Familia

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"Al mal paso darle prisa, ¿Verdad?" pensaba Andrómeda mientras que se armaba de valor para cometer lo que podría ser el peor error en su nueva vida, o bien, una oportunidad para su pequeño nieto, quien recientemente había descubierto sus piececitos y adoraba juguetear con ellos graciosamente, calmando momentáneamente a su abuela con su tierna inocencia. "Nadie puede ser tan cruel como para odiarlo...Menos Cissy".

"Aunque claro, Narcissa si pudo odiar a Nymphadora apenas supo que estaba en su vientre..."

No quería que su pequeño creciera en una familia arruinada, teniendo por enemigos a gente con quien compartía sangre.

No quería marcar su camino de tal modo, porque si bien ella no tenía remedio, él todavía tenía opciones.

A él, hasta cierto punto, no le habían hecho nada aún...

"Su gente mató a mi marido, a mi yerno. A mi hija...A su madre..."

Sabía que era irracional odiar a todos por lo que hizo uno, más a sabiendas que lo que motivaba a los Malfoy, más allá de sus ideologías, era su temor por ser cazados. Ella podía empatizar con aquello: en las guerras estas de un bando o del otro, y cuando naces en uno es difícil imponerse sin terminar siendo repudiado o asesinado. Su primo fue un gran ejemplo de ello, ambos hermanos Black, de hecho.

Ella incluso, sin querer, había condenado a su familia a aquello. Nada de eso hubiese ocurrido si hubiera aceptado desposar a su primo, pues estaría del lado sádico, y, por ende, se habría salvado de lo peor...

...Pero no se arrepentía...

Ted y Nymphadora eran lo mejor que jamás había tenido, y gracias a ellos tenía a su Teddy, el bebito más perfecto que jamás hubiese conocido. Se habían ido, sí, pero le habían dejado algo por lo cual vivir.

Y ella deseaba que por lo menos él viviese en paz...

- ¿Cómo está mi pequeño Teddy? – el bebé soltó un gritillo de alegría mientras que se apoyaba en los barandales de su cuna para pedir que se le alzara en brazos-. Mi niñito, que grande te pones todos los días... ¿Tienes hambre? - Teddy se abrazó a su pecho, limpiándose el hilillo de baba que descendía de su boquita torpemente, haciéndola reír.

Todavía recordaba las primeras semanas en las que Teddy no podía ser cargado por una mujer sin buscar alimento en ella, después de todo, Dora lo había alimentado el poco tiempo en que lo tuvo junto a él y le había costado adaptarse a otra mujer que no fuera su madre. Su pequeño, a pesar de eso era el bebito más adorable y tranquilo que jamás habían visto sus ojos en su larga vida. Le dio el biberón mientras cambiaba su blusa, tratando de no lucir tan cansada.

Suspiró: jamás se lo reconocería a sí misma en voz alta, pero vaya que se notaba que había nacido siendo una Black.

A pesar de su estado miserable, de su edad, de su cansancio, de su evidente bajo peso... seguía viéndose bella. Era una hermosura agonizante, pero belleza finalmente. Confiaba en que llevar a Teddy en brazos le daría un aspecto más alegre. Le puso algo abrigado y, tras preparar el bolso con las cosas que pudiera necesitar Teddy, se apareció en Wiltshire y, distraída entre los balbuceos infantiles de su nieto y la belleza antigua del lugar, se encaminó a la enorme mansión que destacaba alejada de todo el pueblo: la Mansión Malfoy.

Era casi ilegal lo que hacía, de hecho. No la meterían a ella a Azkaban, desde luego, más bien, el castigo iría para con ellos...pero ella no iba a ocasionarles problemas...al menos no por ahora.

Se sorprendió de lo fácil que era entrar a los terrenos, pues pensó que sería una odisea, o incluso, imposible. Él pequeño hizo un pequeño berrinche al no poder ir a jugar con los pavorreales que por alguna razón seguían en el patio. No se imaginaba a Narcissa cuidando de ellos, menos a un chico tan joven como Draco. Eran parte las excentricidades que hacía mucho había dejado de comprender, más específicamente, tras conocer a Ted y darse cuenta de que todo eso era insignificante en un hogar, que lo importante era la calidez del amor familiar. Esa casa parecía un témpano de hielo a pesar de haber sido residencia de una familia.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora