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LAUREN HOUSTON WEST

Días después

Los días transcurrían de manera lenta y mi vida se estaba convirtiendo en una monotonía. Llegaba a mi apartamento, me ducha, me ponía hacer la cena y me quedaba dormida hasta tarde viendo programas de miedo en mi computador.

Desde el día que Alexander y yo habíamos tenido ese pequeño altercado, nos no habíamos hablado.

El mandó a transferir mi escritorio a una mediana oficina, y me mandaba trabajo con la odiosa de su secretaria, déjeme decirle que ella estaba completamente colada por Alexander. Algunas veces tenía que cerrarme en mi oficina con llave y tranquilizarme, estaba harta de su impertinencias y todo lo que quería hacer con ella, era arrastrarla por el piso y tirarla en la oficina de Alexander como un perro.

Pero no todo era malo. Me había hecho amiga de la recepcionista amable.-Victoria, se llama-Era una chica muy dulce, tenía un niño de dos años que se llamaba Maximiliano, era muy imperativo me había dicho.

No volví a ver a Steven; una vez le pregunte a Victoria que había pasado con él y me contesto que el jefe lo había transferido a una sede en Italia.

Lo cual no me sorprendió para nada.

Hoy como cualquier día normal, me quede traduciendo unos informes al jefe, Sabia que estaba muy tarde, pero no quería irme sin terminar de hacerlo. Mi trabajo había terminado hacia dos hora, pero como no tenía nada que hacer en casa -Además de mi aburrida vida.-Decidí quedarme.

Cuando termine, deje todo en su lugar y cerré mi oficina bajo llave.

En la empresa no quedaban muchas personas, solo estaba algunas personas de limpieza y los guardias de seguridad merodeando por ahí.

Salí por elevador y me dirigí hacia la salida de la empresa, pero como mi vida es están miserable, no conté con que estaría lloviendo. El problema aquí no seria la lluvia, sino que estaba muy oscuro y traía tacones puesto. Podía solo haber llamado un taxi, pero esa tarde había dejado mi móvil en la cama.

- Deja de joder. - Esa voz me paralizo he hizo que mi corazón latiera desmesuradamente. Mire por el rabillo de mi ojo y vi Alexander discutir y apagar el celular con rabia. Yo estaba todavía parada en la puerta interrumpiendo el paso y muy en el fondo de mi quería que Alexander me viera, por lo tanto me quede en el mismo lugar fingiendo buscar algo en mi bolso.

- Señorita, Houston.- Su voz sonó a mis espalda y me voltee a mirarlo figiendo sorpresa.

- Señor, Grimes.- Me perdí en su cuerpo y en el traje que llevaba puesto. ¡Joder! Alexander era una de esas persona que se veía condenadamente sexy vestido de forma formal.

Llevaba unos pantalones negros de tela que se le ajustaba perfectamente, unos zapatos marrones y una camisa blanca pegada al torso. Su saco lo traía en la mano junto a su maletín. Me tomo unos segundo repasarlo y fijarme en su perfil. Sus ojos se veían cansado y algo abatido, una marcas oscura lo adornaban. Traía barba, cuando su lengua paso por su labios lamiéndolos me perdí en ello y repetí su misma acción.

- ¿Qué hace en la empresa a estas horas? - Su voz hizo que quitara la vista de sus labios y la dirigiera a su ojos. Trague saliva nerviosa y desvié mi mirada.

¿Qué coños me pasa?

- Me he quedado haciendo un trabajo y me acogido la tarde.- Asintió y miro afuera de el edificio como estaba lloviendo a cantaros.

- ¿Atraído usted coche, o alguien va a venir a por usted? - Fije mi vista en el y juguetee con mis manos.

Ahora que lo pienso debería compararme aunque sea un coche.

- No, no tengo coche, y tampoco tengo a nadie en esta ciudad a que venga a por mi- Murmure.

Saco unas llaves y camino hacia la salida.

- Venga la llevare...

Al principio me imagine la idea de ir con él, pero me reprendí mentalmente y negué con cabeza. Las posibilidades de Alexander encerrado en un coche a solas eran totalmente nulas. Volvi a negar frenéticamente a lo que el me miro confundido.

- No, no tienes que hacerlo...- Comencé a tutearlo.- Solo tienes que llamarme a un taxi.

Apretó los puños y negó. Su respiración se volvió pesada, pero me contesto intentando mostrar calma, fracasando miserablemente.

- Solo voy a llevarte, no es nada... - Apreté los ojos con fuerza, medite su propuesta y termine asintiendo.

- Esta bien.- No contesto. Solo asintió y movió su mano adelante en señal de que pasara primero.

Accedí y sentí su mirada en cada parte de mi cuerpo. Me removí incomoda.

Unos de los guardias de seguridad le entrego un paraguas, el tomándome de la mano pegó su cuerpo al mío, y caminamos a pasos apresurados por el estacionamiento.

Nos paramos frente a un auto completamente distinto al que recordaba la otra vez, y bufe. Claro el era millonario, puede tener todo los autos que quiera.

Abrió la puerta del copiloto para mi y me adentre al vehículo. Nada mas entrar su olor impremeditado en el auto me inundo. Abroche mi cinturón de seguridad, rodeo el auto y hizo el mismo proceso con su cinturón. Le di la dirección de mi casa, la puso en GPS. Salimos fuera de la empresa y nos condujimos a mi casa en un silencio bastante incomodo. Me apoye de la ventana del auto y cerré los ojos. Algunas que otras veces podía sentir la mirada de Alexander en mi, pero nunca volteaba.

Cuando la velocidad del carro comenzó a decender, abrí los ojos y vi que casi habíamos llegado a mi departamento. Me mordí el labio inferior meditando la propuesta de si invitarlo a pasar a mi casa. Díganme masoquista, pero no quería estar sola. No hoy.

Cuando vi que el auto se había detenido, di por comprobado que habíamos llegado.

Agarre mi bolso con fuerza y lo mire. Me mordí el interior de mi mejilla.

Desvié la mirada y cogí el suficiente valor para hablar.-¿Quieres pasar?-No lo estaba mirando pero pude oír como la puerta del piloto se abría y se cerraba. Mire como rodeo el auto, saco el paraguas del maletero, abrió mi puerta, me extendió la mano y la acepte.

Estaba prepara para cualquier negativa, pero en vez de eso, murmuro un suave

- Vamos...

POSESIVO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora