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Lauren.

Me levanté de la banca en la que estaba y respire profundo, para luego voltearme. Fruncí el ceño y me permití observarlo detalladamente. Estaba mas delgado de lo que recordaba y eso que solo lo había visto una vez.

Unas ojeras enormes enmarcaban bajo esos ojos idéntico a los míos, y por unos microsegundos sentí lastima, pero luego recordé que no había sabido de él ¿En cuántos? ¿Dos semanas? ¿O eran tres?

Lo mas irónico de todo era que no recordaba su existencia hasta que lo vi frente a mí luciendo desgarbado y arrepentido.

-¿Qué haces aquí?- Pregunte sin titubear.

Uno, dos, tres segundos pasaron antes de volver a escuchar hablar a aquel hombre que se hacia llamar mi padre.

-Nunca me ido realmente ¿Sabes?- Ladee la cabeza confundida y le miré con intriga.

-¿Qué quieres decir con eso?- Me cruce de brazos.

-Necesitamos hablar.- Ignora mi pregunta -La otra vez escuche todo lo que tenias que decir. -Se acerco un paso a mi, pero no me aleje, él sonrió. -¿Qué tal si te invito un café y hablamos?- Medite su propuesta unos segundos y termine asintiendo.

No era como si escucharlo me iba hacer amarlo de un día para el otro, aun lo detestaba por las cosas que supongo le hizo a mi madre, y muy a mi pesar entendí que si yo no hubiese estado en el camino de ambos, seguro estarían juntos.

Yo era la piedra en el zapato, y de alguna retorcida forma también me culpa de la muerte de mamá, supongo que no fui lo suficiente agradecida para cuidar de ella, aun siento tan buena madre como lo era, también supongo que quizás no fui todo aquello que ella necesitaba, más bien creo que aquel señor de metro ochenta era quien ella había amado y a quien le había llorado por muchísimo tiempo era todo lo que la hacia completa.

No se equivoque, mamá me amaba con el alma, solo que ella no se siente completa conmigo, tal vez y solo quizás ella hubiese sido más feliz si él hubiese estado en nuestras vidas.

***

La cafetería que me había incitado en ir era familiar, había muchas persona para el poco espacio que era, pero por alguna extraña razón se sentía cálido. No había mucho ruido, solo los susurros de algunas personas conversando.

Me guio hacia un apartado y me hizo sentar mientas guardábamos silencio, el perdido en sus pensamiento y yo nerviosa por todo lo que esta reunión puede significar.

Una muchacha de unos veinte y tantos años se nos acercó con una agradable sonrisa, una libreta en mano y lo que pareció ser el menú del lugar.

-¿Qué desean tomar?- Pregunto con un acento que no pude identificar.

Le sonreí de medio lado y procedí a pedir mi orden.

-Un café americano.- Respondí.

--¿Y para su padre?- Levante una ceja en su dirección, ¿A caso era tan obvio?

-Lo mismo.-Dijo antes de que pudiera llegar a pronunciar algo que indicara que no lo era.

La chica murmuro un enseguida se lo traigo, para luego encaminarse a lo que supongo yo es la la barra para hacer el pedido de nuestras ordenes.

-Bien.- Murmuré -Te escucho.

Un suspiro audible salió de entre sus labios y miró un punto fijo detrás de mi, para luego comenzar a relatar lo que yo supongo era su historia.

-Bueno. Tu madre y yo nos conocimos precisamente en estas cafetería.

Levante la cejas con sorpresa y mire alrededor intentado guardar los detalles de ella en mi mente.

-Ella estaba en la secundaria y yo ya había terminado la universidad. Recuerdo que ese día estaba de un pésimo mal humor por mi trabajo y sin querer le lance mi jugo de naranja en su uniforme.- Una sonrisa casi involuntaria apareció en mis labios -Ella no dejaba de insultar entre dientes a quien sea que le había tirado el juego encima y yo solo me quede ahí parado embobado viéndola... -Sus ojos se cristalizaron- Cuando sus ojos por fin se encontraron con los míos, fue sin duda la cosa mas extraña que paso -Una sonrisa aparece en su rostro y nuestros ojos se encuentra.

-Agarro el libro que si querer se le había caído y después de darme una ultima mirada despareció de mi vista.-Arrugo las cejas con confusión y él ríe. - Después de verla, regrese a la empresa con un mejor humor con el que salí -chisto con los labios recordando y prosiguió.

»Nos volvimos a encontrar unas semanas mas tarde cuando me invitaron a dar una charla a su escuela, fue la segunda vez que nuestros ojos se encuentran. Ella estaba hablando con un maestro y recuerdo que ella no dejaba de verme y viceversa. Necesitaba la forma de volver acercarme a ella, pero no encontraba como. -Una sonrisa maliciosa apareció en sus labios y levante una ceja en su dirección. -Por eso hice como si estaba hablando con alguien por el móvil y cuando pase por su lado me tropecé con mis propios pies y le lance la botella de agua que traía -Abrí los ojos impresionada y comencé a reír como estúpida, -Lo primero que hizo fue tirar todo los libros que traía en sus manos y luego comenzamos a pelearnos en medio del pasillo. Ya te imaginarás...

-¿Si estaban tan bien juntos, por qué se separaron?- no puedo evitar preguntar.

-Tus abuelos en un principio no aceptaba que yo estuviese con ella, nosotros hicimos caso osmio a su comentarios y tuvimos 2 años de relación, bastante hermosa si te preguntas. Nuestras familias no se soportaban, mi padre me había comprometido con otra persona y cuando tu madre se enteró discutimos como no tienes idea. Dijimos cosas que no teníamos que decir y ella se fue devastada de mi casa esa tarde -Una lagrima se resbala por su mejilla y la limpia rápidamente. -Ese día ella venia a decirme algo importante según su mensaje, cuando ella entro a la casa con la misma llave que yo le había dado y se encontró con el teatro de mi padre, anunciando un compromiso que ni yo sabia que existía. Decepción absoluta fue lo que vi en sus ojos.

-¿Cómo te enteras de que yo venia al mundo?

-Eses el problema, nunca me entere. Cuando llegaste a mi oficina a decir todas esa cosa yo solo no encontré que decir. Vía Internet me entere de un accidente que involucraba a tu madre y donde decía que ella estaba muerta. Hice un escándalo como te lo podrás imaginar, y fui a su casa. Por Dios yo sentía como mi vida pasaba entre mis ojos sin poder detenerlo.

»Todos en su casa me culpaba y yo tan bien lo hacia. ¡Maldita sea que lo hacia! Después de ese día, corte todo lazo de relación que existía con mi familia y mande a la mierda su estúpido compromiso, la prensa decía innumerables cosas. Desaparecí dos años y luego volví siendo lo que ves ahora.

Me permito suspirar sin agregar nada, la chica trae los café, los deja en la mesa y lo tomo intentando pensar. Aun había cosas que no me cuadraban, como el por qué mi madre nunca me dijo aquello, yo crecí odiándolo porque la hacia sufrir a ella; ya que cualquier cosa que hacía llorar a Angélica West se convertía al instante en mi enemigo.

-¿Ahora entiendes por que no sabia de tu existencia?

Asiento.

-¿Me darás una oportunidad?

-Yo, no lo se... -Murmuro. - Nunca tuve a mas nadie que no fuese mamá y tú...-dudo. -Sera extraño tener papá.

-No te pido que me digas papá de un día para otro, pero por favor no me quites la oportunidad de serlo.

Lo miro a los ojos con dudas y termino asintiendo.

-Esta bien.-Susurro.. -Es lo que mamá hubiese querido que hiciera ¿No?

Una enorme sonrisa aparece en su rostro, llevo nuevamente mi café a mis labios, y entrecierro los ojos hacia la ventana viendo un rostro los suficiente familiar con para dar por hecho que Alexander James Grimes aun no me había olvidado.

POSESIVO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora