Australia: Señores Wilkins

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Hermione despertó por el ruido de la alarma, misma que había puesto la noche anterior para evitar que se les hiciera tarde. Lo último que quería era que uno de los aurores fuera a buscarlos y los encontraran en su...comprometedora situación. Sonrió, sonrojada al recordar la noche que había tenido, acurrucándose un rato más con el pelirrojo, quien dormía a su lado.

El dónde y el cuándo jamás los hubiera imaginado, pero estaba feliz de haber vivido eso con él.

-Ronald, levántate...-lo llamó con suavidad, removiéndolo con calma. Tenían buen tiempo, pero debían levantarse.

-...Un rato más, Mione...-le pidió adormilado, abrazándola aún más a él en un intento de convencerla. Ella rió un poco, pero insistió.

-Yo iré a cambiarme. Te sugiero que hagas lo mismo- le dio un beso en la mejilla antes de zafarse de su agarre e ir a su cuarto, haciéndolo bufar. "Mandona", fue lo primero que pensó, pero terminó riendo mientras se levantaba. No la querría de otro modo.

Potencialmente ese día conocería a sus suegros, y eso lo ponía nervioso. No por qué algo pudiera salir mal en la misión: realmente se sentía optimista sobre encontrarlos y en que todo saldría bien con el hechizo para restaurar sus memorias. Más bien, él creía que era el tipo de nerviosismo normal al conocer a los padres de la mujer que amas. No quería arruinarlo.

"Seguro me conocen como el tipo que siempre peleaba con su hija. ¡Han de preferir a Harry!", pensó angustiado, tratando de alejar esos pensamientos pesimistas de su cabeza. Eso no era importante. Primero tenían que encontrarlos, después se angustiaba.

- ¿Puedo pasar? – Ron rió al escuchar a Hermione tocar su puerta.

- ¡Sabes que sí! - sonrió al verla sonrojarse al verlo sin camisa. Como si no hubiese visto eso y más la noche anterior. Él había asumido que en todo el mundo hacía frío en invierno, así que solo había llevado suéteres consigo. Grave error-. ¿Cómo supiste que haría calor aquí, amor?

-Estamos en el hemisferio sur.

- ¿Y?

- ¡Hace calor en el hemisferio sur durante el invierno! Bueno, más bien, el verano aquí es en diciembre, y el invierno empieza en junio...- Ron la miró incrédulo, sacándole una risita más-. ¿Los brujos no ven eso?

-Si lo hice, no lo recuerdo. Bueno, ya que- antes de que Hermione pudiera recordarle su magia, él hizo aparecer una playera, extrañándose de verla-. Esto no es mío...

- ¿Cómo no va a ser tuyo? Debiste pensar en ella...- comentó ella, tratando de recordar si le había visto la camisa. Para bien o para mal, Ron no tenía gran variedad de ropa, así que era difícil no saber cuándo era algo nuevo. Y en efecto, no la recordaba.

- ¿En serio? -Hermione asintió, aún más extrañada-. ¡Qué raro!

-Rarísimo. ¿Desde cuándo puedes hacer eso?

- ¿Aparecer camisas ajenas? Desde ahora, supongo.

-O sea, ¿pensaste en tener una nueva, como: Accio camisa nueva?

-Solo desee tener algo fresco que ponerme. No fue mi intención aparecer nada. Ni siquiera pensé en el hechizo, no esperaba magia...-contó con franqueza, sin saber qué más decir. Él no veía porqué hacer alboroto. Hermione, al parecer, sí.

-...Amor, pero eso no se puede. Para hacer magia sin varita o voz se ocupan pensamientos concretos, visualizar el objeto, el hechizo, concentrarse... - trató de hacerle entender ella, mirándolo suspicaz. Eso no tenía sentido. Ron se encogió de hombros, a la vez que se probaba la mentada prenda. Al menos le quedaba.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora