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LAUREN HOUSTON WEST

-Podemos dejarlo hasta aquí.-Interfiero interrumpiendo a Victoria, la nieta de West. -La proxima semana quiero el informe completo de las exportaciones que se están haciendo. -Ella dirige la vista a su equipo y luego me mira a mi con molestia. -No he visto un cambio en cuanto a lo que estamos exportando.-murmuro molesta. -Estamos en el segundo puesto de venta de vinos en el mercado porque no hay absolutamente nada nuevo.

-Tienes menos de 48 hora de presidenta, y ya quiere empezar hacer cambios...-Murmura por lo bajo, pero todos lo presente la alcanzan a escuchar.

-En menos de 48 horas me he dado cuenta de todo el lio que tienen de manera interna.- Sus ojos me miran con sorpresa. -No estoy aquí para intentar ser la mejor.- Me pongo de pie y Ana la chica que contrate un día antes me pasa unas carpetas. -Desbalance en los ingresos.- Tiro una carpeta, -Productos parados en Italia.-tiro otra y empiezo a enumerar todo lo que había encontrado en una tarde. Me inclino hacia delante y pongo mis manos en la mesa.

-No estamos aquí para intentar ser lo mejor,- repito- Yo soy lo mejor, y lo que no sirve se puede largar.- miro a todos en la sala y Alessandro solo me mira fijamente sin ninguna expresión. - ¿Tienes algo que agregar?-Miro a Victoria.

-No, señora...-murmura entre dientes.

-Bien.-Musitó. -Se pueden retirar.

Los presentes abandonan la sala, y Alessandro Iabarrazzi es el único que se atreve a quedarse y seguir observándome en silencio.

-¿Pasa algo?-digo mientras le devuelvo la mirada, pero lo encuentro mirando fijamente mis pechos. -¿Se te perdió algo en mis tetas?-reclamo. Sus ojos suben a mi cara y arqueo la cejas.

-No. -Se pone de pie. -Solo que se ven más...-hace una señas con sus manos de forma extraña. -Lo siento...-se calla, cuando ve que lo miro de forma desubicada.

Yo ya había notado lo que quería decir, mis tetas estaban comenzado a crecer, o a hincharse mas por culpa del embarazo, mis caderas se habían abierto un poco mas y mi libido estaba en aumento. Hoy iría a ver la obstetra que Robinson me recomendó, me sentía enfadada y un poco triste por hacer esto sola, pero era algo que tenia que hacer.

-Entiendo.-le sonrió de medio lado. Reconociendo que me agrada su lado descarado. -Si solo eso ibas a mencionar, me retiro... -Sus ojos recorren mi cuerpo y no puedo evitar calentarme con su mirada. Coño, tenia que controlarme, y dejar de pensar en coger. Y es que el estaba tan bueno, y yo andaba tan caliente y enfadada con Alexander por su inoportuna llamada en la madrugada.

Era un hijo de puta y quería olvidarme de su existencia.

No quería involucrar a Iabarrazzi conmigo mas de lo que lo habían relacionado. Esa puta foto que andaba rondando en el diario era otra cosa que me tenia enfadada, ¿En qué momento se había mal interpretado aquello? Me iba a tropezar, Iabarrazzi estaba cerca y evito que me fuera de bruces contra el suelo. Todos lo habían mal interpretado, incluyendo a papá. En la foto parecía que estábamos coqueteando y apunto de besarnos, nada mas alejado de la realidad.

-¿Quieres ir almorzar?- Niego. -Vamos, no voy a intentar nada extraño.

-No puedo.-le interrumpo. En una hora tenia la cita con la obstetra y era algo que no iba posponer.

-¿Por qué?-Levanto una ceja en su dirección y levanta las manos en son de paz. -Va bene lo capisco.- «Esta bien, lo entiendo» -¿Y ha cenar? - Él no iba a rendirse y yo quiero salir cuanto antes de aquí.

-Esta bien.-acepto -mándame un mensaje con la dirección.- Tomo mi móvil que reposa en la mesa y este asiente sonriendo.

Abandono la sala de reunión y Ana me espera frente a mi oficina.

POSESIVO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora