¿Casualidad?

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El ambiente era tenso en el ala femenina de Gryffindor.

No era para menos, después de todo, Ginny peleaba contra las ganas de lanzarle una maldición a Parvati, siendo solo reprimida por Hermione y sus intentos de evitar conflictos durante ese trimestre, a pesar de ser ella la más disgustada con todo ese asunto.

Hermione fingía leer un libro para evitar miradas, y Ginny terminaba sus deberes silenciosamente en el mismo plan. Demelza, una de sus compañeras de cuarto, miró de reojo y se sonrojó un poco al notar la marca rojiza en el cuello de Hermione. No la cicatriz que le cruzaba en medio: a esa ya se había acostumbrado a pesar de lo llamativa que era. No. Lo que llamaba su atención era el chupetón causante de que la prefecta perfecta fuese mandada a detención junto a su novio la noche anterior, y ese día en la tarde sería castigada por el asunto.

Curiosamente, no solo a Patil le parecía que McGonagall había sido demasiado blanda con los dos a pesar de haber sido atrapados actuando de "forma indecorosa" durante sus rondas de prefectos...por llamarlo de algún modo. Fue gracias a Parvati y su hermana gemela que McGonagall se enteró de aquello en primer lugar, aunque la tutora parecía más feliz por la pareja que molesta por la falta en el código de conducta. Claro, Minerva no dejaba de ser una profesora justa que se apegaba a las reglas, por lo cual Hermione y Ronald tendrían que ayudar en la limpieza de salones distintos durante la tarde, pero no era gran cosa al lado de lo que se solía hacer en aquellos casos.

En ese momento las verdaderas intenciones de Patil habían salido a la luz, pues le reclamó a la profesora por su decisión, ganándose un castigo por su cuenta por estar deambulando en los pasillos sin permiso tras el toque de queda. Al menos la penitencia de Padma y Parvati había sido distinta a la de Hermione: hubiera sido incómodo verlas convivir a solas después de las asperezas.

- ¿Qué me ves, Patil? - Ginny estaba irritada, y la mirada atenta de aquellos ojos negros empeoraban su humor.

- ¿Es verdad el rumor? Porque sí sí, no se nota nada- apuntó a su vientre, y dado a su tono, vio que no era una pregunta inocente.

-Mantente en tus propios asuntos, Patil- su tono parecía más a una amenaza que a una recomendación-. Yo que tú no sería una soplona buscando problemas...

- ¿Buscando problemas? ¡Yo no soy quien se anda revolcando con su novio por los pasillos de la escuela! En ti no es novedad, pero que nuestra prefecta perfecta lo haga...-empezó a criticar con dureza.

-... ¡Como lo hacía tu mejor amiga! ¡Además, no es tu problema! No herimos a nadie. No es nuestra culpa que estés sola...

- ¡GINNY! - regañó Hermione al ver que estaba tocando una fibra sensible en la morena. Merlín, Ginny se parecía a su hermano en eso de no pensar cuando se enojaba. Patil soltó una carcajada.

-Todavía que te defiende, la regañas...-se burló de la pelirroja con malicia.

-...Cuida que no suelte mi boca. Es lo que hacen las amigas. ¿Dónde están las tuyas?

- ¡Recuperándose, idiota! ¡Apenas y habla! – todas se quedaron calladas tras recordar el incidente de Lavender Brown: como Greyback casi acaba con su vida, dejándola destrozada tanto física como psicológicamente. De los ojos de Parvati brotaban gruesos lagrimones y Ginny se sintió mal por haber sacado el tema. De todos modos, ¿Qué le iba a hacer ahora? Ya la había hecho llorar, lo que seguramente era lo que Hermione quería evitar en primer lugar. Mejor acaba con el asunto de una buena vez.

-Sí, y Hermione le salvó la vida, por si no sabías. Lamento lo que le paso. Espero que se mejore y pronto puedan volver a estar juntas, sanas...pero no te da derecho a ser grosera con las demás, menos con Herm...- Ginny terminó de recoger sus cosas y, junto a Beth y Demelza, salió rumbo al desayuno, las otras dos huyendo de lo que, suponían, sería otra discusión. Hermione estaba lista para seguir a su pelirroja amiga cuando Parvati la llamó, su voz demasiado quebradiza como para simplemente ignorarla e irse.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora