Quite mis manos de mis sienes y lo mire ¿Por qué tenía que verse tan guapo cuando le quería odiar? Le di una repasada al traje que llevaba puesto, unos pantalones azules, una camisa blanca pegada al torso y un saco a juego con él pantalón. ¿Por qué no podía ser feo? A si todo hubiese sido mas fácil.
Hago un puchero casi involuntario por mis pensamiento.
Una risa me saca de mis pensamiento y miro hacia arriba encontrándome con una mirada de burla.
-No lo se, siempre he sido guapo.
¡No! Lo que me faltaba, pensé en voz alta ¡Que vergüenza!
Ruedo los ojos y hago una mueca con mis labios.
-¿Qué haces aquí?- Miro él maletín que carga y le ruego a todos los dioses que no trabaje aquí.
-Es mi empresa. La pregunta seria ¿Qué haces tu aquí?-Entra al elevador y marca la ultima planta.
¿Su qué? Este hombre está bañado en dinero, o qué, trago nerviosa y debió la mirada de él. Adiós oportunidad de trabajo.
-Y yo...Tengo una entrevista.-Lo que me faltaba ¿Desde cuándo tartamudeo?
Una sonrisa burlona aparece en sus labios y rasca su barbilla dejándome idiotizada por su barba de unos días, a el se le veía genial; aunque dudo realmente que algo le quede mal.
-¿Quién te dará la entrevista?- Pregunta mirándome descaradamente. Cierro los puño por la mirada lasciva que me lanza y termino asqueada de su descaro.
- Un tal Steven Coleman. - Lo miro y su sonrisa se borra de inmediato- ¿Por qué? ¿Es guapo?- Cierra los ojos un instante y los abre dejándome ver esos ojos azules nublado intentando averiguar de que iba.
- No harás la entrevista- Demanda. Gruñó entre dientes y me cruzo de brazos.
¿Quién se cree es?
- ¡¿Quién te crees que eres para darme ordenes?!-Gruño. El ascensor se abre en la planta a la que me dirijo e intento salir, pero su mano en mi brazo me lo impiden.- ¡¿Quieres soltarme de una puta vez?!- Exijo.
Me acorrala en una esquina del ascensor y espera a que este se cierre de nuevo. Su aliento se mezcla con mi respiración y observo sus ojos anonadada.
- No iras a esa entrevista ¿Me entiendes?- No se como lo hace pero solo logro asentir a sus palabras.
Se aleja de mi a unos cuantos pasos y me toma de la mano cuando el elevador se abre. Camina directo a su oficina y me hace sentir expuesta con todas la miradas de odio que me tiran algunas mujeres en la planta.
Una mujer rubia de buenas curvas y de ojos impresionantes se posa frente a él interrumpiéndole el paso. Pobre, soy yo y ni le hablo al gilipollas este, con el humor que se carga.
- Señor Alexander... - Este ni se inmuta y continua caminando.
- Ahora no, Gabrielle - Su voz imponente la interrumpe. - Cancele toda mis citas y no quiero interrupción-. Muerdo mi labio inferior en forma de desaprobación y me suelto del agarre de Alexander. Este me mira con una mirada de advertencia y yo me cruzo de brazos.
La joven rubia me da una mirada fulminante antes de desaparecer de mi vista.
Agrégate a la lista de las que odian a Lauren queridita, no es como si me importara. Pienso y termino alegrándome de la forma que el la trato, se lo merece por perra.
- Camina - Me ordena con los dientes apretado, y le hago una señal para que me indique el camino.
Caminamos unos cuantos pasos mas y se para al frente de una oficina, la abre y me hace una señal con la cabeza para que entre primero. Trago saliva nerviosa y obedezco.
Escucho como cierra la puerta con seguro a sus espalda y no volteo a mirarlo, sino miro la oficina detenidamente.
No puedo evitarlo y mis ojos se dirigen al segundo escritorio que hay en la esquina de la oficina, y unas ganas de saber de quien es, me invaden.
-¿De quien es el escritorio?-Hablo por fin.
Volteo a mirarlo, pero este se encoje de hombros y se sienta en su silla giratoria, me hace una seña con la mano para que tome asiento en unas de las sillas al frente del escritorio.
- De mi ex asistente - Habla al fin, lo miro de forma acusatoria, preguntándole con la mirada donde esta- La despedí por falta de profesionalismo.
Ya.
- ¿Para qué me haz traído a tu oficina, Alexander? - Menciono su nombre por primera vez. Se queda observándome por unos breves segundo y carraspeo para llamar su atención.
- Yo te daré la entrevista para ser mi asistente- Habla con indiferencia y yo no hago nada mas que reír por su estúpida propuesta.
- ¿Así que quiere contratar a una puta barata? - Repito su mismas palabras, y no se porque siento que se forma un nudo en mi garganta.
Me mira de una forma intensa y luego desvía la mirada.
- Lo que hagas con tu vida fuera de la empresa, no es asunto mío - Contesta indiferente y enarco las cejas sorprendida.
- Bien- Hablo por fin. El hace una mueca y se pone a escribir en su ordenador.
- Nombre completo.
- Lauren Houston West.
Despega la mirada del computador de inmediato y sonríe de lado. ¿Y ahora qué?
Le haz dado el apellido de tu padre, estúpida. Dice una vocecita en mi cabeza.
- Así que Lauren Houston. - Asiento. ¿No se lo acabo de decir?
- Me das tu currículum - Le paso las carpetas, pero al rozar sus dedos una cosquilla me invade. ¡No seas fresca, Lauren!
Lee mi currículo detenidamente y mientras lee se le va formando una mueca de incredulidad en su mirada.
- ¿Por qué trabajar de secretaria si se graduó de economía en la universidad y con buenos honores?- pregunta desviando sus ojos desde los papeles hasta mi.
Me encojo de hombro y murmuro -Es lo mejor que pude encontrar.
- Además, hablas 6 Idiomas... ¿Por qué decidiste por este empleo?-levanto la cejas sin entender de que iba su pregunta.
- Porque si..- Doy por zanjado el asunto -¿Tengo el trabajo o no?
Frunce el ceño, pero termina asintiendo.
- Claro...-Saca unos papeles, y me lo entrega -Este es el contrato.
Leo detenidamente cada letra y también entre líneas, siento su mirada puesta en mi, pero me concentro, no quiero que al final me salga con una sorpresa.
Solo dice cuanto ganaré, que tengo que viajar con el a los viajes de negocio, hora de entrada y de salida de la empresa y que tengo que usar ese estúpido uniforme. Decido tentar a mi suerte y quejarme.
- Tengo una condición- Hablo firme, asiente para que prosiga.- No voy a utilizar ese uniforme.
Levanta una ceja y niega con la cabeza.
- No. Tienes que utilizarlo.
- Entonces no acepto- . Me levanto de la silla y pongo el contrato en el escritorio.
Iba a voltearme, pero su voz me detuvo.
- Bien - Una sonrisa se extiende por mi rostro y el rueda los ojos.
- Firma aquí.
Tomo la pluma que me ofrece y firmo.
- Bienvenida a mi empresa, Lauren.
Una sonrisa coqueta se forma en mis labios, al oír mi nombre salir de sus labios, le guiño un ojo antes de salir con una sonrisa de suficiencia en mi rostro.
Eso ha sido fácil.