El buen sueño

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Hermione temblaba de miedo mientras rebuscaba por su varita desesperadamente, en busca de sentirse menos indefensa.

La mansión Malfoy la intimidaba, en especial viéndola desde el suelo. Por alguna razón, se sentía tan débil, que por más que quiso, no pudo ponerse en pie para recoger su varita, la cual se encontraba al otro lado de la habitación. Trató de apoyarse en su brazo, pero el dolor que sintió fue tal que soltó un grito desgarrador, a la vez que de sus ojos brotaban un par de lágrimas.

"Sangre Sucia" había sido tallado en su antebrazo, cosa que no le hubiese sorprendido de no ser porque está herida ya había cicatrizado, y lo que ella veía era sangre manar a cántaros de su piel lastimada.

Muy a su pesar y con toda la vergüenza del mundo, se arrastró por ella con la poca fuerza que le quedaba, gimoteando débilmente de dolor cada vez que tocaba reposar su peso en el lado derecho de su cuerpo. Llegó reptando a la varita, pensando que podría curar su maltrecho brazo con un encantamiento y por fin ponerse en pie para huir. Pero en el momento que extendió su mano para tomarla, alguien hasta entonces no visto le pisó la mano, duro. Al ser una mujer, sus tacones empeoraron la de por sí dolorosa situación, ejerciendo toda la fuerza posible dispuesta a lastimarle los dedos.

- ¿Creíste que ya me había ido? ¡Qué tonta! ¿Pensaste que me perdería la oportunidad de torturar a una sangre sucia tan problemática como tú? - Hermione intentó conjurar algo, pero estaba tan aterrada y tan poco enfocada que sería imposible que sin una varita como catalizador produjera un hechizo eficaz-. Debo reconocer que esa maldita Weasley me calló la boca, pero tú...tú no eres nada. De hecho, ser objeto de mis torturas fue quizás el mayor honor que vayas a tener en tu patética vida...

- ¡Estás muerta! ¡Muerta, hecha polvo! ¡Déjame tranquila! - sollozó Hermione, tratando de liberarse del pie de la mujer, pero esta solo ejerció más presión, haciéndola gimotear.

-Lamentablemente querida, la muerte es el único juez que castiga a todos por igual. No importa si te entierran o si como a mí, te pulverizan: no mueres hasta que te olviden. No mueres mientras haya algo tuyo con vida. Y tú, tu marca, mi marca en ti...me mantendrán viva por siempre...

Dejó de pisarla solo para alzarla del brazo, dejándola de rodillas. Hermione buscaba mas no encontraba modo de salir de aquello. Nadie parecía estar esperando que se liberara, o que la mataran. Solo eran ella y Bellatrix.

-...en cambio a ti, si te mato ahora, no habrá nadie quien te mantenga con vida. Weasley se conseguirá a otra, Harry no durará mucho en un mundo donde su cabeza vale el doble de lo usual, y el resto de tus amigos no echarán de menos a una sabelotodo mandona...

-Basta...-suplicó Hermione adolorida, pues Bella tenía nulo cuidado por no rasgar la herida abierta con sus largas uñas. Ella parecía fascinada ante el dolor de la castaña, así que solo ejerció más fuerza...

-Diría que te queda tu familia, pero es que hasta de ellos conseguiste deshacerte tu solita. ¿Crees que de verdad algún día los encontrarás? ¡Ni siquiera sabes en qué parte de Australia pueden estar! O si siguen allí...- la expresión dolida y preocupada de la castaña solo la inspiró a seguir hablando-. Además, sería muy egoísta de tu parte arruinarles la pacífica vida que les regalaste. ¿Qué clase de monstruo sería capaz de arruinar la felicidad y paz mental de una pareja de buenas personas? ¡Qué culpa tenían ellos de haber concebido a una impura en primer lugar! ¿No crees que ya consiguieron a otra niña normal? Una que no los metiera en guerras o que manipulara sus memorias como si ellos no importaran...

-...Si me importaban, por eso lo hice...- ni quiera sabía porque se justificaba, pero lo hizo de todos modos.

-...No le quitas la identidad y dignidad a quienes te importan. Lo que hiciste fue estúpido y egoísta. No me sorprendería que te odiaran...

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora