«No todo lo incorrecto es malo».
ALEXANDER JAMES GRIMES
Mi móvil suena en mi traje y lo ignoro completamente, no quiero oir la estúpida queja de Nick diciéndome que era una mala idea ir donde ese imbécil. Y una jodida mierda, él no tenia idea de lo que le puede pasar si tocan a la madre de mi hijo.
«Madre de mi hijo»
¿Qué tan enfermo tengo que estar para que me alegré esto? «Joder» ¿Cómo mierda no me iba alegrar si ahora ella era mía de todas las formas posible?
-Señor...-Dirijo mi vista al ex guardaespaldas de Lauren y el me indica que hemos llegado.
Bajo del vehículo sin darle tiempo a que lo rodee y me abra la puerta.
Iabarrazzi tenia un gusto extravagante por todo, cualquier cosa que demostrase poder era lo que le llamaba la atención, y lo termine de comprobar en el momento que me pare frente a ese enorme edificio que gritaba lujo por donde quiera que lo mirase, el saber que podía pretender quedarse con lo mío fue lo que me hizo caminar a la recepción de ese edificio, pero nada de eso fue necesario porque el sonido de un auto deteniéndose a la par del mío, me hizo detener.
El gran empresario dueño de la mitad de todos lo hoteles de Italia baja del vehículo demostrando elegancia, retira los lentes que sol que lleva puesto y se atreve a observarme con burla. Maldita sea, entendí lo que hacia. A él no le interesaba una mierda Lauren, el solo quería cobrase lo que ocurrió en aquel restaurante hace dos años.
¿Por qué mierda no pensé a la hora de meterme con su mujer?
Sus hombres de seguridad le abren paso como si el fue una especie de rey, haciéndole ver ridículo, no tenia que fingir que no podía con todos ellos, porque podía.
-Señor, James...- musita con burla y se recuesta de mi auto. Alonso, el ex guardaespaldas de Lauren lo ve con las cejas encarnada y yo solo termino de bajar los pocos escalones que había subido para llegar a su edificio.
No me lo pienso mucho y solo tomo la solapa de su traje para enfrentarlo.
-¿A caso tienes deseos de morir? -Sus manos agarran mis muñecas para que lo soltase, pero no había absolutamente nada que el pueda hacer para detenerme, por el rabillo del ojo observo como su gente intenta acercarse y el solamente niega, en una orden clara y precisa. Aquella pelea era entre el y yo, y me sorprende que haya aguantado tanto para venir a joderme.
-¿Qué crees que haces?- Sus manos por fin logran apartarme unos milímetros de él. -¿A caso te molesta que se coman lo que es tuyo?-Ríe sin importancia, y tenso la mandíbula -Ya entiendo porque estas tan obsesionado.- Sus ojos se dirigen al cielo por unos onceavos segundos y luego dirige su vista a mi de forma desafiante y susurra solo para los dos con burla. -Su coño dulce fue lo que mas me gusto de ella.
Siento como el aire me abandona por unos segundos sin dar crédito a los que escuche, veo todo rojo, y lo único que mi mente puede imaginar es al él tocándola y tratándola como si fuera suya.
«Hijo de puta». Mi puño impacta contra su rostro haciéndole chocar contra el carro, su reacción no tarda en llegar y comienzo a esquivar todos los golpes que me tira, una patada impacta en mi estomago haciéndome sacar el aire y ahí cuando aprovecha para lanzarme un puñetazo de lleno en el rostro. Su puño se alza nuevamente para impactar en mi rostro y lo esquivo haciendo que impacte contra el concreto de aquella acera, mi cabeza impacta con la suya y me levanto dejándole en suelo.
Impacto una, dos y tres veces mi pierna contra su rostro, me agacho un poco y lo tomo del nacimiento de sus cabellos.
-¿Crees que estar con esa pelirroja fue importante?- Me le burlo en la cara y el escupe sangre en el piso -Ni siquiera entiendo porque tanto drama por alguien que ni te ama, y ni te amó. -Le suelto, sus ojos se dirigen a los míos con furia y lo sigo lastimando de la peor forma que el ser humano puede hacer «Con palabras»
-¿Sabes que me dijo cuando la estaba follando en el baño de ese restauran?- Digo con sorna -Que la razón por la que se estaba aguantando de estar contigo era porque sabia que éramos socio y quería conocerme.-Me río en su cara
-No intentes jugar conmigo, hijo de perra, que así como la deseche a ella puedo hacer que pierdas todo lo que tienes. -Sus ojos dirigen la vista a un punto fijo a mis espalda y me sonríe con burla.
-No entiendo como, si no eres muy inteligente...-murmura sin despegar la vista de mis espalda, haciéndome voltear.
Y el que ella me observe llena de asco, me hace soltar a ese imbécil e intentar acercarme, sus ojos cubren su vientre de forma protectora, y da media vuelta dirigiéndose de nuevo al auto de dónde había salido.
El que ella hiciera eso fue la gota que colmo en el vaso, ¿Cómo lo había arruinado todo tan rápido? ¿A qué maldita mierda había logrado alejándola? Esto era algo que no podía tolerar más, necesitaba a mí mujer.
Camino deprisa de tras de ella, y no lo pienso mucho a la hora de tomarla y subirla sobre mi hombro.
El grito de sorpresa que suelta deja a todos aturdidos, y el que comience a patalear y a golpear mi espalda no me inmutó.
-Cállate. - le ordeno, la escucho soltar impropios y miro Alonso, para que abra la puerta del coche.
Iabarrazzi intenta venir a por ella, pero el guardaespaldas de Lauren lo frena, la suelto en el asiento trasero de mi carro y le pongo el cinturón de seguridad mientras ellas intenta a toda costa soltarse.
-Ya me vas a explicar porque dejaste que ese hijo de puta te tocará...-Sus ojos se llenaron de agua, y ha estas alturas ya todo me daba lo mismo.
-¿Qué pretendes?- susurró. La ignoré, y cerré la puerta del coche.
Reparo como Iabarrazzi se limpia la sangre del labio y musito fuerte y claro para todos.
-En este momento dejamos de ser socio, puedes ir despidiéndote de todos los ingresos que mi empresa te proporcionaba.
Sus ojos se abren incrédulo, e intenta replicar, pero no le doy tiempo, rodeo el auto, y con una orden clara hago que manejen a la mansión.
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