Pasamos el resto de la tarde comiendo, visitando lugares mientras Lauren y Sofia no dejan de probarse todo. Lo que no querían lo cogían de igual modo poniéndose caprichosas como cada vez que salimos de vacaciones.

Esta vez no habíamos decidido por Cancún, México lugar que mi hija se empeño en querer ir por una famosa serie de una chica en patines, sus canciones su álbumes, todo... Nos hizo comprarle, con Lauren la complaciamos solo porque había dejado de pelear en la escuela y se estaba comportado bien.

Nuestro destino en primera estancia era Punta Cana en Republica Dominica, Lauren quería ir, y yo estaba listo para complacerla; sin embargo nuestra hija había ganado la partida, pero estaba decidido a perdernos un fin de semana y a dejarle con el viejo Houston que vivía encantado de complacerla.

De todo sacaba provecho, de Nicholas, de Andrea, de María y de los guardias de seguridad que la custodiaban, todos la trataban como princesa mientras nosotros intentábamos a toda costa criarla sin que fuera frívola y egocéntrica. A decir verdad, de eso no nos podíamos quejar, ya que era paz y amor creyéndose la reina del mundo.

-Creo que alguien consiguió un príncipe,-Lauren me molesta mientras reparo el sitio donde se encuentra através de los lentes de sol.

Me levanto de la tumbona haciendo que mis pies reciban la caliente arena que se carga Cancún. Mis ojos reparan el chico pelirrojo que hace castillo de arena con ella con fastidio.

Gruño entredientes, Lauren se ríe mientras me dirijo a su sitio.

-Jovencita es hora de que se vaya acostar,-le digo nada mas llegar a su puesto, mi hija me mira bajo el sombrero rosa que lleva puesto y hace pucheros recordándome a su madre.

-Esta de día, papi.-dice con obviedad y yo reparo al chico que ni siquiera levanto la vista al verme llegar. -Mati saluda a papi.-demanda, los ojos del niño pelirrojo por fin me reparan y...

-¡Matías!- le llaman a lo lejos mientras lo que supongo que son sus padres se van acercando.

Mis ojos reparan a la mujer pelirroja y casi que me da un paro cuando viene acompañada de nada mas y nada menos que con Alessandro Iabarrazzi.

Lauren llega a mi sitio y me toma de la mano.

Los cuatros nos observamos, Iabarrazzi repara a mi hija que se levanta tomando la mano de niño que le mira con muchísima ternura.

«Tenia que ser hijo de su padre»

-Hola papas de Mati,-dice Sofia sacándonos de nuestra ensoñación, -gracias por tener a mi príncipe.- El niño la ve encantado, Lauren y la mujer se ríen consiguiendo que levante las cejas con enojo.

Iabarrazzi toma de la mano a su hijo, yo le tomo la mano a Sofia, pero las manos de los niños quedan juntas, consiguiendo que mi lado jodidamente posesivo salga a flote.

Y es que el karma tiene que ser un hijo de perra para fastidiarme de aquella forma.

POSESIVO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora