Reunión

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Aquello no era raro en lo absoluto.

Seguro que muchas otras parejas habían tenido que lidiar con algo similar en algún momento de su relación. Harry y Ginny se las arreglaban con Teddy a pesar de su corta edad, después de todo. No debería ser tan difícil, ¿verdad?

Raro o no estaban en Australia, lejos de cualquier amigo o conocido que los guiase, cuidando a un bebé que resultaba ser su hermano mientras sus padres estaban inconscientes en la sala de estar.

- ¿Qué pasa, Ferdie? – claro, no contaron con que el pequeño Wilkins fuese más quejumbroso que el pequeño Teddy Lupin-. Ron, creo que no tiene hambre- comentó al ver que rechazaba el biberón, algo angustiada. El pelirrojo, quien, si bien tampoco tenía idea de qué podía estar molestando al niño, decidió darle el relevo un rato, pues al menos él no estaba tan estresado como Hermione.

-Oye, amigo, ¿qué pasa? - le habló al niño con voz suave, tratando de distraerlo de su lloradera. Para Ron era rarísimo pensar que estaba arrullando a su cuñado-. Sé que no somos tus padres, pero ella es tu hermana. Es un poco grosero no dejarla dormir...

-Soy una extraña para él, y esto es una pesadilla para las dos...- Ron la miró con pena, pero a los pocos minutos de estar rebotando suavemente con el bebé, este empezó a calmarse, sus llantos reduciéndose a unos intentos de balbuceo-. ¿Lo hechizaste? – preguntó la castaña incrédula. Lo miraba como si hubiese descubierto la cura del vampirismo.

-No, yo...supongo que se cansó de llorar. Yo también lo haría, ya es tarde...

-...Estuve a punto de poner pócima para dormir en su mamila...-Ron rió suavemente, tratando de quitarle peso a la angustia de su novia-. ¡Estoy hablando en serio!

-Ya sé. Yo también...

- ¿Qué hiciste?

-Lo mismo que tú, te digo, creo que es cosa de él...- Hermione suspiró, sonriendo un poco al ver como el pequeño miraba atentamente a Ron, curioso.

-Creo que no le agrado- Ron se sorprendió al notar neutralidad al decir eso-. Al menos a alguien de mi familia ya le agradas...- y cómo no, si en menos de 5 minutos lo calmó, cuando ella estuvo batallando por más de 10 minutos.

-...Mi familia tiene buena mano con los niños. Creo que fue una habilidad de supervivencia aprendida y hereditaria, teniendo tantos...pero él te adorará. Seguro solo le extraña que te parezcas tanto a su mamá sin serlo...

- ¿Crees que lo note?

-Si tiene tu mente, sí- ella lo besó, agradecida, antes de tomar a Ferdinand en brazos.

-Iré a cambiarlo para que duerma- él asintió, sintiéndose extraño. No era desagradable, ni siquiera llegaba a lo incómodo...pero era raro.

Les quedaba claro que, aunque no desastrosos, a ambos aún les faltaba mucho para poder siquiera pensar en cuidar de un bebé por tanto tiempo, y solo les quedaba esperar a que los verdaderos padres del niño despertasen para cuidarlo.

- ¿No ha habido cambios? - le preguntó Ron a Monroe, quien cada hora revisaba el estado de los señores, en busca de alguna anormalidad. La aurora negó con la cabeza-. En su experiencia, ¿cuánto tiempo estarán así? – aprovechó que Hermione no estaba en busca de una respuesta más sincera, pues notó que, con ella en el cuarto, ellos trataban de dorar la píldora, por su bien y por piedad a sus nervios. Él no ocupaba sutileza.

-Lo que dijimos, señor Weasley: es difícil saber. No más de un mes, pero incluso si fuese un año, estaría de suerte: como bien sabe, la mente es complicada, el cerebro es un órgano complejo, y muchos hechizos que los involucran son irreversibles, ¿u olvidó a Lockhart? – Ron se sorprendió por la mención del tipo, pero negó con la cabeza, avergonzado-. Ellos pudieron terminar igual, y no tiene idea de la cantidad de gente comatosa en San Mungo por hechizos desmemorizantes...tardarán lo que tengan que tardar...

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora