ALEXANDER JAMES GRIMES
El reloj de aquella habitación marca medianoche, mis dedos se hunde una vez más en el pelo de Lauren que duerme relajada sobre mi pecho. No se escuchaba ningún sonido fuera, se respiraba un aire de paz, cerré los ojos cuando el cansancio comenzó a tomar factura y me dejé ir, disfrutado de aquel momento que había anhelado con tanta insistencia.
El sonido constante de unos toques en la puerta fue lo que me hizo abrir los ojos, la punzada en el hombro me hizo quejar, el reloj marca las nueve y treinta cinco minutos. El sol entraba por una de las ventanas iluminando la estancia.
Lauren se queja aun lado de mi murmurando algo dormida. No tenía estilo para dormir, su pelo cubría la parte superior de toda su almohada, estaba a un costado por lo que me deja ver su embarazo de diecisiete semanas. Entre abre los labios como si estuviese masticando algo y se queja en sueño.
Me levante cuando la puerta volvió hacer tocada y la abrí encontrándome con María que tenia el teléfono inalámbrico de casa en la oreja y un frasco de pastilla. Encarne las cejas en espera de que hablara, me paso el teléfono el cual puse en mi oído sin dudar.
-Asegúrate que Lauren se tome todas las vitaminas prescrita.-Ordena John Houston a través de la línea. -No se porque deje que se fuera contigo anoche...-se queja y le cuelgo observando a María de mal humor.
-¿Qué?- me dice, le arrebato el frasco de pastilla; ella observa algo detrás de mi y sonríe. -Hola, niña Lauren...-Me doy la vuelta y ella me mira disgustada.
-¿Cómo está?-Me empuja y María al verle la panza se emociona aun mas -Pero que grande está...-Lauren la mira con ternura y yo con fastidio ¿En serio tenia que molestar a estas hora?
-Así es.- concuerda con María y ambas entablan una conversación olvidándome.
Me alejo de la puerta pasándole el frasco de pastilla, y adentrándome al baño a cepillarme los dientes. El reflejo me muestran aun los golpes que conservo del altercado de ayer, sin embargo no me quita la dicha de haber acabado con aquel problema que no me dejaba respirar en paz.
-¿En qué piensas?-Lauren me saca de mi ensoñación y observo su cuerpo envuelto en aquella sudadera que se había encaprichado en tomar en la noche.
-En lo buena que estas...-le subo el ego y ella se acerca a mí mirándome con dulzura. Sus brazos me rodean el torso y descansa su cabeza en mi espalda.
-¿Hablaremos de lo qué paso?-Pregunta despacio.
-No.
Asiente en respuesta sin agregar nada y me volteo quedando de frente a ella. Le aparto el pelo de la cara y le doy castos besos haciéndole reír.
-¿Qué vas hacer hoy?-Le pregunto, se echa para atrás y finge pensarlo.
-Tengo una junta de accionista en tres horas...-responde al fin. Sus ojos miran con detalle mi rostro y le sonrió cuando veo la mueca de inconformidad que hace al ver mi rostro golpeado, y aunque no se veía exagerado, el que tuviese una curita encima de una ceja y el labio roto la hacían preocuparse.
-¿No tienes que llamar a tu secretaria para explicar tu tardanza? -dice en referencia a Gabrielle, meneo la cabeza quitándole importancia.
Aun no le menciono que mi antigua secretaria había sido arrestada por colaborar en el secuestro que estuve en vuelto, y aunque ella no estuvo presente en aquel lugar, gracias a las informaciones que ella le hacia llegar a David fue que mi vida estuvo en riesgo.
Marcos se estaba encargando de que estuviera al menos cinco años en prisión, el tema de Nicholas era otro asunto, aun no se dejaba de disculpar por aquello, y me había prometido que no le había mencionado nada en relación a nuestra investigación, ¿Qué si le creía? Lo hacia, Nick no era tan bocaza cuando de su trabajo se trata.